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Mada y Jose Ramón, (Desaprendiendo para aprender): “Poner el foco en la conducta de nuestros hijos es como tratar de arreglar una gotera fregando el suelo”

Tenemos establecidos patrones con los que hemos sido educados. Nos cuesta eso de desprendernos del 'toda la vida se ha hecho así'. El evento Happy Family Days va a ayudarnos a cambiar el chip. De todo ello hablamos con sus creadores.

No son pocas las ocasiones en las que hemos escuchado eso de que es necesario ‘desaprender todo lo aprendido’ para educar a nuestros hijos. Pero, ¿por dónde empezamos? Tenemos establecidos e instaurados ciertos patrones, con los que hemos sido educados nosotros mismos, que se nos antoja ciertamente complicado eso de desprendernos de los clichés del ‘toda la vida se ha hecho así’ o del ‘a mí me educaron así y no he salido tan mal’.

Los padres y madres, hoy en día, tenemos una doble tarea cuando educamos: desaprender estas pautas autoritarias que no son favorables para el desarrollo de nuestros hijos y que no funcionan, y educar siguiendo un modelo respetuoso, en el que los límites y las normas son necesarios, pero también lo es la armonía. De eso hablamos con los fundadores de Desaprendiendo para aprender, proyecto que tiene como objetivo ayudar a las familias a criar en armonía y que el próximo 2 de diciembre celebran los Happy Family Days, un evento gratuito en el que nos darán las claves para devolver la paz a nuestro hogar familiar.

 

P: Comencemos explicando lo que es la Teoría del Péndulo, una conducta que repetimos constantemente los padres y madres sin darnos cuenta probablemente…

 

R. Claro. Como dices es algo que actúa a nivel inconsciente porque es lo que hemos normalizado a lo largo de nuestra vida. Constantemente llegan a nosotros padres y madres con la sensación de haberlo intentado todo con sus hijos y lo único que están haciendo es moverse en ese péndulo.

En un extremo está el lado autoritario, el tratar de imponer a la fuerza, de castigar, amenazar, gritar… todo esto hasta que llega un momento en el que no puedes más y te vas al extremo contrario: pasar de todo. Esto se materializa con las típicas frases de “mira, haz lo que te dé la gana y déjame en paz” o “tu sabrás lo que haces” de manera que pasamos a nuestros hijos la responsabilidad de aquello que no estamos sabiendo gestionar.

Vamos, pasar del modo Rotenmeier a dejarles hacer por la culpa y la frustración que sientes, pero al final acabas volviendo al primer punto y enfadándote porque claro, siguen sin hacerte caso. Eso no es probarlo todo. Eso es estar balanceándote entre dos extremos que solo empeoran la situación cada vez más. Ambos extremos privan a nuestros hijos del aprendizaje de por qué deberían hacer o no hacer algo en concreto y crean un ambiente en el que el niño o niña se siente solo, desamparado y juzgado. En realidad, ¿quién escucharía a alguien que le hiciese sentir así?

 

P. A la hora de poner normas a nuestros hijos, ¿seguimos pensando los padres y madres que los límites son algo que hay que cumplir porque sí o ya hemos interiorizado que son algo positivo que cuida a nuestros hijos y vela por su seguridad?

 

R. Me gustaría decirte que los padres y madres hoy en día ya no buscan la obediencia ciega porque sí, pero la realidad es que a lo largo de estos años nos han llegado miles de familias cuyo mayor problema es que sus hijos no les hacen caso. Cuando rascas a ver qué está pasando ahí, ves que lo que les enfada en verdad no es que sus hijos no se laven la boca, por ejemplo, sino el simple hecho de no estar acatando sin rechistar. En la crianza hoy en día, muchas familias siguen buscando que sus hijos obedezcan como soldados.

Y es verdad que cada vez más familias abren los ojos y comprenden que el único sentido de una norma o de un límite es el bienestar, pero en esos casos ocurre algo paradójico: el límite está para crear ese bienestar y sin embargo para que se cumpla se pierde todo bienestar familiar. El fin acaba justificando los medios para muchas familias y eso hace que para cuidar a sus hijos, les traten mal. Por eso uno de nuestros lemas principales es que para educar, no hace falta tratar mal.

 

P. Después de ayudar a tantas y tantas familias, tenéis claro que dos de los mayores errores que cometemos con nuestros hijos es reñirles y pasar de ellos…

 

R. Totalmente. No sé en qué momento asociamos que si alguien no te hace caso, lo que debes hacer es ponerte más seria, enfadarte más, etc… Es totalmente absurdo. Cuando tu hijo no te escucha, ahí está habiendo un problema en la comunicación, y para que la comunicación se dé es imprescindible la CONEXIÓN.

