Los abuelos de mi hijo no respetan mi forma de criar, ¿qué hago?

La conciliación son los abuelos. Lo tenemos claro. Eso si tenemos la suerte de tenerlos cerca y de que puedan cuidar de nuestros hijos mientras nosotros salimos de trabajar o mientras cumplimos con nuestra jornada en otros horarios distintos a los de los colegios o las escuelas infantiles. Cuando se da esta situación y nuestros padres o nuestros suegros han de quedarse con los pequeños de la casa pueden pasar dos cosas: que compartan (o al menos respeten) nuestra visión de la crianza y educación de nuestros hijos, o que no entiendan -y por tanto no sigan- esa manera de acompañar su desarrollo.

 

¿Por qué sucede esto?

En muchos casos, una vez que nosotros creamos nuestro propio sistema familiar, el que teníamos hasta el momento (con otros padres distintos, ya sean los nuestros o los de nuestra pareja) queda desplazado y pasa a un segundo plano. “Ya no es nuestra madre o nuestra suegra la que toma las decisiones, ahora somos nosotros, y eso les puede desajustar y puede que no se adapten bien a ese cambio“, nos explica la psicóloga Ana León.

Y ya no hablemos si el estilo de crianza que practicamos nosotros es completamente diferente al de nuestros padres y suegros. “Pueden oponer resistencia porque sientan que se está cuestionando o enjuiciando el suyo“, añade la especialista.

“Una vez que nosotros creamos nuestro propio sistema familiar, el que teníamos hasta el momento queda desplazado y pasa a un segundo plano”

Por eso, tenemos que tener claro de dónde viene esta situación para poder abordarla. La psicóloga nos da unas pautas que nos pueden ayudar a facilitar el trabajo a los abuelos cuidadores, dado que en muchas ocasiones no tienen otros recursos ni conocen otra manera de hacerlo:

  • Anticiparnos a ese escenario: es decir, si no queremos que le den azúcar, llevar nosotros la comida o la merienda, y si no queremos que recurran a pantallas, llevar juguetes.
  • Tener una comunicación abierta, respetuosa y empática con ellos.
  • Ser capaces de ponerles límites. “Nos cuesta porque pasamos de ser hijos a ser padres, pero hemos de poder hacerlo con asertividad”.
  • Llegar a acuerdos con ellos y entender que nadie va a hacerlo exactamente como nosotros lo hacemos.
  • Darles tiempo para que se adapten a este nuevo modelo de crianza.
  • Tener paciencia
  • Reforzarles cuando lo hagan bien
  • Agradecer su ayuda

 

Si aun así sentimos que la lucha de poder continúa y que siguen sin respetar nuestras líneas rojas, quizá llegue el momento de considerar otras opciones y confiar el cuidado de nuestros hijos a otras personas. Lo importante, para Ana León, es “no prolongar esa situación de estrés y de tensión, que afecta al menor, y encontrar a esas personas o ese lugar que se alinee más con nuestros valores y métodos de crianza. No pasa nada por hacerlo. Al final tenemos que poner en una balanza el beneficio vs el perjuicio. Es como la elección del colegio. Va a tener muchos contras, pero también muchos pros. Y muchas familias ni siquiera se lo plantean porque no quieren tener un conflicto con la familia”.

“Al final tenemos que poner en una balanza el beneficio vs el perjuicio. Es como la elección del colegio. Va a tener muchos contras, pero también muchos pros”

Hagamos lo que hagamos, lo que sí tenemos que tener muy claro tanto nosotros como los abuelos es que la prioridad ha de ser, en todo momento, el bienestar de nuestros hijos. Eso no está reñido con escuchar y atender las necesidades de todos los adultos. Ni cuidar de nuestros hijos es la obligación de nuestros padres y suegros ni aceptar a regañadientes cosas con las que no estemos de acuerdo, la nuestra.

Ni cuidar de nuestros hijos es la obligación de nuestros padres y suegros ni aceptar a regañadientes cosas con las que no estemos de acuerdo, la nuestra.

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Lara Fernández

Esta periodista que lleva ejerciendo 20 años en diferentes medios de comunicación escritos y audiovisuales cumplió en 2021 su principal sueño: convertirse en mamá de un niño. Fue también su gran lección de vida al darse de bruces con la AD y la AS. Tres años antes se había graduado como maestra de Educación Infantil y se había especializado en crianza y actividades sensoriales para niños. Todo ello le ha permitido desarrollar tres de sus grandes pasiones: la comunicación, la infancia y la educación. Tres pilares básicos porque, como ella misma suele decir:

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