Javier Romero: “Un niño no puede estar seis horas sentado en clase focalizando su atención”

Javier Romero es Musicólogo, Pedagogo musical y especialista en músicas africanas y trabaja como profesor Universitario en la Universidad de Alicante. Asimismo, es creador del método BAPNE (Biomecánica, Anatomía, Psicología, Neurociencia y Etnomusicología) que, tal y como lo define en su propia web, es un método de “estimulación cognitiva, socioemocional, psicomotriz y neurorrehabilitativa basada en la neuromotricidad”.

Para ello, “emplea la percusión corporal como recurso didáctico focalizado en la posible estimulación de las funciones cognitivas y funciones ejecutivas”. Un método que tiene como objetivos dirigir la atención, planificar y organizar las metas, trabajar la flexibilidad cognitiva o desarrollar la memoria de trabajo. 

Hemos hablado con Javier para ir abriendo el apetito hasta que podamos disfrutar de él en el evento MIAC ‘El arte de Educar’ el próximo 10 de septiembre. Puedes inscribirte aquí para asistir a la jornada. 

 

-Nos puedes contar un poco en qué consiste el método BAPNE, cómo se puede aplicar en las escuelas… 

El método BAPNE surge de mi experiencia personal en tanto en cuanto he tratado con profesores, padres, familias, ya que todos señalan un mismo punto: el alumnado cada vez más tiene menos nivel de concentración, sobre todo de atención. El nivel de dispersión es cada vez más alto. Lo que se intenta con el método es crear unos recursos basados en el cuerpo, en el movimiento y en la coordinación motora a través de los cuales, posiblemente, se potencie la neuromotricidad. Digo posiblemente porque a día de hoy no existen estudios que, a partir de resonancias magnéticas funcionales de encefalograma con numerosos sujetos, midan que este método potencia la neuromotricidad, aunque sí que hemos hecho estudios más tipo cognitivos. 

La neuromotricidad es algo que puede hacer exclusivamente el homo sapiens, porque está vinculado a la doble tarea. Cuando estás caminando por la calle con una amiga, estás enfocada en tu historia pero te tienes que dirigir a un lugar. Tu cerebro controla ese mapa geográfico, tiene que llegar al sitio correctamente y saber mantener bien la conversación. Ese es un nivel muy bajo de doble tarea, lo hacemos en casa también cuando estamos cocinando mientras estás hablando por teléfono con alguien. Pero hay más altos.

-¿Cómo potencia este método la neuromotricidad? 

Nosotros lo que hacemos es crear un protocolo de actividades desde los seis meses de edad. Al bebé no le hacemos hacer doble tarea, pero sí tenemos actividades para que el niño o la niña empiece a tener movilidad importante. Después lo aplicamos en infantil, primaria, secundaria y con personas mayores, gente con daño cerebral.  Aportamos recursos prácticos dependiendo de la población que tenemos delante, no es lo mismo que un niño 6-8 años que un abuelo que tiene Alzheimer. 

Un ejemplo de nuestro método para potenciar la neuromotricidad es este. Una actividad de coordinación con un baile con diferentes movimientos de brazos y de piernas: se divide en varias secuencias en las que se van añadiendo dificultad. Comienza con una primera actividad en la que se colocan en dos filas mirándose de frente y se aprende una secuencia de movimientos corporales. A continuación, se añade lenguaje a esa secuencia, realizando los movimientos mientras se recita un texto y, finalmente, se realizan ambas actuaciones unidas a la música correspondiente a la danza que se trabaja. Se desarrolla el movimiento corporal, el lenguaje, la inteligencia musical y la memoria entre otros aspectos. 

 -Por el desarrollo cerebral y el desarrollo social de las personas no es lo mismo poner ciertas actividades a un grupo de edad que a otro… 

Justo. Por supuesto que el desarrollo cerebral es esencial, pero también el social. En ese cerebro social viene algo muy importante: el nido en el que ese niño ha crecido. Por ejemplo, si en casa se le ha potenciado el deporte, si yo estoy en grupo con niños con niñas, si me subo al árbol, si me tiro de cabeza, si monto en bicicleta… mi cerebro se va a configurar de determinada manera, muy diferente a si estoy encerrado en mi habitación jugando al Fortnite.

La música es una parte esencial de este método. ¿Cómo planteas que la música esté presente en el desarrollo y en la educación en las escuelas? 

La forma en la que hay que enseñar música debe cambiarse. Yo que estudié en Alemania, ellos ya habían erradicado la flauta hace 30 años. La flauta era el instrumento fácil para que el profesor de música no se tuviera que preparar ninguna clase. 

Por ejemplo, la especialidad de música en Ciencias del Magisterio como tal se da casi en el último año, las asignatura son muy poquitas y no se les exige casi nada. No puedes pedir que tengas nivel en las escuelas cuando desde las propias facultades ya erramos.

-¿Por qué crees que el movimiento es tan necesario para la atención? 

El niño o la niña no puede estar seis horas sentado en clase focalizando su atención. No se puede estar seis horas sentado seguidas y recibiendo órdenes. Hay que invitar a la reflexión, a la creatividad. Estamos hechos para movernos, no para estar tantas horas sentados. Se debería potenciar el conocimiento de otra manera.

Hay una neurotrofina, BDNF, que se activa cuando nosotros estamos aprendiendo y estamos en movimiento. De niños lo hemos hecho inconsciente al estudiar dando vueltas mientras recitábamos la tabla de multiplicar. Era algo inconsciente que te pedía el cerebro: si te mueves, lo vas captar mucho mejor y se va a quedar mejor en el cerebro. Por eso es tan importante el movimiento. 

El movimiento nos socializa. Con nuestro método queremos potenciar ese movimiento a partir de las emociones casa, para generar curiosidad, seguridad, alegría y admiración.

 

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Alicia Mendoza

En el camino a convertirme en periodista y comunicadora audiovisual descubrí que hay varios valores que quiero que acompañen siempre a mis palabras: el compromiso, la verdad y la igualdad. Valores que también aplico a mi día a día para contribuir a una sociedad cada vez más justa. La educación, los feminismos, los cuidados y los vínculos emocionales conforman los pilares sobre los que me formo cada día.

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