Hoy, 26 de julio celebramos el Día de los abuelos, esas figuras que están cuando más se las necesita, que nos ayudan a conciliar y que nos salvan de un aprieto. Desde Educar es Todo queremos sumarnos a este homenaje y reivindicar la importancia de escucharles, de hacer una escucha activa y de aprender de sus vivencias.
Nos influyen en nuestro modo de educar a nuestros hijos e hijas
Al escuchar a los abuelos de nuestros hijos absorbemos sus conocimientos y valores. Fueron personas que no tenían todas las herramientas y todo el conocimiento que ahora poseemos para educar, y a pesar de todo, nos sacaron adelante.
Aplicar sus consejos, acudir a ellos en caso de dudas pero sobre todo, escucharles en el día a día, nos va ayudar a saber educar mejor a nuestros hijos. Para nuestra experta la psicóloga Patricia Ramírez, escuchar a su abuela le ha influenciado mucho a la hora de educar a sus 4 hijos: “Hablaba con mis hijos en la cocina de mi abuela, de lo que me había supuesto para mí. Y en ese momento dije: yo quiero que mis hijos cuando sean mayores y tengan hijos, quiero que le hablen a sus hijos de la manera en la que yo estoy hablando de mi abuela. Así que tengo que ser mi abuela con ellos. Es la huella que quiero dejar”, nos relató en este directo.
Los hijos vienen sin manual de instrucciones.
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Para que la historia perviva de generación en generación
No solo tenemos que hacer una escucha nosotros como padres y madres hacia nuestros progenitores, sino que tenemos que enseñar a nuestros hijos que escuchen a sus abuelos.
Las historias que vivieron nuestros abuelos, sus episodios más felices, más complejos, más importantes van a enriquecer las vivencias de nuestros hijos. Podemos aprender de la resiliencia de ellos para que nuestros hijos también la trabajen desde pequeños. Además, la historia si no se cuenta o no se deja por escrito, se pierde. Por eso, la escucha activa es esencial para transmitir la historia de nuestra familia de generación en generación.
Porque ellos también tienen necesidades y necesitan descansar
Relegamos nuestra conciliación en los abuelos y abuelas. Suelen ser nuestros héroes al rescate: les recogen del colegio, les dan de comer, pasan las tardes con ellos hasta que volvemos del trabajo… Nos prestan su tiempo de relajación y disfrute para echarnos una mano con la crianza, ya que no damos más abasto. Sin ellos, en muchas ocasiones, no habría conciliación entre nuestra vida laboral y familiar. Según datos de 2018 de la Encuesta de Población Activa (EPA), casi un 20% de los padres y madres tienen que organizar el cuidado de los hijos con la ayuda de los abuelos (u otros parientes y amigos).
Son los que nos permiten que podamos también atender a nuestras propias necesidades: tener nuestro tiempo en pareja, tiempo para nosotros mismos, para desarrollar hobbies o hacer un pequeño viaje. Pero tenemos que pararnos a hacer realmente una escucha activa: saber cuando ellos tampoco pueden hacerse cargo de los nietos y cuando necesitan también su tiempo libre, más que merecido.
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