Treinta años lleva trabajando la psicóloga Olga Castanyer el tema de la asertividad. Treinta años en los que ha publicado 12 libros sobre el tema. Teniendo esto en cuenta, uno puede pensar que queda mucho por hacer, que nunca termina la información ni el trabajo en este sentido y que hay mucha tela que cortar. Pero ¿cuál es la situación actual? ¿Podemos ser optimistas? La propia autora nos ayuda a buscar respuestas y, sobre todo, a gestionar nuestra frustración, desarrollar nuestra autoestima y, en definitiva, ser más asertivos en esta entrevista.
¿Por qué es tan importante la asertividad?
Es vital. Va unida a una de las principales motivaciones o anhelos humanos, que es la dignidad y el respeto, La asertividad implica autoestima, implica autoprotegerse, implica velar por uno mismo. Y esto es muy importante en la comunicación humana. Es algo troncal. Pensemos que la comunicación abarca todas las áreas de la persona. Siempre digo que por mucho que pensemos que tenemos una manera de actuar instaurada y que es lo que nos han enseñado, todo se puede cambiar en cualquier momento y aprender a escucharnos y conectar con nuestro interior. Si queremos hacer mindfulness pues con mindfulness. Pero hay que tener claro que la asertividad es necesaria.
Es necesaria y, al mismo tiempo, escasa. ¿Qué nos pasa que nos cuesta ser asertivo y además la sociedad no nos lo pone fácil?
Necesitamos que se nos eduque en asertividad porque no se da esa educación. No existe la comunicación asertiva, porque de lo contrario no necesitaríamos trabajarla tanto. Los dos polos opuestos de la asertividad son la agresividad y la sumisión. Y en la sociedad nos basamos precisamente en que las personas que están por encima suelen ser más agresivas y luego hay personas por debajo que se sienten más inferiores.
Además, si uno está está convencido de lo suyo, de sus derechos a poner límites, por mucho rechazo que reciba de los demás seguirá pensando que lo importante es sustentarse a sí mismo. Por otro lado, también tenemos que saber que siempre que decimos que no la otra persona puede frustrarse. Y tenemos que contar con eso. Lo bueno es que poco a poco la sociedad irá acostumbrándose.
“Tenemos que saber que siempre que decimos que no la otra persona puede frustrarse”, Olga Castanyer
¿Y cómo nos acostumbramos a frustrarnos y a que se frustren nuestros hijos?
Es difícil, porque hoy en día no se está educando a los niños para que tengan tolerancia a la frustración. ¿Cómo lo hacemos? En primer lugar poniendo límites a nuestros hijos y permitiendo que se frustren, y en segundo lugar dejando que la expresen. No debemos allanarles el camino, pero sí debemos estar a su lado para acompañarles en esa frustración. Es decir, podemos comprender esa frustración pero seguir manteniendo los límites que hemos puesto. Podemos trabajarla sin cortarles esa frustración. Sin afeársela. Ayudándoles a nombrarlo y a gestionarlo. Y dando alternativas: ‘¿qué podemos hacer? Vamos a pensar otra cosa que sí podamos hacer’. Son recursos, podemos formarnos, leer libros, hacer cursos… pero tenemos que respetarlo porque es una emoción más. Y hay que darle la importancia que tiene que es mucha, y saber cuál es el objetivo: velar por nosotros mismos, respetarnos a nosotros y a los demás y tener una comunicación respetuosa con nosotros y con el resto.
¿Cuál es el objetivo de La asertividad por dentro y por fuera? ¿Contribuir a esa educación asertiva que tanta falta hace en las escuelas?
Por un lado pensé en crear algo más visual, porque hoy en día nadie lee textos amplios. Está aderezado con ejemplos para adultos, pero aparecen personajes internos que bien pueden aplicarse a los niños y trabajarlo así con ellos.
El problema es que hay una carencia, ni siquiera se contempla la educación en asertividad. Ahora es verdad que con la inteligencia emocional hay más cursos, pero son impuestos desde fuera. Sin embargo con la asertividad no se contempla, y es algo vital. Pensemos que los que tienen que educar son los adultos que no han sido educados en esto.
“No por el simple hecho de mirarse dentro de uno mismo ya se es más resiliente”, Olga Castanyer
¿Educar en asertividad y en la tolerancia a la frustración puede ayudarnos a superar ese estigma de la generación de cristal (o como nos gusta decir en Educar es Todo, generación de diamante) Vs generación de piedra?
Está claro que educando en ello se es más conscientes de las emociones, de los traumas, de lo que nos afecta, y al final hay más motivación para gestionarlo. La generación actual no es que sea más delicada, sino que es más consciente y va a terapia para ‘curarse’ de lo que se ha hecho mal en el pasado. Pero no por el simple hecho de mirarse dentro ya se es más resiliente. Lo que sucede es que tenemos más posibilidades de ser resilientes, que es distinto. No es algo fácil y tampoco existe la situación ideal, porque igual la generación actual tiene problemas con la frustración.
Y en cuanto a las generaciones anteriores, muy probablemente se sentirán enfadados, agredidos, incomprendidos y frustrados, más que tristes. Creo que es bueno que también lo trabajen, que se escuchen, que validen sus emociones y que no se centren en los otros, sino en ellos mismos. Yo me alegro de que cada vez más gente mayor hace cursos y existe una apertura en ellos.
