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¿Puede afectar al sueño de mi hijo la llegada de un nuevo hermano?

Vienen muchos cambios con el nacimiento de un nuevo hijo, entre ellos, puede perjudicar al sueño de nuestro hijo mayor.

Si el nacimiento del primer hijo nos cambia la vida totalmente, la llegada de un segundo no se queda atrás, aunque ya no seamos primerizos y tengamos experiencia. Como padres nos preocupa la nueva organización, la conciliación laboral y familiar, si aumentarán los problemas en la pareja, si estaremos a la altura… Pero, ¿cómo se lo tomará el hermano mayor?

Este cambio tampoco es sencillo para este miembro de la familia con el que hemos estado volcados totalmente hasta el momento. Puede que durante el embarazo notemos que está ilusionado y deseando que su hermano llegue, pero cuando por fin nace la cosa cambia. Ahora tenemos que dedicar gran parte de nuestro tiempo al bebé porque es más dependiente, lo cual puede provocar angustia en el mayor, problemas para conciliar el sueño, más despertares, más irritabilidad… Estos cambios pueden darse tanto a nivel físico como a nivel mental. Y, aunque “sea normal y no lo podamos evitar completamente, si actuamos con amor, sensibilidad, paciencia y tranquilidad”, tal y como nos sugiere Ana Navarro, coach del sueño infantil, y seguimos los consejos que a continuación nos aporta, podemos lograr que la adaptación a la nueva situación con el bebé sea más positiva y llevadera para todos.

 

¿Pueden afectar al sueño del hermano mayor todos estos cambios?

 

“No siempre afecta al sueño de los hijos mayores, pero es bastante común tener una regresión de sueño con la llegada de un hermano. Puede que el mayor se resista a hacer el ritual de sueño que antes tanto le relajaba, que le cueste más conciliar el sueño, que aumente los despertares y que rechace la siesta si todavía la hace”, nos explica Ana Navarro. No podemos evitar esta regresión de sueño, pero la experta nos recomienda trabajar en ciertos aspectos con antelación para disminuir el impacto:

  • Si la mamá es la encargada del ritual del hijo mayor y de acostarle, la pareja debería involucrarse en esto ya desde el embarazo, de este modo el cambio no será tan drástico para él. Pero esto es igual con todo. Si vamos a necesitar ayuda con el cuidado de nuestros dos pequeños es recomendable que la persona que nos va ayudar venga antes del nacimiento, así nuestro hijo mayor tendrá tiempo para adaptarse.
  • La llegada de un bebé hace que nos planteemos cambiar a nuestro hijo mayor a su propia habitación o pasarle de la cuna a la cama porque necesitamos la cuna para el bebé. Estos cambios se deberían hacer con antelación, mínimo 2 o 3 meses antes del nacimiento, para que nuestro hijo tenga tiempo para adaptarse y no asocie este cambio como un desplazamiento porque el bebé haya llegado.

“Cuando llegue el bebé, tenemos que ser más constantes que nunca con la rutina diaria de nuestro hijo mayor y con el ritual de sueño relajante que se hacía hasta el momento. Que no note que vamos con prisas en el ritual, que nos saltamos pasos y que nos vea nerviosos porque tengamos que atender al bebé. El ritual es un momento para conectar con nuestro hijo mayor, tiene que sentir que sacamos tiempo para él y que este momento de exclusividad no cambia”, nos aconseja la especialista.

“Tenemos que estar atentos a los cambios en el comportamiento de nuestro hijo y ofrecerle atención, mucho amor y mucha paciencia” Ana Navarro

 

¿Cómo podemos preparar a nuestro hijo para la llegada de su nuevo hermano?

 

Ana Navarro nos plantea varias ideas que podemos hacer para que esta transición sea lo más llevadera para todos, pero siempre teniendo en cuenta la edad del hermano mayor y su capacidad de comprensión:

  • Tenemos que desarrollar el vínculo desde el embarazo. Podemos proponerle que hable a la barriguita, que le cuente un cuento, que le cante una canción… Todo esto, por supuesto, sin forzar. También podemos enseñarle fotos de cuando estábamos embarazada de él y contarle las pataditas que nos daba, cómo se movía cuando comíamos, la música que le poníamos, etc.
  • Podemos pedirle que nos ayude a hacer la maleta del hospital para que no se nos olvide nada o que nos acompañe a comprar el regalito que él le dará al bebé cuando llegue a casa.
  • Es muy importante que reconozcamos sus emociones, las validemos y le permitamos expresarlas. Es normal que nuestro hijo se sienta un poco desplazado, perdido, asustado y que sienta que la causa de todo esto es su hermano pequeño. Nos gusta pensar en todo lo que jugarán juntos, pero hay que ser realistas, un recién nacido ni puede jugar ni se puede hacer cualquier cosa con él. Así que es normal que los mayores tengan sentimientos contradictorios con sus hermanos pequeños.
  • No podemos olvidar que sigue siendo pequeño y dependiente. No porque se convierta en el hijo mayor implica menos atención y menos necesidades.
  • Debemos compartir y pasar tiempo con los dos. Por ejemplo, mientras le damos el pecho o el biberón al bebé podemos leer un cuento o hacer un puzzle con el mayor. Es una buena oportunidad para crear un vínculo entre ellos y hacerle entender que no siempre que estemos con el bebé significa que no le podamos atender.
  • Reservar momentos a solas con él. Esto puede ayudar a reforzar la unión con su hermano pequeño al saber que estamos también en exclusiva con él.
  • Es normal que tengamos miedo de que le coja en brazos e, incluso, que esté cerca de él, pero en lugar de apartarle, tenemos que dejarle cogerlo, de forma segura, ayudándole a sentir que él también lo puede hacer. Además, podemos pedirle que nos ayude a cambiarle el pañal, a bañarlo, a ponerle crema, a ponerle el pijama, etc. Siempre como si fuera un juego y no una obligación, que no se sienta responsable de su hermano pequeño.
  • Tratemos de no enfadarnos con él porque esto solo alimentará su miedo a perder nuestro amor y se sentirá inseguro y excluido.
  • Antes de que venga alguien a visitarnos a casa, podemos hablar con ellos y pedirles que no vayan directamente a ver al bebé, sino que se paren antes a hablar con él y también muestren interés por él.

 

“Tenemos que entender que es totalmente normal que la situación cambie cuando llega un nuevo hijo a la familia. Por ello, debemos estar atentos a los cambios en el comportamiento del hijo mayor y ofrecerle atención, mucho amor y mucha paciencia. No dar respuesta a estos cambios solo hará que aumente la intensidad de su comportamiento, así como la frecuencia”, concluye Ana Navarro.

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Carlota Arellano

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