Días después de la llegada de Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente, la policía local de Sevilla localizó a un menor de siete años conduciendo solo un ciclomotor de motocross de 50cc no homologada sin seguro y sin la supervisión de un adulto. Se encontraba a dos kilómetros de su casa. Este hecho provocó que su madre fuera investigada como cooperadora necesaria de un delito contra la seguridad vial por poner a su hijo en peligro. Una actitud sobre la que probablemente la mayoría coincidamos en que fue del todo negligente e irresponsable.
Una vez llevado a cabo el juicio inicial acerca de la actitud que adoptaron esos padres -esa madre en este caso-, cabe preguntarse si este suceso nos puede aportar algo positivo, una reflexión, un aprendizaje… que podamos extraer y que sirva para añadir un valor a la educación de nuestros hijos.
Teniendo en cuenta que ese niño se había desplazado en más ocasiones hasta un descampado cercano para practicar motocross, cabe pensar que a ese menor le gusta realizar esa actividad. Puede , incluso, que algún familiar haya visto en él a un Dani Pedrosa o Marc Márquez en potencia. Y crea que esa sea la forma de que el pequeño pueda desarrollar su talento. Bien, si así fuera, existen formas menos arriesgadas -y que no pongan en peligro su integridad- de hacerlo, tal y como nos sugiere Fernando Botella, CEO de Think&Action y experto en talento.
“El desarrollo del talento necesita de límites”, Fernando Botella
“Claro que hay que apoyar el talento y darle la oportunidad a nuestro hijo de que se desarrolle, pero esa no es la manera, asumiendo riesgos. Al igual que hicieron en su día con Fernando Alonso o Carlos Sáinz, por ejemplo, el modo de potenciarlo es siempre en entornos de seguridad y estableciendo límites -no descuidar los estudios, por ejemplo-. El desarrollo del talento necesita de límites, y en este caso esos límites pueden ser una moto pequeña y un circuito o una pista específicamente destinada a ello. Además de ponerle al lado a alguien que sepa”, nos explica.
“Los límites generan a nuestros hijos una seguridad mental y física, les permiten desarrollarse y les otorgan felicidad”, Fernando Botella
Lo importante, como en todo, no está en los objetos en sí mismos -ya sea una moto, las nuevas tecnologías o el Quimicefa-, sino en el uso que se hace de ellos, el cómo, lo que hacemos “con las herramientas que tenemos y con las inquietudes de nuestros hijos, sin llegar a apagarlas. No podemos ponernos en contra del talento de nuestros hijos, sea tecnológico, cultural, deportivo o digital. Podemos permitir su uso, pero marcando límites que generen a nuestros hijos una seguridad mental y física, que les permitan desarrollarse y que les otorguen, por tanto, una felicidad“, añade Botella.
Y, sobre todo, no confundir el desarrollo del talento con la irresponsabilidad.