El destino de las emociones

¿De dónde vienen las emociones? ¿Cómo llegan a nuestra vida? ¿Qué situaciones disparan su aparición? Esas y muchas otras preguntas llegan a nuestra mente cuando las emociones aparecen en nuestra vida.

Las emociones y los sentimientos que surgen como reacción a un hecho externo o interno sirven como mecanismo comunicativo y que afectan al pensamiento y a las acciones de la persona. Pero ¿qué hay detrás de cada emoción?

Ira: furia, resentimiento, indignación, irritabilidad, hostilidad y, tal vez de manera extrema, violencia y odio.

Tristeza: congoja, pesar, melancolía, pesimismo, autocompasión, soledad, abatimiento.

-Temor: ansiedad, nerviosismo, preocupación, actitud de alerta, inquietud, cautela, incertidumbre,, miedo, fobia y pánico.

Sorpresa: conmoción, asombro, desconcierto.

Disgusto: desprecio, menosprecio, aborrecimiento, aversión, disgusto, repulsión

Amor: aceptación, simpatía, confianza, amabilidad, afinidad.

Vergüenza: culpabilidad, molestia, disgusto, remordimiento, humillación, arrepentimiento.

 

Gestionar las emociones significa algo muy diferente a controlarlas. Implica entenderlas, regularlas y canalizarlas dirigiendo las situaciones a nuestro beneficio, al de nuestro entorno y al de las personas que nos rodean, principalmente nuestros hijos.

Es fundamental ponerle nombre a las reacciones que ellos tengan, a las reacciones que nosotros, como adultos, tengamos. Recordemos que el mejor aprendizaje se realiza a través del ejemplo, por eso considero necesario poder ponerle un nombre a cada emoción.

 

¿Qué podemos hacer para que nuestros hijos, y los adultos también, aprendamos a poner el nombre que corresponde a cada emoción?

 

Para enseñar a dar nombre y reconocer los sentimientos y/o emociones son de gran ayuda los juegos, cuentos, historias, tarjetas con dibujo, etc. Podemos aprovechar el espacio de contar cuentos para que puedan identificar las diferentes emociones de los personajes. También podemos ayudarlos a que dibujen los rostros de los personajes ilustrando la emoción que están sintiendo.

Debemos dejar que los niños y jóvenes expresen sus sentimientos y emociones, y como adultos escuchar y expresar las emociones propias. El autoconocimiento y la autoconciencia, capacidad de saber qué está pasando en nuestro cuerpo y qué estamos sintiendo, son dos de los pilares fundamentales para desarrollar la inteligencia emocional. Asimismo, es importante aprender a relacionar los gestos faciales con los sentimientos. Es esencial que los niños y jóvenes puedan aprender a “leer” las caras de las personas con las que interactúa para entender cómo se están sintiendo.

 

Hay que enseñar que en la vida no siempre se puede tener lo que se quiere

 

Además, tenemos que enseñarles que en la vida no siempre se puede tener lo que se quiere. Hay que enseñarles a esperar hasta que llegue el momento de tener lo que se quiere y, que en el mientras tanto, tenemos que seguir viviendo, disfrutando y preocupándonos por nosotros y las personas que nos rodean.

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Eliana Delacour

Maestra de Educación Infantil, especialista en neurociencia y diplomada en inteligencia emocional. Coach ontológico en formación, apasionada por la educación. Su estrategia de enseñanza es educar con el corazón, priorizando un aprendizaje significativo.

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