No, no es un titular -como se suele decir- clickbait o, dicho de otra manera, uno que llama la atención del lector pero que, al pinchar en él, no hay nada realmente interesante. Más bien, todo lo contrario. Me atrevo a decir que será de lo más interesante que leamos hoy en caso de que no seamos especialmente ducho en estos temas.
Daremos respuesta a tres preguntas:
- ¿Cómo saber si mi email o el de mi hijo ha sido hackeado?
- ¿Qué debo hacer en caso de que esto haya sucedido?
- ¿Cómo puedo prevenir que vuelva a ocurrir?
¿Cómo puedo saber si mi correo electrónico o el de mi hijo ha sido hackeado?
Basta con entrar en la web https://haveibeenpwned.com/ e introducir nuestro correo electrónico. El procedimiento es sencillo: escribimos nuestra dirección de email y pinchamos en la tecla “pwned?”. Si en la pantalla aparece un mensaje con fondo rojo…¡malas noticias! Si, en cambio, aparece en verde, quiere decir que nuestro correo electrónico, por el momento, no ha sido uno de los afectados por las múltiples brechas de seguridad que día tras día ocurren a nivel mundial.
Antes de resolver la segunda pregunta, pongámonos en el peor de los casos. Si sale rojo. O, dicho de otra manera, si el email ha sido hackeado. En ese caso, en esa misma página podemos acceder a información sobre las brechas de seguridad en las que esto ha ocurrido (algunas de las más famosas han sido las de Twitter, SheIn, Canva, Dropbox, LinkedIn…). Tal y como planteábamos desde el título, también el email -o los emails- de nuestro hijo puede haber sido hackeado (los menores suelen tener más de una cuenta de correo electrónico y/o de redes sociales para, entre otras cosas, conseguir más vidas en los videojuegos o hacerse pasar por terceras personas). Podemos hacer nosotros mismo la prueba -introducir la dirección de correo electrónico de nuestro hijo- o podemos decirle que lo haga él mismo y así se conciencie un poco sobre la importancia de la ciberseguridad.
“Muy bien Laura, muy interesante todo esto que me cuentas. Ahora ya me has dado la mala noticia y ya estoy agobiado por saber qué tengo que hacer” -podrá estar pensando usted al leer este post-.
Pues bien, lo primero que tenemos que hacer es cambiar la contraseña de ese correo electrónico. Y si tenemos la terrible y totalmente desaconsejada costumbre de utilizar la misma contraseña para diferentes servicios ¡cambiémosla de inmediato y pongamos una diferente en cada servicio!
La contraseña que debemos poner ha de ser robusta o, dicho de otra manera, combinando mayúsculas, minúsculas, números y caracteres especiales. Además, deberemos permanecer muy atento a los emails sospechosos que recibamos y no abrir nunca un enlace del que no conozcamos con total seguridad su procedencia.
Por el hecho de que cualquier casa pueda sufrir un robo ¿vamos a dormir con la puerta de nuestra casa abierta de par en par?
¿Cómo evito que vuelva a ocurrir?
Debemos adoptar tantas medidas como estén en nuestra mano para hacer de nuestra andadura en Internet -y de la de nuestro hijo- lo más segura posible. Estas son algunas medidas concretas:
- Activar la doble verificación en todos los servicios que lo permitan.
- Mantener el software actualizado.
- Descargar aplicaciones solo de tiendas oficiales.
- No conectarse a Wi-fi públicas.
- Utilizar antivirus.
- Configurar de manera restrictiva las opciones de privacidad tanto de nuestro dispositivo como de nuestras cuentas en redes sociales.
Finalizo con un mensaje muy claro: ni la seguridad ni la ciberseguridad total existen. Pero, por el hecho de que cualquier casa pueda sufrir un robo, ¿vamos a dormir con la puerta de nuestra casa abierta de par en par? Pues… tampoco dejemos abierta de par en par -ni hagamos que nuestro hijo deje la suya- la puerta de nuestra vida digital.
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