“Creo que hablo por casi todos los jóvenes cuando digo que por culpa de la COVID-19 estamos más estresados, tenemos más incertidumbres, nos sentimos más tristes y todo nos parece más confuso. Ya no somos tan felices”. Lucía tiene 16 años y es una de las personas con las que Educo ha hablado para elaborar su informe COVID-19: Impacto de la pandemia y sus secuelas en la educación, publicado recientemente.
“Durante el confinamiento viví muy estresada y con mucha inquietud. No solo yo, también mis amistades. Nos preguntábamos ¿qué iba a pasar?, ¿cómo íbamos a salir después del confinamiento?, ¿cómo íbamos a volver a nuestros centros escolares?, señala sobre los primeros meses de la pandemia.
La falta de socialización y la mala imagen de la juventud en España
El distanciamiento social y las medidas de higiene han afectado mucho a la socialización de jóvenes y niños. “Antes de la pandemia, nos dábamos besos y abrazos con mis amigos y amigas para animarnos o mostrar nuestro cariño. Ahora nada. A mis 16 años, el contacto es algo fundamental, sobre todo en esta etapa de mi vida, que ahora no puedo vivir. Tampoco tengo contacto con parte de mi familia. Mis tíos y mis primos viven fuera de mi ciudad y ahora casi ni puedo ir a verlos, y mucho menos abrazarlos y saludarlos con un beso”.
Lucía, que participa en el consejo asesor del proyecto de Educo “Érase una voz”, una investigación sobre la violencia ejercida contra la infancia, declara: “No somos un estorbo”. “Nuestra opinión cuenta. Somos igual de ciudadanos que cualquier adulto y a veces incluso razonamos mejor. Nosotros no somos el problema, aunque a veces se ha dado una imagen de los jóvenes malísima, como si fuéramos auténticos descerebrados a los que no nos importa la vida de los demás, que solo hacemos botellones. No digo que no existan jóvenes así, pero hay muchos otros como yo, que somos jóvenes, a los que nos importa la vida de la gente. Si nos preguntaran qué preferimos, si intentasen entender nuestra situación, si nos dejasen de ver como monstruos y nos empezaran a ver como personas, que es lo que somos, todo iría mejor”.
Los efectos de la pandemia en la infancia a nivel mundial
Lucía se hace eco de la preocupación que vertebra el informe sobre el daño que este año de pandemia ha hecho en la educación de niños, niñas y adolescentes de todo el mundo: “Muchos de nosotras y nosotros podremos recuperar el tiempo perdido en cuanto al tema escolar y ponernos al día, aprender todo lo que ahora no podemos aprender por culpa de la pandemia. Sin embargo, hay una minoría que no podrá y es importante que no lo olvidemos”.
Como bien refleja este informe, “a nivel mundial, al menos el 31 % de los niños, niñas y adolescentes (463 millones) no pudieron recibir educación a distancia por carecer de los materiales necesarios en casa o porque no se beneficiaban de las políticas públicas para responder a sus necesidades educativas”, tal y como apunta UNICEF.
Además, Educo denuncia que “la COVID-19 ha averiado el ascensor social que ofrece oportunidades y permite la reducción de las desigualdades” y que “un año después de la pandemia, más de 800 millones de alumnos siguen sufriendo las consecuencias de las medidas para paliar la COVID-19, como el cierre de los centros educativos o la reducción del calendario lectivo”. Además, por la pandemia muchos niños y niñas han perdido ese espacio de protección que supone la escuela, lo que ha hecho aumentar los matrimonios infantiles forzados o el riesgo de caer en manos de las pandillas.
En definitiva, con este documento, Educo invita “a los responsables de la protección y el bienestar de la infancia para que aprovechen las lecciones de la pandemia y la experiencia vivida en el último año a fin de garantizar una educación gratuita de calidad, inclusiva e equitativa, de manera que nadie se quede atrás”.
Afirman que “la crisis social, económica, sanitaria y educativa resultante de la COVID-19 ha puesto en riesgo muchos de los enormes avances logrados desde que se aprobó la Convención sobre los Derechos del Niño hace más de 30 años. Además, ha reducido las posibilidades de alcanzar en el año 2030 los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Es una crisis mundial que necesita una solución global porque nos jugamos el futuro de la Humanidad”.
Los niños y las niñas son uno de los colectivos que más han sufrido las consecuencias de la pandemia. Por eso, desde Educo trabajan para cambiar esta situación en 14 países de todo el mundo. En el caso de España, donde Educo atendió el año pasado a casi 6.000 niños y niñas a través del programa de emergencia “Becas comedor en casa”, pudieron asegurar su alimentación durante el cierre de las escuelas. Pero necesitan llegar a más, y tú puedes ayudarles colaborando con ellos.