¿Alguna vez habéis escuchado el síndrome del nido vacío? El síndrome del nido vacío es un proceso de duelo por el que pasamos muchos padres tarde o temprano. Es un síndrome que aparece cuando los hijos se van de casa y como en cualquier situación de separación, nos sentimos afectados. A muchos padres les cuesta superar “esta pérdida”, afectándoles a ellos y, en consecuencia, a sus hijos.
Con la ayuda de la psicóloga Silvia Álava, te ayudamos a prepararte ante esta situación inevitable, te explicamos por qué ocurre esto y te damos las herramientas necesarias para manejar tus emociones ante el “miedo al nido vacío”.
“Es totalmente normal sentirse abrumado, es un cambio. Nuestro eje vital hasta entonces eran nuestros hijos y ahora nos encontramos con que ya no nos necesitan, vemos que han crecido”, nos dice Álava. Ante esta variación en nuestra vida, es lógico sentir que hemos perdido nuestra brújula, nuestra razón de ser. Por ello, lo primero que debemos hacer para procesar el dolor es asimilar nuestros sentimientos, nos cuenta Álava. Una vez que hayamos aceptado nuestras emociones, toca entender que nosotros no solo somos padres, sino personas: por lo que tenemos y merecemos una vida propia. “Y, cuanta más vida propia tengamos más fácil va a ser superar ese momento en el que nuestros niños se vayan”, nos comenta la psicóloga. Tenemos que reinventar nuestra vida, cambiar nuestro foco de atención.
“Probablemente, te pase esto porque fuiste un padre muy involucrado con tu hijo. Y es normal que ante una novedad así nos pongamos un poco ansiosos”, nos comenta Álava. Tenemos miedo, pero, no solo por nosotros, sino por ellos. Esto nos lleva a formularnos ciertas preguntas que no paran de rondar por nuestras cabezas: ¿Les irá bien?, ¿Sabrán autogestionarse ellos solos? Además de tener estos pensamientos, en ocasiones proyectamos estas inseguridades en nuestros hijos. Ante esto, Álava nos dice: “Sin quererlo les transmitimos a nuestros pequeños esa sensación de desconfianza y si ven que no confiamos en que pueden valerse por sí mismos, nuestro vínculo con ellos y, sobre todo, su autoestima, se puede ver afectada”. Además, pueden interpretarlo como que les estamos cortando las alas, ¿queremos que se sientan así? Cabe recalcar que, si no te encuentras afligido o no tienes este síndrome también es legítimo, no te debes sentir culpable por no tener miedo al nido vacío.
¿Qué puedo hacer para manejar esta situación? Silvia Álava nos da los pasos
- Después de identificar nuestras emociones tenemos que trabajar en ellas. ¿Me está ayudando el miedo para algo? No. Entonces vamos a mirar en perspectiva para ver qué puedo hacer para estar mejor conmigo y con mi hijo.
- Por lo tanto, el siguiente paso sería cuidarnos a nosotros mismos. Empecemos a realizar actividades. Es decir, busquémonos hobbies. Da igual lo que sea: cantar, bailar, cocinar. No importa, lo importante es que nos haga sentirnos bien.
- Buscar ayuda profesional. Si vemos que autorregularlos o buscarnos una actividad no nos está ayudando podemos buscar a un experto que nos dé pautas más concretas para nuestro caso.
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