En la relación entre padres y madres, todo comunica: los silencios, las palabras, el tono de voz, las miradas, los gestos… Y toda esta comunicación educa, pues tiene un gran poder a la hora de conformar la visión que nuestros hijos tienen de sí mismos, de las relaciones familiares y del mundo en el que viven. En nuestra plataforma Gestionando hijos grandes expertos nos cuentan cómo podemos comunicarnos con nuestros hijos de forma positiva.
Comunicación positiva
El conocido neuropsicólogo Álvaro Bilbao nos lleva de viaje al cerebro en un vídeo exclusivo de la plataforma Gestionando hijos para explicarnos el enorme poder de nuestros mensajes para la mente de nuestros hijos. En el hipocampo, nos cuenta, “se almacena la información sobre cómo es el mundo y cómo somos”. Por eso, no metemos la mano en agua hirviendo, porque el cerebro nos dice que nos podemos quemar. Del mismo modo, si decimos a nuestro hijo que es muy perezoso, no se esforzará porque su cerebro le dirá que es muy perezoso. “Esos mensajes se quedan grabados a fuego en su hipocampo y conformarán su visión de sí mismos”. Como conclusión nos invita a “dar muchos mensajes positivos a nuestros hijos y minimizar los negativos”.
“Tanto si crees que puedes como si crees que no puedes, tienes razón”, nos cuenta Patricia Ramírez, psicóloga y coach experta en deporte, que dijo una vez Henry Ford. Es el llamado efecto Pigmalión, por el cual las expectativas que emitimos sobre nuestros hijos (“tú puedes hacerlo”, “eres valiente”, pero también “eres un incordio” o “así no llegarás a nada”) determinan cómo ellos se ven a sí mismos y cómo se conducirán por la vida. Nos anima a expresar siempre amor incondicional, alabar el esfuerzo más que el resultado, entender que las palabras positivas no debilitan y permitir que se equivoque, transmitiendo siempre que confiamos en ellos.
Precisamente sobre la idea peregrina de que las palabras de aliento y amor debilitan y las críticas nos hacen más fuerte habla Cristina Gutiérrez, experta en educación emocional y directora de la Granja de Santa María de Palautordera. Cristina denuncia que “en nuestra sociedad lo que es negativo está bien visto y lo que es positivo, los besos, los abrazos y las palabras que cuidan, está mal visto”. De este modo, vemos más aceptable socialmente criticar a un compañero que abrazarlo. Cristina considera que adoptar esta visión tan negativa, que puede hacer que veamos más fácil reñir a nuestros hijos que abrazarlos o decirles cosas bonitas, “es una decisión que los niños no han tomado”.
Si queremos apostar por una comunicación más positiva, Eva Bach, formadora de padres, pedagoga y escritora, nos da la clave y nos anima a llegar al corazón de nuestros hijos con nuestros mensajes. La comunicación que llega al corazón de nuestros hijos, nos dice, “empodera, acaricia, transmite confianza, esperanza y optimismo”. En un vídeo exclusivo de la plataforma Gestionando hijos Eva nos ayuda a entender cómo podemos comunicarnos con nuestros hijos de forma positiva. Los mensajes han de ser breves, honestos (porque decimos claramente lo que nos gusta y lo que no), empáticos (porque les hacen sentir que les tenemos en cuenta y se formulan de esta manera: “Con esto que ha pasado, yo me siento… ¿Tú cómo te sientes?”), resaltan lo que está bien en lugar de lo que está mal.
Pero sin duda la base de una comunicación positiva que podemos tener con nuestros hijos se encuentra en estas geniales ideas sobre cómo son los mensajes que llegan al corazón de nuestros hijos:
Claves para una comunicación positiva con nuestros hijos
1.- Escuchar activamente y con empatía (tratando de conectar con sus emociones), mirar a los ojos y establecer contacto físico con nuestros hijos. Nuestros pequeños son expertos a la hora de detectar cuándo los escuchamos a medias. Seguro que a ti tampoco te gusta ser escuchado a medias.
2.- En lugar de juzgar, etiquetar o reprochar, expresar desde nuestras emociones: “Me enfada ver este desorden en tu cuarto”, “Me pone muy triste que me hables así”.
3.- Comprometernos con la comunicación positiva, dando un ejemplo firme y expresando confianza. “Yo te hablo con respeto y no te estoy gritando, sé que puedes comunicarte igual”.
4.- Al calificarlos, centrarnos en lo positivo y en las soluciones y evitar juicios demoledores. “Ayer ordenaste muy bien tu cuarto, veo que eres muy capaz de hacerlo. ¿Cómo crees que podrías ordenarlo como ayer todos los días?” en lugar de “Siempre tienes el cuarto hecho una leonera”.
5.- Calificar las conductas, no a nuestros hijos, y siempre pensando en soluciones y confianza en que pueden encontrar esa solución: “No me gusta cómo has tratado a tu amigo. ¿Cómo crees que puedes resolver este conflicto?”.
Todos tenemos inquietudes educativas. ¡Y queremos buenas ideas para resolverlas! Por eso te proponemos que te suscribas a Gestionando hijos, encontrarás contenidos exclusivos que te ayudarán a saber más para educar mejor. Visita www.gestionandohijos.com/plataforma.