“Los niños vienen con manual de instrucciones, pero no las leemos”
Escuché esta frase a María Soto durante la conferencia que ofreció en la Jornada de Educación organizada por el colegio San Felipe Neri en Cádiz.
Quizás todos, incluidos nosotros, tengamos nuestro manual de instrucciones incorporado y todos tengamos la pretensión que nuestra pareja, compañeros, jefes, amigos sepan leerlas. Si todos supiéramos leer el manual instrucciones “del vecino” estaríamos ante una situación ideal, ¿verdad?
¿Cuántas veces nos hemos quejado amargamente de no sentirnos comprendidos precisamente por aquellos que, supuestamente, debería entendernos mejor? ¿Nos gustaría que nuestros seres queridos investigaran con tono amable y sosegado sobre cuáles son “nuestras instrucciones”, aquellas que hacen que reaccionemos de una manera u otra, que nos haga sentir mejor o peor?
“Leer el manual de instrucciones” de las personas que nos rodean es ser empáticos. Es decir, ponernos en el lugar de la otra persona no desde “nuestras instrucciones”, sino desde las suyas, desde su punto de vista.
Visto así, nuestro papel educativo tiene un algo de investigador, de detective que agazapado detrás de nuestra inteligencia, experiencia y sabiduría es capaz de vislumbrar cuáles son los resortes de nuestros hijos, lo que nos permite hacer que ellos progresen sintiéndose bien, sin que en casa la situación se revierta y sean los pequeños los que tengan que pedirle a los mayores cuáles son sus manuales de instrucciones.
Como padre de tres hijos muy mayores creo que me hubiera hecho mucho bien interiorizar que mi misión como educador era descubrir el manual de instrucciones de mis hijos para que me permitiera cambiar la mirada y ser un padre más comprensivo, maduro e inteligente. Para los que aun lleguéis a tiempo, la frase de María Soto puede ser reveladora, para los que se nos ha “pasado el arroz”, podemos aplicarla todos los días y con todas las personas con las que nos relacionemos.
Debemos estar preparados que aunque nos empeñemos, se nos va a olvidar y volveremos a no mirar el manual de instrucciones. Podemos volver a buscar humildemente, “abrir la caja” y ponernos a leer de nuevo 😉
