Este cortometraje (Knit to the last day of my life), protagonizado por una mujer que teje sin parar, nos brinda mensajes muy potentes sobre la importancia de aprender de los errores y superar la inercia, especialmente si es dañina. Seguro que si lo ves con tus hijos, os dará mucho que pensar y os ayudará a educar en valores.
Solemos decir que nunca hay que rendirse, que nunca hay que parar. Pero este corto nos muestra que, llevada al extremo, esta afirmación puede tener su peligro. La protagonista teje sin parar, incluso poniendo en riesgo su vida. ¿Lo vemos?
Aprender de los errores y pensar en el plan B
En este cortometraje, la protagonista tiene un plan y lo quiere ejecutar cueste lo que cueste. Es muy importante que nuestros hijos tengan objetivos en la vida y tomen decisiones, pero más importante aún, como nos decía Álvaro Bilbao, es que “aprendan de sus aciertos y sus equivocaciones”. Lo cierto es que la protagonista del cortometraje no asume que se ha equivocado y busca otras opciones. Noelia López-Cheda subrayó en una reciente ponencia la importancia de inculcar a nuestros hijos que los errores no son un fracaso, sino una oportunidad: “Nos estamos olvidando de que cuando nuestros hijos prueban y fallan, aprenden. Y cuando prueban y aciertan se llevan un chute de autoestima”.
Parece que la protagonista del cortometraje se frustra porque no puede llevar su plan como ella quiere, pero incluso así no lo abandona. Esto nos enseña la importancia de pensar en otras opciones, en planes B, C, D… Como nos decía Noelia López-Cheda en un post, “No tenemos que enseñar a los niños a tolerar la frustración. Tenemos que enseñarles a gestionar sus opciones.
Cuando nos anclamos y revivimos una y otra vez aquellas situaciones que no podemos cambiar, es inevitable sentirnos frustrados y por lo tanto, habría que aprender a tolerarlo. Sin embargo si vivimos la situación mirando “qué opciones tenemos, qué es lo que YO puedo hacer”, esa sensación desaparecerá”. Así, después de ver este corto con nuestros hijos, podríamos reflexionar juntos sobre qué podría haber hecho la protagonista, qué opciones tenía en diferentes momentos de la historia.
Superar la inercia y vivir con conciencia
Está claro que la protagonista del cortometraje actúa por inercia, teje sin pensar y sin darse cuenta del daño que esto produce en ella misma. Lo cierto es que muchas veces actuamos por inercia, con el piloto automático puesto. Y esto a veces también lo hacemos con la educación. Como nos decía Marisa Moya, “seguimos reproduciendo patrones que nos aplicaron en nuestra infancia porque no estamos acostumbrados a hacer prácticas de introspección que nos ayuden a tomar conciencia, no nos preguntamos genuinamente a qué debemos responder. Entramos en la inercia de la costumbre”.
Para superar la inercia en la vida, y para enseñar a nuestros hijos a superarla, nos dice Óscar González que “lo más importante es estar en disposición de “aprender”“. Y eso mismo afirma Marina Escalona, que subraya que para desactivar el piloto automático nuestros hijos son una gran ayuda porque “gracias a ellos la vida nos trae oportunidades muy ricas de cambio y renovación”. La clave está en seguir sintiéndonos aprendices. Aprendemos todos todo el tiempo. Es inevitable si no queremos quedarnos atascados en creencias y actitudes repetitivas. Sin evolución. La vida progresa siempre, hagámoslo con ella”.