Siempre hemos pensado que la universidad era la mejor vía para encontrar trabajo. Es decir, que la universidad era la forma más segura de conseguir éxito en la vida, seguridad. Actualmente, las opciones profesionales están cambiando y muchos jóvenes cada vez son más reacios a vivir la experiencia universitaria o prefieren posponerla. Con la ayuda del experto en formación Fernando Botella, autor del libro Salta contigo, hablamos de cómo orientar a nuestros hijos profesionalmente, de las creencias que existen respecto a la universidad y de qué forma podemos fomentar el talento de nuestros hijos.
¿Es la universidad la mejor alternativa?
“Lo que tenemos que pensar los padres de este siglo que nuestros hijos tienen otras alternativas profesionales más que la propia universidad, con las cuales podrán conseguir muchísimas otras oportunidades laborales”, nos dice Botella. Las profesiones y las estructuras sociales están transformándose: la tecnología, la robótica y la inteligencia artificial (entre otras aptitudes) han hecho cambiar el modelo profesional, creándose otras profesiones más prácticas que no se imparten en las carreras. Fernando Botella nos comenta: “aun así, la universidad va a seguir presente, profesiones como derecho o medicina van a seguir requiriendo de asistencia universitaria, no va a desaparecer nunca esta opción, pero hay que saber que existen otros canales”.
Para orientar a nuestros hijos, primero debemos actualizarnos e informarnos
“Debemos educar al padre para que aprenda a mirar a otro lado, para que empiece a valorar otros canales, que los hay”, nos dice. Ya que, acudir a la universidad no es una señal de talento o mayor inteligencia. Para abrir el abanico de la posibilidad y potenciar todo el talento que tienen nuestros hijos, es importante informarnos ¿Cómo se orienta a los hijos?, Fernando Botella nos explica: “Debemos dejarles elegir qué quieren hacer, que tomen sus propias decisiones y, por otra parte, hacerles ver a sus hijos que antes de tomar una decisión valoren otras opciones y se cuestionen todo aquello que les haga dudar”. Para ello, debemos actualizarnos, de esta forma nuestros hijos estarán más capacitados para tomar una buena decisión.
No todos y todas tenemos una vocación o una idea fija de nuestro futuro
“El talento no sale de un chispazo”, nos dice Botella. Ya que, el chispazo se trabaja y tenemos que observar a nuestros hijos desde muy pequeños, así iremos viendo qué talento o vocación pueden llegar a tener. Aun así, hay que tener en cuenta que los intereses cambian, que igual lo que les gusta de pequeños no es aquello a lo que se quieren dedicar en un futuro: los gustos se transforman. Por otro lado, no todas las personas tienen esa vocación: esa voz interior que les mueve. La clave está en ir explorando el abanico, ir jugando con todas aquellas posibilidades que se nos presentan en la vida: también en la de nuestros jóvenes.
