El antifaz que nos ayuda a aprender a escuchar

¡A ver si me escuchas! ¡Cómo te vas a enterar, si no escuchas! ¡Deja el puñetero móvil y atiéndeme, que después pasa lo que pasa!

Muchos tenemos la impresión de que la habilidad para escuchar se está deteriorando y que nuestros hijos son una de las principales víctimas de esa pérdida. Sí, se trata de una pérdida, porque no saber escuchar es limitar nuestra capacidad para aprender, disfrutar de nuestras relaciones con los demás. Así pues, te propongo que en vez de enfadarnos con nuestros hijos diciéndoles que no escuchan, nos tomemos muy en serio ayudarles a aprender a desarrollar esa destreza que, por otra parte, también escasea en el mundo adulto.

Si valoramos la tarea de escuchar como una habilidad (saber escuchar) y no tanto como una voluntad (querer escuchar), nuestra aproximación educativa será muy diferente. Nos convertiremos en posibilitadores (déjame que te muestre) y dejaremos nuestro papel de regañadores (lo haces mal, eres un desastre).

Hemos acudido a un taller de Marga Santamaría dentro de las terceras jornadas MIAC. En este taller, la escucha fue una de las protagonistas; una de sus propuestas a los asistentes fue un ejercicio que te propongo llevar a vuestros hogares. Se trata de una escucha con antifaz.

Dos personas (por ejemplo, tu hija o hijo y tú, o dos hermanos) se sitúan uno enfrente del otro, ambos con un buen antifaz a través del cual no se puede ver nada. Uno de ellos va a contarle al otro algo especial y personal – puede ser un suceso que le ha emocionado, algo que le preocupe, un proyecto sobre el que estén puestas muchas ilusiones- . Será durante tres o cuatro minutos, la duración tampoco importa mucho. Lo importante es que la persona que escucha lo hará con atención, sin distracciones y, además, sabe de antemano que va a tener que repetir con sus propias palabras lo que la persona que ha hablado le ha contado con el mayor detalle posible para así demostrar su capacidad de escucha e interpretación de lo entendido. Ambos disfrutarán de sus funciones conversativas: uno expresando, otro escuchando y, por tanto, aprendiendo de lo que la otra persona ha compartido. El ejercicio se vuelve a repetir con un intercambio de papeles.

Tuve la oportunidad de hacer este ejercicio en el taller al que antes hice referencia. La persona con la que compartí diálogo con antifaz era Jairo, un joven profesor de 26 años de edad que me relató sus miedos y angustias. Me dijo que había conseguido superarlos y lo que había aprendido. Me explicó que sus aprendizajes le han permitido ayudar a sus alumnos, que también sufren temores que no les permiten ser felices. A medida que el relato de Jairo avanzaba, me fui emocionando. “Cada persona tiene una emocionante historia que contar, cada persona tiene un tesoro lleno de lecciones de vida, sabiduría y experiencia” dice Omid Scheybani en una conferencia TED. El joven profesor gallego me regalo eso: un gran tesoro.

Si aprendemos a escuchar descubriremos grandes tesoros tanto en la vida de nuestros hijos como en la nuestra. Si eso no ocurre, pasaremos por delante de esos tesoros y no seremos capaces de darnos cuenta de que existen.

Pasar por la vida sin haber escuchado es tener menos vida. Te propongo que como madres y padres seamos ambiciosos y nos planteemos objetivos educativos transcendentales que demuestren que somos capaces de distinguir lo importante de lo aparente. Es cierto que no hay ninguna especie que se dedique a almacenar como lo hacemos nosotros y también no es menos cierto que no hay ninguna especie de tenga la capacidad de escuchar como la nuestra. Nosotros como educadores debemos distinguir y elegir qué es lo verdaderamente esencial y prioritario.

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Leo Farache

Nacido en Madrid, de la añada del 63. Su vida profesional ha estado ligada al mundo de la comunicación, gestión, marketing. Ha dirigido algunas empresas y escrito tres libros (“Los diez pecados capitales del jefe”, “Gestionando adolescentes”, “El arte de comunicar”). Ha ejercido de profesor – “una profesión que nos tenemos que tomar todos más en serio” – en la Universidad Carlos III, UAM y ESAN (Lima) en otras instituciones educativas. Es padre de tres hijos y ha encontrado en la educación su elemento. Fundó en 2014 la empresa Educar es todo desde donde opera esta iniciativa cuyo objetivo es ofrecer ideas e inspiración educativa a madres y padres que quieren saber más para educar mejor.

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