No existe un miedo más grande que nuestros hijos e hijas se dejen influenciar por sus amigos. Como madres y padres sentimos vértigo cuando empezamos a ver a nuestros hijos comenzando la preadolescencia, sabemos que eso es sinónimo de alejarse de nosotros y acercarse más a sus iguales. Para pasar por este proceso, sentimos que necesitamos estrategias para que el impacto del grupo no sea tan negativo.
¿Qué ocurre en la adolescencia?
Cuando nuestros hijos e hijas están solos son capaces de alcanzar un nivel alto de introspección y generar sus propios pensamientos e ideas diferentes al grupo, pero salvo que se sientan muy seguros y/o tengan un rol de liderazgo, raramente lo mencionarán delante de sus amistades debido al temor de ser rechazados.
“Hemos preguntado a los adolescentes por sus miedos y sus preocupaciones y no son tonterías adolescentes, sino propias de personas que están despertando a la vida: el miedo a mostrar el mundo interior por si eres rechazado, por mostrarte como te sientes por dentro, el miedo a no ser lo suficientemente capaz, de ser poco valorado”. Señalaba la educadora Eva Bach en una entrevista sobre su libro “La adolescencia es una maravilla”. Esto nos deja de manifiesto la relevancia que tiene para ellos no pertenecer a un grupo o no encajar.
Por su parte, la psicóloga Silvia Álava, menciona en su libro “Queremos que crezcan felices” que “los estudios realizados por Seinberg demostraron que cuando los adolescentes se enfrentan a una situación ellos solos son capaces de sopesar las consecuencias de sus actos, pero en presencia del grupo, aumentan sus conductas de riesgo”. Este autor llega a la conclusión de que correr riesgos está influenciada por el interés de impresionar a sus amigos. La psicóloga resalta que puede deberse a varias razones:
- Su cerebro se hace sensible a la oxitocina, una hormona que hace más gratificantes las relaciones sociales.
- Sienten atracción por lo novedoso y eso lo encuentran en sus iguales.
- Las relaciones más importantes las establecemos con gente de la misma edad.
- A nivel neuronal, el rechazo social se percibe como una amenaza para la existencia.
¿Cómo evito que no se deje influenciar por sus amigos?
Los adolescentes lo viven todo con una intensidad extrema, sobre todo las amistades. Hay ocasiones que los observamos y sentimos que su vida empieza y acaba con ellos, que una discusión puede ser el fin del mundo y la reconciliación les devuelve su buen humor. Para evitar que se dejen arrastrar por sus amigos, como madres y padres podemos ayudarnos de las propuestas de Silvia Álava:
- Ganarnos su confianza. Necesitamos ganarnos su respeto y confianza para que nos cuenten lo que les pasa y preocupa.
- No podemos forzarle. Nunca podremos obligarle a que nos cuente lo que le ocurre, conseguiremos el efecto contrario, pero sí podremos favorecer la comunicación.
- Debemos utilizar nuestra empatía. Lo hemos vivido, sabemos de sobre lo importante que son los amigos, por ello, como madres y padres en ocasiones será mejor permanecer en un segundo plano, escuchando y entendiendo.
- Estar receptivos. Nuestros hijos deben sentir que estamos disponibles y receptivos para cualquier consulta o demanda.
- Ser proactivos. Debemos adelantarnos a las situaciones de crisis verbalizándolas, poniéndonos en su lugar y explicando las dudas que puedan tener.
No podemos olvidar que es importante que desde pequeños incentivemos a los niños para que realicen preguntas, den su opinión y mantengan conversaciones con nosotros. No podemos pretender que en la adolescencia no se dejen influenciar por sus amigos, si no lo hemos trabajado antes.
Pensamiento crítico y autoestima van de la mano
El pensamiento crítico es fundamental para que nuestros hijos e hijas no se dejen influenciar, que aprendan a cuestionarse, a buscar respuestas, a analizar las informaciones que les llegan, a tener su propio criterio… Como explica el profesor de filosofía y escritor, José Carlos Ruiz, en el curso “Desarrollo del pensamiento crítico” nuestros hijos necesitan activar su interruptor del pensamiento crítico para actuar bajo sus propios principios.
Un aspecto muy importante que no podemos perder de vista es que la autoestima está directamente relacionada con el sentimiento de capacidad. Por lo tanto, podemos entender que si nuestros hijos e hijas se sienten capaces, autónomos y pueden tomar decisiones por sí mismos, aceptando las consecuencias de las mismas, esto repercutirá directamente en su autoestima.
Begoña Ibarrola, psicóloga, hace hincapié en que “depende de cómo respondan los adultos que le rodean, un niño o niña crecerá con una sensación de confianza en sus capacidades o, por el contrario, con una sensación de impotencia, que se suele traducir en una necesidad de que los adultos le hagan todo en todo momento”.
Teniendo en cuenta esto, será muy importante ofrecer pequeños retos a nuestros hijos, adaptados a su edad, que puedan ir superando y, por lo tanto, sintiéndose capaces. “Tenemos que ayudarles a sentirse capaces de ir construyendo su propio mundo, porque ahí está la base de la autoaceptación: sentirnos dueños de nuestras decisiones y de sus consecuencias”.