Cada vez es más común ver a niños muy pequeños (con meses de edad) con un móvil o una tableta en la mano. Estos instrumentos se convierten, en muchas ocaciones, en “niñeras tecnológicas” que utilizamos para que nuestros hijos se calmen ante una rabieta o no se aburran cuando estamos en una reunión familiar o con amigos. Lo cierto es que nos “salvan” de algún apuro, pero cuando este apuro se nos presente, deberíamos tener muy en cuenta las recomendaciones de la Academia Americana de Pediatría: “hasta los 2 años de edad, cero pantallas”.
El motivo de esta recomendación tan tajante es que el consumo de pantallas a edades tempranas puede provocar problemas en el desarrollo neurológico de los niños. Un retraso en el desarrollo del habla podría ser uno de ellos.
Cómo afectan las pantallas en el desarrollo del lenguaje
Según un estudio presentado en la Reunión de Sociedades Académicas Pediátricas 2017, cuanto más tiempo pasen los menores de hasta 2 años frente a la pantalla, más aumenta la probabilidad de que tengan retrasos en el desarrollo del habla.
Pero no es el único estudio que argumenta en esta dirección. Todos ellos coinciden en que el desarrollo infantil se despliega rápidamente en los primeros cinco años de vida, por lo que es un período crítico de crecimiento y maduración. Y el mecanismo por el que estos aparatos lastran ese despliegue es sencillo: las pantallas pueden interrumpir las interacciones con sus padres y su entorno al limitar las oportunidades de intercambios sociales verbales y no verbales, que son esenciales para fomentar un crecimiento óptimo.
Este fenómeno no es nuevo, ya ocurría antes de que los niños tuvieran acceso a móviles y tabletas. ¿El motivo? Existía otra pantalla: la televisión.
¿Cómo podemos detectar que nuestro hijo tiene un problema de desarrollo del lenguaje?
En el curso “Dificultades de aprendizaje: claves para educar en familia”, impartido por el neuropsicólogo José Ramón Gamo, hay un capítulo dedicado al TEL (Trastorno Específico del Lenguaje). En él, José Ramón nos advierte de cómo podemos darnos cuenta de que nuestro hijo podría tener un problema en el desarrollo del lenguaje:
Escasa fluidez verbal
Al cerebro le cuesta detectar en la memoria las palabras y activarlas rápidamente, por lo tanto, al hablar, son poco fluidos.
Abuso de muletillas y genéricos
Esta escasa fluidez verbal les lleva a recurrir a muletillas y a genéricos (palabras que sustituyen a la palabra concreta, como por ejemplo: la coda, este, eso de ahí arriba…)
Cometen errores en los tiempos verbales
Hasta los 6 años, es normal que nos niños regularicen los verbos irregulares (decir ‘escribido’ en lugar de ‘escrito’), pero a partir de esa edad, si la frecuencia de la regularización de los verbos irregulares, podría tratarse de un signo de alerta
Dificultad para resumir
Cuando tienen que sintetizar una información o contarte algo que les ha ocurrido en el cole, te cuentan cosas con un alto nivel de detalle, pero detectamos que no identifica lo que es principal y secundario y, por tanto, sus resumen no contienen la información relevante.
Dificultad en la planificación del discurso oral
Empiezan a contarte algo, saltan a otra cosa, no terminan el hilo discursivo… Si los casos son graves, no se les entiende lo que tienen que decir. En este caso hay que tener cuidado, porque si les decimos que no les entendemos, que piensen cómo contártelo de otra manera, podríamos conseguir que el niño dejase de hablar. Esto se conoce como “mutismo selectivo”. El niño de ja de hablar porque se siente incómodo al notar que no se le entiende bien.
Dificultad para establecer la relación conceptual entre dos cosas
Esto lo podemos testear en casa. Si yo a un niño le pregunto: ¿en qué es igual una pera a una manzana?, y me contesta: “que son redondas, que tienen rabo o que son amarillas”, podemos detectar que no es capaz de establecer la relación conceptual. Mientras que si el niño me dice que son frutas, o que se comen, que son alimentos, me indica que sí saben establecer la relación conceptual.
No comprenden bien la ironía, el sarcasmo, los chistes
Esto les penaliza mucho socialmente.
Utilizan oraciones muy simples y poco vocabulario
Suelen recurrir a oraciones muy simples encadenadas por la conjunción “y”. Además, a partir de los 7 años, notaremos que nuestros hijos tienen escasez de vocabulario con respeto a otros niños de su misma edad.
¿Qué podemos hacer las madres y padres para evitar que nuestros hijos tengan un problema de desarrollo del lenguaje?
Los primeros dos años son fundamentales para el desarrollo del habla y el lenguaje en los niños. Todo el tiempo que interactuemos con ellos, les hablemos, leamos o contemos cuentos, contribuirá a reforzar sus habilidades lingüísticas, y a mejorar su vocabulario. Las pantallas no reemplazan esa interacción personal, y cuanto más tiempo dediquen a ellos, menos posibilidades tendrán de “practicar” el habla en una etapa clave.