“Pensamiento y lenguaje son la misma cosa”, subraya el pedagogo Gregorio Luri en un vídeo de nuestra plataforma. Por eso, si nuestros hijos tienen un vocabulario rico y un buen manejo del lenguaje en su complejidad tendrán, del mismo modo, un pensamiento rico. Y, por supuesto, en esto los padres y madres somos ejemplo. Novedosos estudios avalan esta tesis. Os ofrecemos claves para ayudar a nuestros hijos a tener un lenguaje, y por tanto un pensamiento, más rico y complejo.
“En nuestras investigaciones hemos visto que la adquisición del lenguaje y la exposición de los niños a conversaciones bien construidas durante la etapa preescolar está altamente relacionado con los resultados académicos posteriores”. Neil Mercer, investigador de Cambridge, ofrecía esta importante conclusión en una entrevista en El País. “Nuestro estudio Reasoning as a scientist: ways of helping children to use language to learn science, que publicamos en 2003, demuestra que las conversaciones pueden contribuir a entender mejor las ciencias y las matemáticas”.
Y es que además de mejorar el clima familiar y fomentar un crecimiento emocional sano, una comunicación fluida y rica con nuestros hijos es el mejor cimiento para su crecimiento intelectual.
En nuestra plataforma, el pedagogo y filósofo Gregorio Luri nos confiesa: “Tengo el convencimiento de que el fracaso escolar es un fracaso lingüistíco”. Luri señala que cuando los niños y niñas, en tercero de Primaria, pasan de aprender a leer a aprender leyendo, esta relación entre manejo de lenguaje y desarrollo intelectual se vuelve más palpable: “Para que una persona entienda un texto necesita comprender el 80% del vocabulario. Los niños con más vocabulario tienen más capacidad para comprender”. Nos cuenta Gregorio que hay estudios que demuestran que “algunos niños escuchan 2.600 palabras por hora y otros apenas llegan a las 600”.
Claves para enriquecer nuestra comunicación
Todas las familias podemos mejorar la calidad de nuestra comunicación. Gregorio Luri nos ofrece algunas ideas:
- Reservemos tiempo para hablar de verdad. Se ha estimado, dice Luri, que cada día los padres hablan unos 10 minutos con sus hijos. “Esto no es una condena. Podemos intentar aumentar este tiempo”. Reservar un tiempo al día para comunicarnos de verdad con nuestros hijos no solo es bueno para su desarrollo intelectual, es necesario para nuestra conexión y bienestar como familia.
- Enriquezcamos nuestro lenguaje con pequeños gestos. Apostar por un lenguaje más rico o más complejo no está solo al alcance de intelectuales o élites, defiende Luri. “Todos podemos mejorar la complejidad de nuestro lenguaje, todos podemos aprender una palabra nueva cada día, podemos mirar en el diccionario una palabra” que no terminamos de entender. Así aprenderemos nuevos matices que enriquecerán nuestro vocabulario y, en consecuencia, el de nuestros hijos.
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