Familias enlazadas: cuando el mayor enemigo es la culpa

Cuando piensas en el modelo de familia estándar: madre, padre e hijos, ¿te los imaginas sin conflictos, todos felices y sonrientes, sin problemas…? ¿Crees que es posible? Entonces ¿por qué cuando hablamos de una familia enlazada todo tiene que ser bucólico y perfecto? Todavía hay demasiados prejuicios sobre cómo han de ser este tipo de familias ,y déjame que te diga: son familias iguales a las demás, por lo tanto, tienen problemas, conflictos y desavenencias de la misma manera. Y esto ha de quitarte mucha presión si formas parte de una.

Hoy quería hablar en concreto de la culpa, este sentimiento, más presente habitualmente entre las mujeres, que se da cuando formas una familia enlazada. En mi caso yo soy la madre de las 3 criaturas, el mayor es de una relación anterior y cuando hay algún conflicto con mi marido o con el padre del niño llega esta culpa martirizadora que no me puedo sacar:  “todo esto es porque yo decidí tener un hijo con esta persona, de la que luego me separé y si no fuera así, este conflicto no se hubiera dado… blablablá….” Y se me olvida que si no tuviéramos este conflicto tendríamos otros, como todas las familias, porque el conflicto es inherente al ser humano.

Si, además, hubiera hijos por parte de mi marido me podría asaltar la culpa de no quererlos tanto como a los míos propios, por ejemplo y sería lícito. Es lógico que la relación no sea exactamente igual que con tus hijos biológicos, depende de muchas situaciones, de si su madre o padre biológico acepta la nueva situación familiar y favorece las relaciones o no. En ese caso de no aceptación de la nueva situación, la criatura puede verse inmersa en un conflicto de lealtades muy potente y muy doloroso para él o ella.

¿Qué hacer cuando la culpa se apodera de mí?

  • Visión hacia adelante

Lo que pasó no se puede cambiar, esta es la situación ahora.

  • ¿Qué puedo hacer yo por mejorar la situación?

Siempre hablo de nuestra parcela de poder, lo que yo tengo en mi mano de cambiar, no voy a poder hacer desaparecer al padre de mi hijo para que no “moleste”, ni voy a poder cambiar a mi pareja para que piense o sienta diferente, por lo tanto, qué haré yo para mejorar la situación o resolver el conflicto si se ha dado.

  • Normalizar la situación,
  • Aceptar que no será perfecta porque, como decía, ninguna familia lo es.

La lupa sobre la madrastra o padrastro

Del lado del padrastro o madrastra, además de esta culpa de la que hablaba, puede que se instale “la lupa: sentir que se observa y se analiza cada situación por parte del entorno, ya sea familiar o en la calle: “a ver cómo trata a sus hijastros, si lo hace exactamente igual que con sus hijos biológicos, a ver si le quiere o si no…”

Aquí, de nuevo, volvamos a nuestro metro cuadrado. No, no nos es posible cambiar a la familia y pedirles que no miren con recelo todo lo que el padrastro o madrastra hace. Podemos tener una conversación, pero dependerá de ellos el cambio, por lo tanto, vuelve a pensar que está de tu mano modificar para controlar la culpa y esa sensación de análisis continuo de tus actos.

Poder desprenderse de la culpa o evitar que esa lupa domine los que haces con tus hijastros. No es sencillo, requiere de trabajo personal, se ha de tener una buena comunicación entre la pareja, donde poder contaros qué os preocupa y de qué manera y tratar de encontrar una alternativa en la que ambas partes os sintáis seguros y a gusto. Si fuera necesario, recurrir a ayuda profesional. No tengas miedo ni vergüenza,  os aportará herramientas para sobrellevar las situaciones que os resulten más complicadas y podréis disfrutar de vuestra familia de manera más tranquila y relajada.

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Sandra Martín

Creadora de Edúcame en Positivo, Educadora de familias en Disciplina Positiva y Encouragement Consultant. Mamá de 3 y miembro de una familia enlazada.

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