¿Elegir la crianza es un paso atrás para la mujer?

El patriarcado da por hecho que toda mujer desea ser madre y que todas llevamos el instinto maternal dentro. Por otro lado, la sociedad capitalista y basada en la productividad nos fuerza a dejar a nuestros hijos al cuidado de terceros y seguir con nuestro desarrollo profesional produciendo.

Pues bien, afortunadamente la sociedad, a través de las reivindicaciones de innumerables mujeres, ha cambiado el concepto de la obligatoriedad de ser madres, dando lugar a la aceptación de que no todas las mujeres desarrollarán o priorizarán el tener hijos. Se ha alcanzado cierta autonomía para decidir con libertad. Por otro lado, los derechos en cuanto a lo laboral no están tan claros y generosamente distantes de la aceptación social, ya que no hay espacio para la crianza y, por ende, tampoco para la conciliación. Y ni que decir de la decisión de ser madre y cuidar de tus propios hijos. No hay red de seguridad en ningún sentido para las mamás o papás que se quedan al cuidado de los peques. Siendo aún peor para con las madres por el simple hecho de ser mujeres, y la cambiante vara de medir que sacamos según estemos hablando del padre o de la madre. Las mujeres, hagamos lo que hagamos estamos creamos controversia, como dice el psicólogo Alberto Soler.

 

No hay red de seguridad en ningún sentido para las mamás o papás que se quedan al cuidado de los peques. Las mujeres, hagamos lo que hagamos estamos creamos controversia

Algo innegable es que hombres y mujeres no somos iguales y funcionamos de manera distinta. Ahora bien, todos somos personas y todos debemos tener los mismos derechos y obligaciones, debemos ser valorados por igual, respetados y aceptados. Las mujeres vivimos en una lucha constante por la igualdad y creo que esto, en ocasiones, desvirtúa los conceptos y confundimos tener las mismas oportunidades laborales con estar obligadas a producir para la sociedad, compartir las obligaciones en casa pero, sin embargo, quedarnos con toda la carga mental de la gestión del hogar, tener que ser perfectas en todo y para todos para demostrar nuestra valía, sentirnos culpables y juzgadas si decidimos criar a nuestros hijos durante unos años en lugar de trabajar fuera de casa…

 

¡Que no pasa nada si no podemos con todo!

Ni nosotras, ni tampoco ellos pueden con todo, de ahí la repartición de tareas, cargas mentales y trabajo en equipo en la unidad familiar. Si eres emprendedora y tu pareja puede ocuparse de los peques, si sois los dos empleados y los horarios os cuadran, si tenéis que contratar a alguien que os ayude, o cualquier otro modelo familiar, es perfecto si para el funcionamiento de tu casa lo es. La meta es conciliar y de este modo poder trabajar, cuidar a los niños, que tengáis tiempo para el autocuidado y paséis tiempo de calidad en el hogar. Esto es lo que te procura el equilibrio.

Vivimos en un sistema al que le falta todavía mucho por madurar, en cuanto a igualdad real se refiere, para poder aceptar que una mujer tome una decisión sea cual sea, se acepte sin prejuicios, se valore por igual tanto en el hombre como en la mujer y, de este modo, un hombre que se encarga de cuidar a sus niños no es un padrazo, ni la madre que se queda a cuidar a sus niños es una ama de casa; o el padre que trabaja fuera es un gran padre proveedor y la madre que trabaja fuera está mal vista por dejar sus hijos al cuidado de su padre o de terceros; ni un hombre es un padrazo por llevar los niños al parque o cambiar un pañal y la madre en la misma situación no recibe el mismo reconocimiento.

A esto se le suma que la carga mental del hogar generalmente la asume la madre por instinto, mientras que, aunque el padre sea colaborador en casa, ponga lavadoras o bañe a los peques no asume la parte de carga mental de la logística familiar y, por lo tanto, no es compartir responsabilidades, solo tareas. Hay mucho por hacer.

Hoy día las mamás que eligen el camino de la crianza ya no deberían ser condenadas a depender de los ingresos de su pareja, expulsadas del mercado laboral, o juzgadas socialmente, debería ser un derecho. Mientras avanza la sociedad y entendemos que los hijos necesitan mucho ya desde antes de nacer hasta su adultez y que somos los responsables de la arquitectura de las futuras generaciones, debemos organizarnos como familia en casa y no como individuos aislados. Resulta un tanto hipócrita que no esté remunerado y no se valore la crianza de los hijos propios y sí de los ajenos.

 

Resulta un tanto hipócrita que no esté remunerado y no se valore la crianza de los hijos propios y sí de los ajenos

Lo ideal sería un apoyo hacia la crianza, de nosotros como adultos responsables, en forma de división de carga mental y trabajo a partes iguales entre los miembros de la pareja y en todos los ámbitos, pero se me antoja como la gran utopía en la sociedad del bienestar que hemos montado. Por esto mismo cada familia se organiza como puede y quiere.

 

Por favor, cuidemos de los niños como se merecen ahora que tenemos la información y los recursos y démosle ese espacio a la crianza y a la educación porque es la base del progreso como sociedad. ¿Es entonces retroceder en derechos para la mujer elegir criar o precisamente es adquirirlos para ser libres como iguales, para poder decidir sin ser juzgadas por la distinta vara de medir con respecto a los hombres? Si buscamos igualdad entre personas indistintamente del género femenino o masculino ¿qué refleja mayor igualdad, tener la presión social de la obligación de trabajar fuera de casa para obtener la valía como persona o ser libre de elegir lo que consideres mejor para ti y tu bienestar y ser valorada igualmente?

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Marta Calvo Martinez

Maestra de lengua extranjera en primaria y certificada en disciplina positiva en familia y en aula. Educadora por vocación. La experiencia ejerciendo la profesión, así como el aprendizaje por curiosidad y como mejora continua de la praxis marcó un antes y un después al convertirse en madre de mellizas. La búsqueda de una manera más respetuosa y asertiva de relacionarse con sus hijas abrió las puertas a “educar en positivo” como filosofía de vida y le ofreció una gran amplitud de miras con respecto a la crianza, las relaciones, la sociedad y la educación.

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