Llevamos largo tiempo sin llevar a nuestros hijos en el coche. Pero con la desescalada ya en marcha, ese momento está a punto de llegar. Por eso es importante que seamos más conscientes que nunca de que la prevención en la carretera empieza desde cada individuo que circula en coche, sea conductor o pasajero. Y esto incluye, por supuesto, a los niños.
La tesitura actual nos da la oportunidad de aprovechar el alto nivel de concienciación en la protección de uno mismo, y de su entorno, para trasladarlo a otros entornos en los que el riesgo sigue presente.
Claves para hacer que los desplazamientos resulten seguros para todos
Clave 1: LA POSICIÓN
En el coche estamos sometidos a las leyes de la dinámica. Un frenazo brusco supondrá el salir disparados en el mismo sentido en el que circulaba el coche antes de frenar, hasta que algo nos detenga, por lo general el cinturón de seguridad.
Para evitar las lesiones derivadas de esa retención, a los pasajeros más frágiles, los niños más pequeños, los sentamos a contramarcha. De esa manera es la silla la que hace el esfuerzo y no el cuerpo del pequeño.
Clave 2: LA ADAPTACIÓN
La adaptación es el hilo conductor de la seguridad pasiva en el coche, desde el bebé, hasta el adulto. Antes de los 4 años, la adaptación será una silla a contramarcha.
El paso siguiente no puede ser el uso directo del cinturón de seguridad, sino una silla que adapte el recorrido del mismo al tamaño del pequeño.
Cuanto más tarde se realice el cambio al uso del cinturón de seguridad, mejor.
Clave 3: EL AJUSTE.
La sujeción del pasajero al vehículo es la base de toda la protección:
En caso de usar una silla con arnés, éste debe tensarse hasta que no sea posible pellizcarlo.
- En caso de usar el cinturón de seguridad, también debe tensarse una vez abrochado.
- Si quedan holguras el pasajero (sea adulto o niño) sufrirá un desplazamiento excesivo y peligroso en el momento en que haya un frenazo.
Clave 4: EL APRENDIZAJE.
Somos el modelo de nuestros hijos, y también los responsables de que vayan progresivamente haciéndose cargo de su propia responsabilidad. La autoprotección será un hábito en la vida de nuestros hijos.
Clave 5: PROTEGIÉNDOTE, PROTEGES. LA EDUCACIÓN LO ES TODO.
El coche es un espacio privilegiado para educar también en los valores que hacen que la seguridad sea colectiva y no sólo individual.
La protección empieza por uno mismo, sentándose y abrochándose correctamente, haciendo uso adecuado de los sistemas de seguridad pasiva del coche.
Sujetarnos al coche supone una doble protección: la propia, para evitar salir despedido, y la ajena, para evitar golpear a cualquier otro de los pasajeros.
Nuestros hijos serán los conductores del mañana, y queremos que circulen seguros. Es de vital importancia educar en el civismo y en la responsabilidad social, también en carretera.