Una historia emocionante que nos recuerda el poder de sonreír y reconocer lo que tenemos de especial
Hoy os regalamos un cortometraje delicioso para ver con tus hijos mayores, especialmente adolescentes. ¿Qué pasaría si en la calle una persona reconociera tus virtudes o destacara algún rasgo que te hace especial? Este es el eje del argumento de este genial cortometraje que nos hace reflexionar sobre la necesidad de reconocer el valor de los demás (y el propio), de regalar sonrisas y de mantener una actitud positiva. Y eso es quizá más importante para nuestros hijos, pues como dijo Rita Pierson en una charla de la que hablamos aquí: “¡Qué poderoso sería nuestro mundo si hubiera niños y niñas que no tuvieran miedo a correr riesgos, que no tuvieran miedo a pensar y que tuvieran un campeón a su lado! Todos los niños merecen un campeón, un adulto que nunca deje de creer en ellos, que insista en que se conviertan en lo mejor que puedan llegar a ser”.
En nuestra plataforma, llena de recursos inspiradores para educar con ilusión, Cristina Gutiérrez nos dice que “en nuestra sociedad lo que es negativo está bien visto y lo que es positivo, los besos, los abrazos y las palabras que cuidan, está mal visto”. De este modo, vemos más aceptable socialmente criticar a un compañero que abrazarlo. Cristina considera que adoptar esta visión tan negativa, que puede hacer que veamos más fácil reñir a nuestros hijos que abrazarlos o decirles cosas bonitas, “es una decisión que los niños no han tomado”.
Seguro que con este cortometraje nos entran muchas ganas de intercambiar mensajes más positivos en los que, efectivamente, validemos a los demás y los hagamos sentir especiales. ¿Te apuntas?