Lo vemos a diario con los móviles. Si no tenemos conexión, no podemos comunicarnos con nadie. Sin embargo con nuestros hijos, creemos que romper aún más esa conexión es la manera en la que nos escucharán, y lo único que hacemos es aumentar la bola de nieve de tensión y malos rollos. No deja de ser un reflejo de la falta de habilidades emocionales y sociales con las que hemos crecido. Hasta el punto de que muchas familias cuando no consiguen que sus hijos les hagan caso, les retiran la atención, le ignoran… no hay mayor castigo que ese. Es más, ese hacer el vacío, cuando hablamos de violencia de género por ejemplo, está catalogada como un patrón de maltrato psicológico. ¿Cómo va a ser esa la vía para crear una vida familiar en armonía?

 

P. En vuestro evento gratuito Happy Family Day, que tendrá lugar el 2 de diciembre, ¿hablaréis también de esa necesidad de suprimir la idea de obediencia ciega que tenemos los padres y madres?

 

Sí, sin duda. La manera en la que nos relacionamos con nuestros hijos en esta sociedad es como si fueran ciudadanos de segunda. No sabes la de veces que en nuestros programas de acompañamiento, de pronto una familia nos dice: “Sé que lo que voy a decir es totalmente obvio, pero hasta este momento no me había dado cuenta de que  mi hijo es una persona por sí misma y que tiene derecho a no estar de acuerdo y expresarlo”.

Yo misma, cuando fui madre hace casi 12 años, creía así. No entendía que un niño pudiera no ser obediente, no me cabía en la cabeza otra manera de ser niño. Uf, poder ver a tu hijo como la persona que en verdad es, con sus gustos, intereses, con su ritmo y poder acoger todo esto en lugar de imponer porque sí es un paso imprescindible para que te escuche y quiera colaborar contigo y en definitiva, para tener una relación sana.

 

P. ¿Qué otros aprendizajes se llevarán las familias de ese gran evento?

 

R. Quien venga con la mente bien abierta va a llevarse, sobre todo, un cambio de mirada brutal. Va a entender por qué su hijo se comporta como lo hace y la importancia de dejar de poner el foco en la conducta, ya que eso es como tratar de arreglar una gotera fregando el suelo. No es la solución, solo trata el síntoma. Por eso resulta tan frustrante. Y, por supuesto, vamos a ver qué normas y límites son en verdad necesarios en sus casas y cómo comunicarselos a sus hijos de manera que la respuesta natural de sus hijos no sea pasar de todo.

Pero, sobre todo, para mí uno de los aprendizajes más vitales que se van a llevar es qué es lo que necesitan cambiar en la relación con sus hijos para dejar a un lado los gritos, amenazas y castigos. Por lo general las familias creen que para no gritar necesitan más paciencia o morderse la lengua, pero realmente acaban explotando igual más tarde o más temprano porque sus hijos siguen sin hacerles caso.

En el evento verán que no se trata de no gritar/castigar/etc… sino de crear una relación donde no haga falta llegar hasta ahí y donde realmente no sientan las ganas de hacerlo.

 

P. ¿Nunca es tarde para revertir una situación instaurada, aunque nuestros hijos sean ya adolescentes?

 

R. Esta es una de las preguntas que más veces nos han hecho. Nos encontramos continuamente con familias que creen que ya es tarde porque sus hijos tienen más de 15, 12 o incluso 7 años. Piensan que no hay vuelta atrás. Y te podemos decir que la hay, sin duda. Por nuestras formaciones y programas de acompañamiento grupales cada vez son más los padres y madres de adolescentes que deciden dar el paso a transformar la relación y, cuando son conscientes de qué es lo que estaba fallando y cómo construir la relación que quieren, la magia se produce.

Hemos acompañado situaciones de familias que no se hablaban con sus hijos, que discutían desde el momento que entraban por la puerta de casa o donde todo eran portazos, gritos y malos modos e incluso en estas situaciones, hemos visto cómo se puede llegar a una relación sana y tranquila. Al final, el comportamiento de tus hijos (da igual la edad) no deja de ser una respuesta al modelo de relación que has construido previamente y por eso, este es el foco de todo nuestro trabajo y del evento gratuito Happy Family Day.

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Hoy seremos nosotros quienes te demos las gracias por confiar en nuestro trabajo. Mañana serán tus hijos quienes te agradezcan haberte formado en tu labor educativa y haber pensado en ell@s.

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