Paola de la Cruz tiene un gran currículo educativo: es la Directora de las escuelas infantiles de crianza respetuosa Dinoschool Reggio Emilia en Valencia, tiene 5 premios Excelencia Educativa 2020, recibió el Premio EDUCA ABANCA a Mejor Docente de Educación Infantil en España, es graduada en Educación infantil /Pedagogía Terapéutica, es maestra de Educación Especial… Pero más allá de los títulos, Paola es una fiel defensora de los derechos de la infancia, de cubrir a los niños y niñas desde que nacen sus necesidades, de luchar por unas escuelas que dejen atrás los gritos y busquen el respeto y amor a los niños.
Paola participará en el evento MIAC (Maestros Innovadores, Alumnos competentes) ‘El arte de Educar’ el próximo 10 de septiembre y puedes inscribirte aquí para asistir a la jornada. Pero antes de que llegue este gran día, hemos querido charlar con ella para que nos vaya abriendo el apetito.
-Como activista de la infancia y maestra de infantil, ¿cuán importante es que desde las escuelas se potencie en vínculo del apego, que atendamos todas sus necesidades tanto fisiológicas como emocionales en este espacio?
La escuela no puede romper los vínculos de apego. De nada valdría que hablásemos de proyectos de educación emocional y de acompañamiento a las niñas y niños si no permitimos que en las escuelas sea la familia quien presente a ese niño o niña en su nuevo entorno social. La escuela tiene que seguir alimentando y fomentando la seguridad emocional de los niños. En la primera infancia los niños sienten miedo a lo desconocido, necesitan que les anticipen dónde están, qué espacio es y poco a poco irse adaptando al medio de la escuela. Cualquier cosa que no permita que los niños estén acompañados, nada que no respete los vínculos de apego, que no respete los tiempos que necesita cada niño y niña se llama agresiones pedagógicas, porque estamos agrediendo la necesidad emocional de que un niño sea acompañado por su persona de referencia, ya sea padre, madre, abuelo, cuidador…
Luego tienen que vincularse emocionalmente a ese nuevo punto de referencia que va a ser ese docente o esa educadora que les va a acompañar a ese nuevo entorno social. Y esto solo se consigue desde el permiso, desde la escuela lenta, donde ningún adulto marca el tiempo que necesita un niño para adaptarse al entorno.
-Por problemas de conciliación muchas veces los madres y padres no pueden presentar a su niño este nuevo espacio, su escuela… Y tampoco muchas veces las escuelas lo permiten…
La realidad es que la conciliación familiar en nuestro país no existe. La realidad es que es difícil que una madre pueda acompañar y pueda disfrutar de ese proceso de crianza. Está condicionada por esta necesidad comercial de productividad, donde no se respeta las bases para que un ser humano sea feliz, para que un niño se desarrolle plenamente. Gracias ahora existen escuelas comprometidas que abren las puertas para acompañar en ese proceso, y que cubren que esa familia pueda reincorporarse al trabajo. No se acompaña como requiere la infancia, pero gracias a esa necesidad, hay mujeres educadoras que miran desde abajo y que dedican su vida que acompañan a ese proceso, tanto a las madres como a la infancia.
-¿Cómo se puede llevar el mundo emocional a las escuelas desde las primeras etapas?
El mundo emocional empieza en la puerta abierta, en la puerta abierta a la familia. Empieza por el niño teniendo un acompañamiento con su punto de referencia. No podemos decir que queremos proyectos de educación emocional si arrancamos a los niños y niñas de los brazos de sus figuras de referencia y les hacemos que pasen por un mal periodo de adaptación que es antipedagógico, porque si no, esa adaptación se genera mediante el sufrimiento emocional. El inicio de la escuela en donde se presenta al niño en el entorno físico es el inicio de la educación emocional. Todos los niños tienen que ir acompañados de ese punto de referencia.
Para que la familia pueda estar dentro de la escuela, necesitamos que el docente tenga habilidades, tenga unas gafas, una mirada en la que tienen que tocar con permiso, ponerse a su altura, esperar, respetar, conocer para que ese niño te adjudique esa confianza. Hay muchos docentes que están faltos de educación emocional. Están faltos de una serie de condiciones que son invisibles, que no están tipificadas en ningún curriculum de educación y que nada tiene que ver con pintar una emoción, sino con la facilidad de conocer y respetar. La educación emocional va más allá de la repetición mecánica de rojo enfado azul tristeza.
En la escuela no deben existir gritos, los niños no deben tener condicionantes del mundo adulto con los que aprendan desde el miedo, desde el insulto, desde la amenaza y desde lo que imponen los adultos. La escuela debe ser un lugar en donde un niño que se cae, sí que pase algo, donde se pregunte qué necesitas, una escuela que permite escuchar, que fomenta que los niños y niñas expresen su mundo interior. Una escuela que invite que la familia forme parte del proyecto pedagógico.
La mayor innovación y respeto en las escuelas es que no se grite. Ahí habría una seña de identidad de que nuestro sistema educativo está cambiando.
-Como ganadora del Premio EDUCA ABANCA a mejor docente de Educación Infantil 2020, ¿qué cualidades debe tener una maestra de educación infantil?
Hay unas características del docente que da igual en qué etapa educativa esté, pero sobre todo en el primer ciclo, que no se encuentran en ninguna formación. Esas características van ligadas al respeto. Respeto a las necesidades del desarrollo, respeto a que el niño esté acompañado por la familia, respeto a cubrir sus necesidades de llanto, respeto al cuerpo. Eso es cubrir la necesidad emocional. Hay características invisibles del docente que tienen que ver con el respeto, a que solo desde abajo se ve a los niños. Hay cosas que no se aprenden con un título. Que sepan los docentes observar, escuchar, entender que lo lento prima más que ese concepto de productividad. Es una elección qué tipo de docente quiero ser.
¿Crees que cada vez hay más gente implicada en la educación, en proporcionar a la infancia todo lo que necesita para desarrollarse de manera sana y de forma respetuosa? ¿Cómo ves la educación en un futuro?
Cualquier persona puede hacer educación, cualquier centro puede decir que acompaña a la infancia, pero una cosa es decirlo y otra es hacerlo. Es verdad que cada día hay más información, pero esto requiere de un cambio que no llega a ser lo que los niños y niñas necesitan. Si seguimos arrancando a los niños y niñas de los brazos, si se sigue gritando, si los niños siguen suspendiendo, si las madres siguen sin poder entrar en las aulas, si los niños siguen siendo etiquetados porque llegan al cole sin pañal y si se responsabiliza a los niños de no llegar a lo que dice el sistema, da igual que digamos que somos una escuela respetuosa que trabaja las emociones, eso continua siendo una señal de que sí, queremos cambiar, pero que hay cosas que no deberían pasar ni una vez más en los centros. Tenemos información de lo que les pasa a los niños, pero no tenemos la valentía de cambiar el sistema educativo.
Hay docentes que quieren cambiar la escuela y hay otros que hacen bullying a los que quieren cambiarla. Los docentes que quieren cambiar la escuela reciben mucho acoso y no permiten que ese cambio sea completo.
El encuentro de MIAC en el que vas a participar se llama ‘El arte de educar’. Para ti, ¿qué hay detrás del arte de educar?
El arte de educar es un regalo, en el que tengo la satisfacción de acompañar otros seres humanos a que descubran por ellos mismos. El arte de educar es encontrar satisfacción por hacer humanidad, en dejar un legado para que el mundo sea cada vez mejor, eso solo se hace con buenas personas.
