«Para conseguir que los niños y jóvenes se aficionen a la lectura, tenemos que irradiar emociones en torno a ella», Miriam Vázquez.
Todo empieza en casa
Es necesario que en casa haya libros, que se lean libros y se creen espacios en los que se contagien emociones y se generen conversaciones en torno a ellos. Solo así el acto de leer se vuelve memorable y se llena de significado, pues la experiencia más valiosa no es la lectura en sí, sino el entorno amable y divertido en el que se desarrolla.
Si el día a día no nos permite leer con los niños y jóvenes todo lo que nos gustaría, bastará con dedicar momentos a charlar sobre lo que se está leyendo, a conversar sobre los personajes, a comentar la portada o el título, a jugar a adivinar el final… Es importante hablar de libros, en definitiva, y que estos formen parte del día a día, de nuestra vida.
Lograr la motivación lectora
Aunque no existe una fórmula mágica para fomentar el hábito lector, hay dos cuestiones imprescindibles para lograrlo: que la lectura esté basada en la libertad y que en la práctica animadora irradiemos emociones. La emoción es un arma poderosa para transmitir amor hacia cualquier cosa, y para la lectura, es fundamental.
Cuando los niños y niñas son más pequeños, es importante ofrecerles libros acordes a sus intereses y capacidades, y dejarles elegir, hojear, no leer, saltarse páginas… Lo importante, sobre todo, es crear con ellos espacios compartidos y divertidos en torno a la lectura, que reciban de nosotros ―padres, madres o educadores― esa emoción latente hacia los libros. En la adolescencia, aunque es bueno poner a los jóvenes en contacto con materiales que puedan interesarles, la mejor opción es dejarles a ellos la decisión final, para que sientan el acto de lectura como algo libre y no condicionado, y descubran así el placer de leer a la vez que van definiendo poco a poco sus gustos literarios.
Para lograr la motivación lectora es muy importante también integrar el hábito lector en la realidad cultural y social de los niños y jóvenes. Solo así comprenderán que los libros tienen realmente que ver con sus gustos, sus intereses y su forma de relacionarse. En este sentido, siempre recomiendo dos colecciones de Oxford University Press: El Blog de Leandra y Bruno para los más pequeños (de 8 a 11 años), que fomenta la lectura en papel a través del podcasting y anima al lector a escuchar audios asociados a la trama para que sea testigo de lo que pasa en tiempo real. Y Luna y los Incorpóreos (a partir de 11 años), que refuerza la lectura en papel a través de una app similar a WhatsApp que desarrolla nuevas historias de los personajes, avanza en la trama de los protagonistas y desvela nuevos secretos, con funcionalidades de interacción que permiten una recreación mucho más fiel del universo de ficción. Ambas colecciones proponen una lectura interactiva, amena y educativa, y con ellas, la motivación está totalmente asegurada.