Diagnóstico de Susana Griso: falta de empatía en estado grave

Quizás hayas visto o ha llegado a tus oídos la conversación de Susana Griso con una licenciada en medicina en la que la presentadora estuvo muy desafortunada. Si no lo has visto aún, aquí tienes la entrevista completa.

El diagnóstico que desde Gestionando hijos le ofrecemos a Susana Griso, a Francisco Rosell (director de El Mundo) y al economista Daniel La Calle, presentes en la conversación y que alentaron a la presentadora, es el mismo: falta de empatía en estado grave con posibles secuelas de egoísmo recalcitrante y nula capacidad de escucha.

Nos imaginamos la conversación de Griso, Rosell o La Calle con sus hijos y queremos ayudarles a que mejoren su capacidad de ponerse en el lugar del otro.

He aquí algunas medicinas que hemos preparado para que los tres profesionales puedan administrarse con carácter de urgencia:

  • Dos cucharadas para toda la vida de: “Los problemas de tus hijos son sus problemas no son una repetición de los problemas que tú tuviste de joven“. Es decir, si una persona te expresa un malestar (en el caso de la médico de la conversación de Griso “lo hemos pasado muy mal, tenemos ansiedad, hemos visto muchas muertes”), conversa sobre ese malestar, intenta entenderlo y no te pongas como ejemplo contando todos los malestares que tuviste en tu vida.
  • Una pastilla de escuchar. Dosis máxima. Si no escuchas con atención lo que te está diciendo la persona con la que hablas, no la vas a comprender. Solo vas a entender lo que tú crees que ha dicho. Para escuchar hay que ser generoso y dejarse la atención en ello.
  • Una inyección de confiar por vía intravenosa. La verdad de la persona que te está hablando es incuestionable. Así es como se acude a una conversación con tu hija o con tu hijo (o con tu invitado en la tele). No se conversa pensando que te van a engañar. ¿Quieres que hagamos lo mismo contigo? Piénsalo.
  • Debe acudir a que le den tratamientos de shock de “Admirar“. Muchas personas son admirables. Diría que la gran mayoría de ellas. Tus hijos también (y la médico de la entrevista también). Pero, claro, uno puede quererse tanto que solo ve admiración en sí mismo. Esta patología cansa mucho porque estás pensando todo el rato lo bien que lo haces tú y lo mal que lo hacen tus hijos.

Si queremos triunfar, disfrutar como educadores necesitamos ser grandes “profesionales” de la empatía, de entender lo que sienten nuestros hijos, nuestro jóvenes, de ayudarles desde el respeto aportando nuestro conocimiento con humildad y no con la prepotencia que Griso, Rosell y La Calle demostraron en “Espejo Público”.

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Leo Farache

Nacido en Madrid, de la añada del 63. Su vida profesional ha estado ligada al mundo de la comunicación, gestión, marketing. Ha dirigido algunas empresas y escrito tres libros (“Los diez pecados capitales del jefe”, “Gestionando adolescentes”, “El arte de comunicar”). Ha ejercido de profesor – “una profesión que nos tenemos que tomar todos más en serio” – en la Universidad Carlos III, UAM y ESAN (Lima) en otras instituciones educativas. Es padre de tres hijos y ha encontrado en la educación su elemento. Fundó en 2014 la empresa Educar es todo desde donde opera esta iniciativa cuyo objetivo es ofrecer ideas e inspiración educativa a madres y padres que quieren saber más para educar mejor.

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