El reto de derribar muros y tender puentes

María Soto Álvarez de Sotomayor nos cuenta en este post sus reflexiones sobre sus talleres con padres y madres, en los que trata de derribar muros que nos separan y construir puentes de conexión con los hijos e hijas.

María Soto Álvarez de Sotomayor nos cuenta en este post sus reflexiones sobre sus talleres con padres y madres, en los que trata de derribar muros que nos separan y construir puentes de conexión con los hijos e hijas. María impartirá el 8 de diciembre, en el marco de la semana Gestionando Hijos,un taller sobre paciencia, esa eterna asignatura pendiente en la educación de nuestros hijos. 

“Muchas gracias por venir”. Sólo puedo empezar así. Sólo me salen esas tres palabras cuando recorro con la mirada al grupo de madres y padres que se toman la molestia de acudir a mis talleres. Realmente me gustaría decirles muchas más cosas, pero el tiempo está muy medido. Hay mucho que hacer.

Ahora escribiendo esto, sin límites ni esquemas, si pudiera volver a recorrer todas esas miradas con calma, parándome en cada uno, acercándome y conectándome con cada historia sin tener que mirar el reloj, les diría que para mí es un privilegio poder escucharles a ellos, poder recibir sus inquietudes y dudas para nutrir con sus experiencias mis ganas de seguir trabajando.

Les diría que cada taller para mí es una gran responsabilidad, como una “sanación” en la que puedo desagraviar gritos, insultos, bofetadas o cuartos oscuros que infinidad de niños han tenido que sufrir “porque vas a aprender por las buenas o por las malas”. Me hace pensar que podemos, en cierta manera, ayudar a cambiar poquito a poco las cosas. Y les agradezco la humildad y la confianza. El interés y la generosidad. Y no me avergüenza decir que hasta los abrazaría uno a uno, pero no hay tiempo y no procede. De momento.

El hecho de sentarme en círculo con ellos y poner en el centro de la habitación y en el epicentro de nuestras prioridades a la infancia y a la educación, me hace sentirme agradecida, aliviada y fortalecida. Pero sobre todo esperanzada. El cambio pide paso.

Cada taller lo vivo como hija, madre, hermana…como profesional, como amiga, como testigo de mil infancias anónimas con las que me cruzo cada día.

Y es que facilitar a un grupo de madres/ padres y educadores el camino hacia una educación consciente se me hace demasiado grande como para describirlo en unas cuantas líneas, pero me gusta hacerlo hablando de su lenguaje no verbal. Puede ser por haberme dedicado a la Logopedia o por empatía, pero lo cierto es que me fijo siempre en los gestos, movimientos y posturas. Me gusta leer en la gente lo que pueden estar sintiendo o pensando porque nos pasa a todos: en ocasiones no podemos expresarlo con palabras pero somos chivatos indiscretos de lo que nos pasa por dentro.

Cuando empiezo agradeciendo y presentándome veo caras concentradas, esperando, miradas fijas y expresiones más serias de lo que me gustaría muchas veces. Veo brazos y piernas cruzadas.
Estamos sentados unos enfrente de otros y mi reto es hacer que derriben sus muros y empiecen a construir puentes, hacia mí, entre ellos, y hacia sus hijos. Facilitarles el camino hacia la conexión.

Les cuento, ellos hablan, trabajamos, vivenciamos, procesamos, reflexionamos, y después de haber compartido esas horas de evolución, de aprendizaje y de emoción ya no hay caras rígidas o miradas fijas, no hay brazos o piernas cruzadas. Hay personas sentadas en el borde de una silla gesticulando mientras dejan fluir todo lo que están experimentando. Es como un huracán que barre prejuicios, miedos, culpas y oscuridad para dejar paso a miradas con luz, a un millón de respuestas y a expresiones animadas que quieren decir “ahora sí”.

Se oye un “click” general de mentes trabajando en la apertura. Se respira un ambiente de emociones contenidas y de corazones acelerados bajando una montaña rusa al mismo tiempo porque, como muchos me dicen al abrazarme para irse: me has dejado tocadísima, tocadísimo.

Ser parte del proceso de cambio de familias que no se conforman simplemente con “condicionar” a sus hijos, que quieren respetarlos para enseñarles que la vida sólo funciona si nos tenemos en cuenta los unos a los otros es, después de educar a mis propios hijos, lo único que consigue que a veces me tiemble la voz. 


Para más información sobre los talleres que imparte María Soto Álvarez de Sotomayor, puedes consultar su blog y su página de Facebook.

 

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María Soto

María Soto es entrenadora de padres y educadores certificada por la Positive Discipline Association, fundadora del Proyecto Educa Bonito, escribe artículos e imparte charlas y talleres sobre Disciplina Positiva en centros educativos, asociaciones de padres y organizaciones. Tiene su propio blog “Educa bonito”. Además, es logopeda especializada en comunicación efectiva y trastornos infantiles. Alguno de sus libros: “Educa bonito. Educación positiva para crecer desde el cariño y el respeto mutuo”.

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