Si la pareja se rompe, generalmente pensamos en fracaso. Se dice que es el duelo más importante después de la muerte. En Parenting, sin embargo, vemos muchas familias que mejoran a raíz del cambio.
¿De qué depende? Sobre todo de la actitud con que afrontemos el proceso. De dónde decidamos colocar el foco. Si nuestro objetivo es que nuestra familia siga unida y que nuestros hijos sean felices, podemos conseguirlo.
Fruto de nuestra experiencia nace Parenting.es, convencidos de que si la ruptura de pareja la afrontamos como un proceso de cambio, y ese proceso lo vivimos acompañados de un equipo de profesionales multidisciplinares, la familia seguirá unida.
Podemos elegir cómo afrontamos nuestra ruptura de pareja: como un drama, como una guerra o como un cambio a mejor. Si decidimos que esta ruptura es lo mejor para nuestra familia, que saldrá reforzada con la transformación, y lo hacemos acompañados de profesionales que nos guíen en el proceso, tendremos una familia feliz.
El proceso de cambio es complicado, y tiene que estar bien definido. Para que sea exitoso tiene que estar perfectamente adaptado a nuestra familia. Y como cada familia es única, el modelo de cambio es único, necesitamos un traje a medida.
¿Qué necesitamos?
1. Definir cómo es nuestra familia hoy
El primer paso consiste en establece cómo es, funciona y se organiza nuestra familia. Para que el cambio sea positivo, debe estar basado en la familia que somos. Necesitamos conocer nuestras dinámicas familiares exitosas, para tratar de mantenerlas en todo lo posible. Localizar nuestros verdaderos intereses, los comunes y los individuales de cada miembro de la familia, puesto que nuestro objetivo tiene que ser satisfacerlos.
2. Vivir el proceso de manera positiva
Para tener éxito, debemos trabajar para afrontar el proceso de manera positiva. Ponernos de acuerdo en cómo y cuándo vamos a comunicar el cambio a nuestro hijos, y hacerlo con una sonrisa, que nos vean seguros. Tenemos que transmitirles que les seguimos queriendo, que van a estar bien. Que es bueno para todos. Que van a tener dos casas, y dos padres que les quieren. Una vida diferente, pero plena y feliz.
3. Elaborar un Plan de Parentalidad
Tenemos que definir cómo va a funcionar nuestra familia después de la ruptura, basándonos en cómo es nuestra familia hoy. Hay que mantener tantas rutinas, hábitos, costumbres como sea posible. Y tener en cuenta a la familia extensa: que un fin de semana al año se reúnen todos los tíos, primos de una familia numerosa en una casa rural, pues nuestros hijos seguirán disfrutando de esos encuentros familiares; que nuestra hija es una fan de la programación, pasión que comparte con uno de sus progenitores, pues recogeremos que juntos seguirán manteniendo esas actividades.
También recogerá dónde vamos a vivir en el futuro, los tiempos que los hijos pasarán con cada uno de sus padres, cómo y dónde se harán los cambios, los temas económicos, que actividades van a realizar nuestro hijos, cuestiones religiosas, educación y salud, cómo nos vamos a comunicar en el futuro…. Todo aquello que nos ayude a definir nuestra nueva vida familiar.
¿Y por qué es tan importante definir detalladamente nuestro futuro? Para evitar problemas y conflictos. Nuestra experiencia nos dice que muchas veces firmamos un acuerdo de divorcio rápido. No lo reflexionamos, lo redactamos genérico para “acabar cuanto antes”, y pensando que luego ya veremos cómo lo solucionamos, y la realidad es que los problemas no se solucionan solos..
4. Validar las medidas y adaptar el plan
Tenemos que comprobar que las medidas que hemos diseñado funcionan. El proceso de cambio es un proceso que está vivo, y requiere ir cambiando, igual que cambia nuestra familia.
Por eso es muy importante hacer un seguimiento, comprobar que los acuerdos que hemos adoptado funcionan, y modificar aquellos que están dificultando el funcionamiento armonioso de nuestra familia.
Somos un equipo, y como tal tenemos que seguir trabajando buscando aquello que es mejor para nuestra familia, y cambiando aquello que no acaba de funcionar.
5. Mantener el diálogo
La clave para mantener la familia unida para siempre es mantener la comunicación abierta. Somos un equipo, y como tal tenemos que actuar. Detectando qué es mejorable, contando lo que no nos gusta, y planteando soluciones que hagan que todos seamos más felices.
Para nosotros “la pareja se rompe, la familia sigue unida”. Y sabemos que es posible, solo hay que cambiar cómo vivimos nuestro proceso de cambio. 25 años trabajando con familias nos permiten asegurar que es posible divorciarse y seguir siendo una familia unida.
[the_ad id=”77749″]