Los tres aprendizajes educativos que podemos extraer del Mundial de fútbol

El Mundial de fútbol ha tenido muchas cosas indeseables que nos han atormentado:  La corrupción de los miembros de la FIFA hasta llegar a decidir que la sede fuera Qatar, el repugnante y cómplice silencio del mundo del fútbol para complacer a las autoridades qataríes, las muertes de muchos trabajadores que The Guardian (una fuente creíble y acreditada) cifró en 6.500 personas

A pesar de todo ello, el Mundial nos deja algunos aprendizajes educativos que quizás podamos compartir con nuestros hijos:

  • El orgullo de ser segundos: necesitamos demostrarles a nuestros hijos que la tristísima cara de los jugadores de Francia al perder la final no es una reacción justa a su excelente desempeño, pues en la derrota también puede haber alegría. Quizás podamos explicarles lo que Gabriel Garcia de Oro le dice a su hijo que también pasó por esa experiencia de perder una final: “No habéis perdido la medalla de oro, habéis ganado la de plata”. La reacción de su estrella, Mbappé, nos puede engañar pensando que su éxito, el ser segundos, es un fracaso. Pensar que solo la victoria nos permite sentirnos satisfechos es un mensaje a erradicar y a trabajar con nuestros hijos. Podemos y debemos demostrarles que nuestra responsabilidad es hacer todo lo posible por conseguir nuestro objetivo y que el resultado es fruto de ese trabajo, pero también de otros factores que no están a nuestro alcance controlar, sobre los que nada podemos hacer. Algunos jugadores franceses decidieron quitarse del cuello enfadados la medalla de plata, una pataleta impropia de unos grandes profesionales.

Pensar que solo la victoria nos permite sentirnos satisfechos es un mensaje a erradicar y a trabajar con nuestros hijos

 

  • Los hombres también lloran: El entrenador más joven del Mundial resultó ser el ganador. Lionel Scaloni, con 44 años, es un hombre que no sabe esconder sus emociones y nos demuestra que llorar es también de hombres, de seres humanos.

Llorar es de seres humanos

 

  • Las madres y padres somos importantes (nuestras madres y padres también lo son): Nos quedamos con el entrenador argentino que, a la hora de recordar a alguien después de su triunfo, tuvo unas palabras también emocionadas para sus padres. Las frases que nos dijeron nuestros padres y hoy les decimos a nuestros hijos importan. Las de los padres de Scaloni tuvieron, sin duda alguna, su impacto: “Ellos me enseñaron a nunca bajar los brazos, no ir en contra de nadie sino ir para adelante siempre”.
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Leo Farache

Nacido en Madrid, de la añada del 63. Su vida profesional ha estado ligada al mundo de la comunicación, gestión, marketing. Ha dirigido algunas empresas y escrito tres libros (“Los diez pecados capitales del jefe”, “Gestionando adolescentes”, “El arte de comunicar”). Ha ejercido de profesor – “una profesión que nos tenemos que tomar todos más en serio” – en la Universidad Carlos III, UAM y ESAN (Lima) en otras instituciones educativas. Es padre de tres hijos y ha encontrado en la educación su elemento. Fundó en 2014 la empresa Educar es todo desde donde opera esta iniciativa cuyo objetivo es ofrecer ideas e inspiración educativa a madres y padres que quieren saber más para educar mejor.

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