¿Por qué el chantaje emocional es una estrategia tan peligrosa para educar a nuestros hijos?

La asesora de crianza, Sara Noguera, nos explica las consecuencias de chantajear a nuestros hijos y nos plantea otras alternativas.

Una de las estrategias que solemos usar como padres es chantajear a nuestros hijos para que nos hagan caso: “Si recoges los juguetes, te dejaré ver la tele”, “si no te acabas la comida, no iremos al parque”, “si te portas mal, no te van a traer regalos los Reyes”. Estos son algunos de los múltiples ejemplos existentes en la vida cotidiana. Aunque algunas de estas frases nos puedan parecer inocentes y no nos demos cuenta de ello, el chantaje es una forma de violencia emocional y de manipulación con mucho poder en la que forzamos la voluntad del niño a través de la culpa, el miedo, la intimidación y la amenaza.

Por todo ello, es necesario hacer un ejercicio de reflexión en el que reconozcamos aquellos mensajes dañinos que debemos evitar si queremos educar a nuestros hijos con respeto y amor. Sobre esto nos ha hablado Sara Noguera, asesora de crianza y maestra de infantil especializada en Inteligencias Múltiples, que trata estos episodios a diario.

 

 

¿Cuáles son las consecuencias de utilizar el chantaje con nuestros hijos?

 

Las principales consecuencias en el comportamiento del niño derivadas de un chantaje emocional son el daño a su autoestima y confianza, además de provocarle humillación, sentimiento de culpa, inseguridad y vergüenza. Asimismo, “da lugar a niños y niñas con una tendencia elevada a frustrarse y crea una dependencia de lo material en ellos, ya que están acostumbrados a recibir algo a cambio de hacer lo que se quiere”, refleja Noguera.

Por otro lado, el chantaje provoca que nuestro hijo actúe desde el miedo y la sumisión, ya que con nuestras palabras le estamos obligando a obedecernos de forma sumisa e inmediata, lo que tiene fatales consecuencias a corto y largo plazo. Y es que el niño que modifica su comportamiento o hace algo por miedo a las consecuencias, no está aprendiendo ni actuando en base a un aprendizaje interiorizado. Esto hará que, en el futuro, no sepa tomar decisiones porque ha crecido “sin haber potenciado la autonomía ni la responsabilidad, además de no haber dejado espacio al pensamiento crítico”, según revela la experta.

El chantaje es una forma de violencia emocional y de manipulación

Por último, comunicarnos de forma habitual con chantajes hace que nuestro hijo aprenda inconscientemente que es legítimo manipular a otros a través del lenguaje de la amenaza y el miedo psicológico, por lo que en un futuro “actuará de la misma forma con nosotros y con los demás, lo que le llevará a tener relaciones tóxicas. Es un arma de doble filo”, asegura la especialista.

 

 

¿Qué hacer para dejar de usar el chantaje emocional con nuestros hijos?

 

Cuando hablamos de educación y crianza es normal perder los nervios en un momento dado. Educar a nuestro hijo puede llegar a ser agotador y seguramente todos hemos utilizado esta estrategia alguna vez, pero para dejar de utilizarla es bueno hacer autocrítica, reflexionar y luchar por cambiar nuestra comunicación con nuestros hijos para hacerla más positiva y respetuosa.

Algunos consejos que Sara Noguera nos da para que nuestros hijos nos hagan caso sin tener que chantajearlos son “pedirles lo que queremos que hagan, pero informándoles de por qué o animarles con frases como “después haremos…” o “después podrás…” sabiendo que es algo que sí estamos dispuestos a ofrecer con normalidad.” Otra alternativa es mediante el juego. Gracias a ello podemos conseguir, por ejemplo, que nuestros hijos se duchen en tiempo récord, apuntando sus tiempos como si de una competición se tratara, que nuestros hijos coman como príncipes, queriendo emular buenos modales en la mesa, que queramos batir nuestro récord del día anterior para recoger los juguetes o que se laven los dientes y luego pasen una inspección con lupa para ver si han vencido a la suciedad.

Los niños para aprender necesitan equivocarse. Se trata, por tanto, de poner límites y normas con amor y respeto, aunado a un diálogo constante y sano entre padres e hijos. Con todo ello, la mejor herramienta reside en un buen aprendizaje que no se consigue bajo amenazas, coacciones o castigos, sino con acompañamiento, aliento y aprendiendo a asumir las consecuencias.

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Carlota Arellano

Carlota Arellano es periodista y social media manager. Otra de sus pasiones es la educación, tiene experiencia con niños de infantil y primaria. Más allá de las formaciones regladas, sigue formándose para estar al día en las últimas tendencias. “Me gusta que me valoren y me recuerden como una persona entusiasta, risueña, empática y apasionada en todo lo que hago, tanto personal como profesionalmente.”

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