Cambios en la vestimenta, horarios que se alargan, mayor número de contestaciones, poca comunicación… Todos estos son síntomas de que tu hijo o hija está en la etapa adolescente. Según se van acercando a la preadolescencia, desobedecen más, cambian sus conductas y se van desapegándose más y más.
Seguramente creas que de la noche a la mañana tu hija ha cambiado repentinamente y ya no es la que era antes. Aunque esto a ti te puede parecer una afronta personal, por la que alguien ha cambiado a tu hija que antes era educada y respetuosa por otra hija rebelde y contestataria, es más que normal dentro de la etapa adolescente.
El principal problema no lo tiene tu hija y sus cambios, sino nosotros, que como padres y madres no aceptamos esos cambios y que tampoco aceptamos que nuestra hija o hijo esté creciendo, evolucionando y experimentando.
El duelo de los padres ante la adolescencia
Todos estos cambios, si no nos hemos concienciado y preparado para esta etapa, nos pueden chocar y pillarnos de improviso. Para ciertas familias será más fácil o más difícil afrontar los cambios dependiendo de las expectativas que hemos puesto sobre ellos y de las expectativas que tenemos sobre esta nueva etapa. Pero para aquellas que ni se han planteado que se acercan cambios, puede llegar a convertirse en un duelo, pues sienten que su hija no es lo que era antes. Así nos lo explica la educadora Sara Desirée Ruiz: “La adolescencia, sobre todo si no nos preparamos para ella, hace que se experimente “de repente” una sensación de pérdida muy profunda que puede llegar a ser muy dolorosa. Si no se han ido identificando las señales que han ido avanzando la nueva etapa, se puede tener la percepción de que todo ha pasado de un día para otro”.
Una de las cosas que más puede doler a las familias es dejarles marchar poco a poco, decirles adiós aún estando ahí. Dejarles que experimente, que cambien teniéndoles al lado, y teniendo en mente cómo durante todos los años de su infancia hemos estado ahí para guiarles. Por muchos cambios que haya, seguimos con ellos porque esto es una transición, un periodo en el que se está preparando para ser la adulta que quiere ser, y para eso tiene que probar y cambiar.
Recordemos que no se trata tanto de nosotros, se trata de nuestro hijo o hija adolescente que está cambiando. Aunque a nosotros nos dé miedo el cambio, quien está sufriendo más son ellos, quienes están perdidos en busca de su camino.
Causas de los cambios en la adolescencia
El entorno en el que se rodea nuestro hijo o hija es uno de los principales factores que motivan los cambios en la adolescencia. Pero, sobre todo, es la interacción de su cerebro en el entorno el mayor causante de esos cambios. Como nos contaba el psicólogo Rafa Guerrero, el cerebro durante la adolescencia se está reconfigurando para estar casi listo y maduro en la etapa de la adultez. “Es como si metafóricamente tuviéramos unos obreros en el cerebro adolescente que están creando carreteras, que están asfaltando y que están tratando de conectar las distintas zonas cerebrales”.
Guerrero cuenta que es la parte inferior del cerebro la que está más operativa durante esta etapa, una parte que es mucho más impulsiva e inconsciente, de ahí que muchas de sus conductas las hagan sin pensarlo mucho. La parte superior, el neocórtex, es la parte del cerebro que más “en obras” está, que no madurará completamente hasta cercana la edad de los 25 años y que controla el funcionamiento ejecutivo del cerebro, donde se desarrolla la planificación, la espera a la gratificación o el control de los impulsos.
Es decir, todos estos cambios que están teniendo y que no entendemos, muchas veces se dan por impulsos ya que tienen muy desarrollada toda la parte del cerebro emocional pero todavía no tienen muy desarrollada su parte más racional.
¿Cómo acompañar estos cambios?
- Mantente abierta a todo posible cambio: si ha empezado a cambiar ahora, los siguientes años van a seguir siendo muy cambiantes para ella. Por ejemplo, puede que cambie de amigas y necesite un apoyo, ahí debemos estar para estar con ella.
- Quítate culpa: no es culpa tuya que esté cambiando tanto y que no reconozcas a tu hija. Entra dentro de lo normal. Recuerda que es una etapa transitoria y que tu hija va a saber encontrar su camino.
- Ponle límites: Al igual que tenemos que permitir que cambie y experimente, nuestra hija o hijo necesita límites que les indiquen que el camino que están llevando es el correcto.
- Interésate por sus gustos: intentemos comunicarnos con ellos para saber qué les gusta, qué están escuchando, qué están viendo. No hace falta que nos hagamos nosotros fans, simplemente que nos interesemos. Así podremos entender cuáles son los referentes que también inciden en los cambios.
- Conoce a sus amigos: deja que invite a casa a sus amigos para también ver quienes son los que acompañan a tus hijos en esos cambios una gran parte del día.
- No le retires tu amor por mucho que haya hecho algo que no te gusta: llegar bebida, llegar muy tarde a casa, suspender… Incluso en nuestros mayores enfados, nuestros hijos e hijas nos necesitan como apoyo emocional.
- Sé asertivo con ellos y negocia con ellos estos cambios que están teniendo.