Rupert Murdoch: la herencia fallida que ocurre en muchas familias

He visto la serie de Netflix La dinastía Murdoch (The Rise of the Murdoch Dinasty) y he sacado algunas conclusiones educativas que comparto en este artículo.

Rupert Murdoch es un empresario australiano, un magnate de los medios de comunicación (entre sus propiedades se encuentran el tabloide sensacionalista británico The Sun, The Wall Street Journal, Fox News, The Sunday Times).

Su influencia entre los políticos es vergonzante, sonroja ver el comportamiento servil de algunos sus empleados– a los que no les importa retorcer la verdad (a pesar de ser periodistas) para ponerla al servicio de los intereses empresariales -de los políticos, que sabiendo de la capacidad de influencia de sus medios en la población, actúan al dictado de Murdoch convertido en su jefe en la sombra-.

Entre sus “hazañas” está la victoria de Trump en las primaras republicanas y en las elecciones de 2016 que le auparon como presidente de los Estados Unidos (es como un mal sueño, ya superado). Puedes ver la historia de ese drama en otra serie, The Loudest voice (La voz más alta con un Russel Crowe irreconocible)

Murdoch es rico, inmensamente rico. Es poderoso, inmensamente poderoso (al menos muchas personas le reconocen e incluso temen ese poder). Su ilusión siempre fue que sus hijos continuaran con su obra, aquello que con tanto esfuerzo (y también engaños, malas artes) consiguió crear. 

La serie documental de Netflix nos revela las intrigas entre hermanos, los “codazos” que se dan para poder auparse al puesto de favorito de su padre. De la historia familiar se puede concluir que lo que importa es preservar el imperio, aunque sea a costa de sacrificar a la familia. Así, las relaciones entre hermanos se enrarecen.

Primero una de las hijas abandona el barco, después otro de los hijos. La herencia que quiere dejar Rupert Murdoch resulta ser fallida porque la familia Murdoch unida en torno al negocio es una quimera. Es todo lo contrario, el negocio destroza a la familia.

El poder, el dinero han envilecido a algunos de sus integrantes animados de alguna manera por su padre que observa cómo su sueño se desvanece. Rupert Murdoch es muy mayor, 89 años. Nos lo imaginamos triste, sin poder mantener una conversación de cariño con sus hijos, sin hablarse con sus tres ex mujeres, odiado por muchos, temido por otros, querido por pocos.

La historia de este magnate creo que puede invitarnos a la reflexión. Porque el dinero ha servido como causa para que muchas familias se rompan. Familias que eran aparentemente normales, de personas aparentemente formadas, educadas, supuestamente bondadosas se transforman en demonios cuando se trata de hablar, repartir el dinero. Entre mis amigos, familiares, conocidos hay muchos casos de hermanos, tíos, padres e hijos que no se hablan por dinero. O si se hablan, lo hacen con desconfianza.

Te propongo que intentemos y logremos que eso no ocurra en nuestra familia. No vale con desearlo, enunciarlo, hay que ponerse manos a la obra. Podemos tomar medidas para prevenir una situación indeseable: Compartir con nuestros hijos casos que conozcamos (el de Rupert Murdoch quizás les pueda interesar, el de amigos, familiares), hacerles ver nuestra preocupación sobre la posibilidad que un suceso así ocurriera en nuestra familia, expresarles el dolor que nos produciría. En definitiva, hacerles saber que el dinero no puede ser un elemento que rompa la familia. Convencerles y convencernos que la principal utilidad del dinero es ayudarnos a sobrevivir y a no pensar en él.

Lo más importante va a ser cómo actuemos en nuestra relación con el dinero. Podemos convertir al dinero en el objeto de deseo y nosotros en sus esclavos o podemos servirnos de él como un mero instrumento que nos permite pagar cosas.

Por tanto, depende exclusivamente de nosotros, que nuestros hijos valoren más el ser que el tener o viceversa.

Es el momento para preguntarnos si la herencia más importante que podemos dejarle a nuestros hijos es una cuenta corriente, unas casas, una empresa o es, en cambio, la educación. El dinero se derrite, aparece y desaparece. La educación permaneces siempre.

Rupert Murdoch es muy rico pero ha fallado en lo más importante. No quiero errar en eso. Te deseo que tú tampoco.

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Leo Farache

Nacido en Madrid, de la añada del 63. Su vida profesional ha estado ligada al mundo de la comunicación, gestión, marketing. Ha dirigido algunas empresas y escrito tres libros (“Los diez pecados capitales del jefe”, “Gestionando adolescentes”, “El arte de comunicar”). Ha ejercido de profesor – “una profesión que nos tenemos que tomar todos más en serio” – en la Universidad Carlos III, UAM y ESAN (Lima) en otras instituciones educativas. Es padre de tres hijos y ha encontrado en la educación su elemento. Fundó en 2014 la empresa Educar es todo desde donde opera esta iniciativa cuyo objetivo es ofrecer ideas e inspiración educativa a madres y padres que quieren saber más para educar mejor.

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