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Cómo fomentar un comportamiento autodidacta

Decía Mar Romera en una ponencia en uno de nuestros eventos que “estamos formando a niños y niñas que van a trabajar en profesiones que hoy aún no existen”. Un auténtico reto. No sabemos qué cualidades, habilidades, conocimientos van a necesitar para los retos a los que se van a tener que enfrentar en su futuro.

Y es precisamente por esto por lo que hoy más que nunca es fundamental que inculquemos a nuestras hijas e hijos un comportamiento autodidacta. Si nuestros hijos aprenden a aprender, se convertirán en personas autónomas, podrán procesar de forma significativa toda la información que reciban, superar sus retos y buscar la solución a los desafíos a los que tengan que enfrentarse en su futuro incierto.

Toru Kumon, el creador del famoso Método Kumon de aprendizaje, decía que “se puede obligar a un niño a estudiar hasta un límite, pero el potencial de crecimiento mediante un aprendizaje autodidacta es infinito”.

Inculcar un comportamiento autodidacta es lo opuesto a imponer límites a su aprendizaje, es decirles que confiamos en ellos, que pueden aprender todo aquello que quieran, llegar todo lo lejos que se propongan, y que su futuro profesional no se tiene porqué limitar a una determinada materia, que pueden reinventarse siempre que sea necesario. No tener límites no solo es necesario en el momento incierto y cambiante que les ha tocado vivir, sino que es totalmente beneficioso: les empujará a vivir vidas más plenas y satisfactorias y a querer ampliar horizontes, descubrir nuevas posibilidades y sentirse más realizados.

 

Vamos a ver qué podemos hacer nosotros para cultivar en ellos la habilidad de aprender a aprender y entrenar las capacidades más importantes para conseguirlo:

 

Claves para desarrollar un comportamiento autodidacta

 

  1. La automotivación: Tenemos que enseñar a nuestros hijos a conocer y controlar su energía interior, ese motor que nos ayudará a conseguir cualquier cosa que nos planteemos. A veces hacemos el pino con las orejas para que nuestros hijos hagan lo que creemos que es mejor para ellos y en muchas ocasiones es interesante utilizar gratificaciones y premios, como motivación externa para ir alcanzando pequeñas metas. Es correcto y muy eficaz, pero debemos hacerles ver siempre cuál es el objetivo principal, y procurar que su motivación gire hacia el interior. Si nuestros hijos aprenden a motivarse por los logros, y dirigen esa energía hacia el crecimiento personal ¿hasta dónde podrían llegar?

 

  1. La autoconfianza: Todos los niños deben sentir la sensación de ¡Yo puedo! Y podemos ayudarles proporcionándoles experiencias que les permitan sentirse capaces de aprender y descubrir el mundo por sí mismos. Debemos ponerles retos de forma continua que supongan un esfuerzo para ellos pero que a la vez estén a su alcance. Por ejemplo, retarles a que hagan la cama ellos solos, o irles dando pequeñas responsabilidades en casa. Si nuestros hijos se dan cuenta que con esfuerzo y sacrificio pueden conseguir lo que se propongan, se quitarán de la cabeza cualquier tipo de limitación y freno y, no tendrán miedo a intentarlo.

 

  1. La autonomía: ¿cómo vamos a conseguir que nuestros hijos se sientan capaces de hacer cosas por si mismos si siempre las hacemos nosotros por ellos? Muchas veces, el afán por conseguir que todo salga bien nos lleva a hacer cosas por nuestros hijos que podrían hacer ellos. Por ejemplo, prepararles la merienda, atarles los cordones, vestirles… Como decía Noelia-López Cheda, autora del post viral “Me niego a ser la agenda de mi hija por WhatsApp”, “tenemos miedo de que nuestros hijos no lo hagan bien o fracasen. No confiamos en ellos”. Frente a esto, Noelia pregunta: “¿Qué es exactamente lo que queremos, que sean los mejores o que aprendan por el camino? Si les resolvemos todos los problemas a nuestros hijos nosotros seremos el problema”. Educar es guiar, orientar al niño para que esté siempre en el camino adecuado a su capacidad, apoyarle en los momentos difíciles, reconocer sus logros y hacerle ver que siempre puede dar un paso más. Confiar en su potencial, aunque veamos que son pequeños, e intervenir lo menos posible en su proceso de aprendizaje.

 

  1. La comprensión: Hay una etapa en la vida de nuestros hijos que es tan significativa que hasta tiene un nombre: “la etapa de las preguntas”. Todas sus frases empiezan por un “¿y por qué…? Sí, es agotador, pero es el momento perfecto para conducir todas esas dudas hacia un objetivo: conseguir que ellos mismos busquen las respuestas. Que aprendan a pensar por sí mismos, a deducir, a seguir las pistas y a buscar la información que necesitan para contestar a esa pregunta. Y si les hacemos nosotros preguntas tales como: ¿Y qué harías tú en ese caso?, ¿cómo crees que podemos resolver este problema?… estaremos yendo por el camino correcto. Comprender el mundo que nos rodea tiene que ver con nuestra capacidad de pensar, no de escuchar y aprenderse de memoria lo que dicen los demás.

 

  1. El esfuerzo: tener una actitud autodidacta requiere muchísimo más esfuerzo que seguir los pasos o las pautas de los demás. Por tanto, si queremos que nuestros hijos sean autodidactas, tenemos que inculcarles la cultura del esfuerzo. Para ello es fundamental que valoremos el esfuerzo que han realizado por conseguir aquello que estén proponiéndose más que el resultado. Porque si valoramos el resultado y algún día fallan, dejarán de enfrentarse a retos por miedo a no superarlos y defraudarnos. También podemos enseñarles ejemplos de personas que han conseguido muchas cosas después de mucho sacrificio y esfuerzo. Si a tu hija le encanta la natación, estaría bien que hablaras con ella de aquella nadadora olímpica que tanto tuvo que luchar para llegar tan alto. Si un niño disfruta de la experiencia de aprender por sí mismo, querrá repetir esa sensación de felicidad y ya no tendrá límites.

 

  1. Ejecución:en la vida no vale sólo con tener buenos razonamientos y pensamientos. ¡Hay que pasar a la acción!  Y aprender a ser valiente y responsable de nuestras decisiones y actos. ¿Qué es lo peor que puede pasar si me equivoco, qué aprenda del error? Si enseñamos a nuestros hijos a salir del inmovilismo, a no tener miedo a equivocarse, les resultará más fácil probar. Y como ya hemos dicho, la actitud autodidacta requiere acción, proactividad, no tener miedo al fallo.

 

A continuación te dejamos un vídeo que ilustra brevemente estas ideas.

 

Con el método Kumon puedes ayudar a tus hijos a fomentar su comportamiento autodidacta. Puedes contactar con tu centro Kumon más cercano aquí: http://www.kumon.es/

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Hoy seremos nosotros quienes te demos las gracias por confiar en nuestro trabajo. Mañana serán tus hijos quienes te agradezcan haberte formado en tu labor educativa y haber pensado en ell@s.

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María Dotor

María Dotor

Periodista especializada en educación y crianza
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