Publicamos una emotiva carta de un padre a la cultura. Su autor es Jorge Casesmeiro, que ha escrito Jugando entre cultura, un libro delicioso en el que un padre nos cuenta que, a pesar de que en un primer momento pensó en poner toda su biblioteca a salvo de su hija pequeña, finalmente rectificó, le permitió bucear en ella y descubrió el asombro que un retrato de Kafka o unos grabados de Miguel Ángel suscitaban en su hija hasta el punto de que los libros se convirtieron en marionetas o muñecos con los que jugaba e inventaba historias.
Amiga:
Te escribo para agradecerte el tiempo que has compartido con Inés durante sus primeros cuatro años. No olvido que al principio, y me avergüenza reconocerlo, pensé en dejarte a un lado. Pero es que entre pañales, papillas y peluches, ¿qué pintaban tus libros, la música, el arte? Pronto me demostraste que mucho era posible: un diario de Kafka, variaciones de Bach, grabados de Miguel Ángel… El niño, me dijiste, llega a todo a su manera, incluso a lo más alto, y a su modo penetra hasta el centro de las cosas. Y yo, reivindicaste, puedo ser cuidadora, compañera de viaje durante su crianza. Mira cómo me escucha, decías, cómo lo toca todo, ¡mira cómo me mira!, exclamabas a veces. Y entonces comprendí algo que me escribiste un día por mediación de Ortega, eso de que asombrarse es comenzar a entender. A entender, en mi caso, que no podía ni quería salir del asombro, de ese lugar donde estábamos juntos pasándolo de fábula. Porque lo que es vosotras dos, te recuerdo, os tronchabais de risa por cualquier menudencia, como si compartieseis un lenguaje secreto, una complicidad en exclusiva. Confieso que por ello os tuve celos. Hasta que me explicaste que no era ese un idioma por mí desconocido, sino sólo olvidado, que también yo era niño, matriz de la cultura. Desaprende, me urgiste, si quieres aprender a jugar con nosotras, hazte chiquito sin dejar de ser grande. Entonces fue la bomba: guiñoles con los
libros, muñecos escuchando sinfonías, torrentes de energía con pintura de manos sobre aquellos murales. ¡Y qué colores! ¡Qué galaxias! Y lo que nos espera todavía. Porque Inés ha empezado a leer: letritas, fonemas, matrículas de coche… Sí, lo sé, es el primer esfuerzo serio que le pides. Pero vale su precio y llegará a degustarlo. Creo que ella es consciente, o al menos que lo intuye cuando me ve entre libros; o cuando, como ahora, me enseña las palabras que rubrica a mi lado mientras te escribo. Por cierto, te manda un beso. Ah, y oye, un día de estos la llevo a tu casa del Prado; sí, sí, al museo. Y luego al Retiro a ver esos patos que tanto le gustan, y después de tapeo, que también es cultura. ¿Te apuntas? Ya me dirás. Mientras tanto nos vemos aquí, en casa, como siempre.
Abrazos,
Jorge
Jorge Casesmeiro Roger (pedagogo) dirige el centro Psicopaidos y es autor del libro Jugando entre cultura, Ediciones del Orto 2014
Foto de portada: “El perfecto asombro”. Fuente: Nando.uy / Flickr