Parece una misión imposible: competir con el móvil de nuestros hijos. Pero no solo nosotros, absolutamente TODO. Nada puede competir con él. Su atención siempre va primero a todo lo que allí ocurra.
Suena un mensaje, inmediatamente lo miran. Una notificación de Tik Tok, por supuesto que miran de forma inmediata. Da igual lo que estén haciendo: viendo una serie, estudiando, leyendo, en una quedada con amigos, en una comida familiar… el móvil siempre va primero.
Más allá de la anécdota, este tema trasciende mucho más allá. Nos mete de lleno en el concepto ‘multitarea’, y en sus consecuencias.
¿Es de verdad nuestro cerebro multitarea?
La promesa de la multitarea es muy atractiva: si podemos hacer dos cosas a la vez ahorramos tiempo, esfuerzo, somos más productivos… Pero, ¿es esto realmente así? ¿De verdad pueden nuestros hijos hacer todo a la vez que atienden al móvil?
La investigadora Catherine L’Ecuyer revela en su segundo bestseller Educar en la realidad que en un estudio sobre multitarea organizado por Clifford Nass se concluía que “los que practican la multitarea son enamorados de la irrelevancia”. “Eso quiere decir”, aclara L’Ecuyer, “que no saben por qué ni para qué hacen lo que hacen”.
En este estudio se medía la memoria de trabajo, la capacidad de oscilar la atención con agilidad entre tareas y la capacidad de filtrar información por relevancia. “Los datos del estudio concluyeron que los que hacen multitarea tecnológica tienen peores resultados en cada uno de los parámetros”, señala Catherine L’Ecuyer.
Por puntualizar, Catherine L’Ecuyer en su libro nos explica que no es lo mismo tomar chicle mientras se camina que “hacer a la vez dos o más actividades que requieran procesar información”. Por tanto, nuestros hijos pueden hacer acto de presencia en las actividades simultáneas de estudiar y consultar mensajes del móvil, pero no atenderlas a la vez. Y aquí está la clave: hacer acto de presencia no es lo mismo que atender una tarea.
Comer frente a una pantalla, el primer contacto con la multitarea de nuestros hijos
“Muchas veces cuando queremos que nuestro hijo cene le ponemos un móvil delante que lo que hace es desactivar esta conexión. En vez de enseñar al niño a focalizar su atención, le enseñamos a que tiene que estar atento a distintas cosas a la vez”, nos decía el neuropsicólogo Álvaro Bilbao en una de sus ponencias en nuestro evento.
Mientras grandes ejecutivos pagan mucho dinero para aprender a tener una atención más plena (el famoso “mindfulness”), “nosotros nos empeñamos en que nuestros hijos tengan una atención más corta, más limitada y más disgregada”.
Si enseñamos a nuestros hijos a estar con los videojuegos, el móvil, la tele, las redes sociales, la profesora y la pizarra a la vez, leer un libro le parecerán una tarea de lo más aburrida, perderán la capacidad de disfrutar de la lectura. Pasar un buen rato con un amigo en un parque le parecerá mucho más aburrido que ir a casa y conectarse en el ordenador y poder hablar con 10 a la vez.
Y esto les pasa a ellos, pero también a nosotros. ¿O acaso no has cogido el móvil mientras veías una película tranquilamente en el sofá porque poco a poco hemos ido acostumbrando a nuestro cerebro a recibir más de un estímulo a la vez y estar recibiendo solo uno nos aburre?
De hecho, en YouTube se ha habilitado la opción de ver los vídeos a más velocidad. La explicación que encuentra Catherine es que “no podemos aguantar la lentitud a causa de esta sobrestimulación”.
Y esta sobrestimulación, que nos afecta a todos, es más grave aún en el caso de nuestros hijos. Su cerebro aún no se ha terminado de formar y las consecuencias que esto puede tener sobre su corteza prefrontal y, por tanto, a nivel cognitivo, son enormes.
Claves para fomentar una atención pausada y no perderse en la multitarea
De todas estas reflexiones se puede deducir que la multitarea tecnológica no supone un beneficio para nuestros hijos y que es mejor encaminar nuestros esfuerzos educativos a fomentar su atención pausada y focalizada, lo que hoy llamamos «mindfulness». ¿Cómo lo podemos conseguir?
- Dar ejemplo. Dejemos móviles, ordenadores, televisores y tablets a un lado cuando empecemos una conversación, o aplacemos esa conversación para cuando podamos atenderla. No nos limitemos a hacer acto de presencia en nuestra vida, saboreémosla. Del mismo modo, si queremos disfrutar de una película, ¿lo haremos mientras estamos tuiteando o consultando Facebook?
- No caer en la tentación de fomentar la multitarea en nuestros hijos. Comer con la tablet, ofrecer el móvil para que jueguen con amigos… puede parecer muy tentador. Pero así evitamos que nuestros hijos dejen de prestar atención a sus amigos o a sus sensaciones corporales, algo que luego querremos que recuperen con meditación y mindfulness.
- Fomentar un ocio activo y al aire libre. Caminar por el campo, jugar al aire libre con amigos, leer un cuento juntos, ver una película y comentarla, practicar algún deporte… puede ayudar a nuestros hijos a conectar con el presente, con sus propias sensaciones corporales y a procesar mejor la información.
- Organizar los tiempos de atención para evitar distracciones excesivas. Al igual que en el trabajo no dejamos sin terminar tareas para consultar nuestras redes sociales, sería necesario organizar los tiempos de atención de nuestros hijos para evitar que se perdieran demasiado en distracciones. Por ejemplo, podemos ayudarles a distribuir las tareas con periodos de descanso para garantizar que su atención esté focalizada.
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