¿Cuál dirías que es el gran reto del docente y del alumnado del siglo XXI? Esta pregunta, formulada por José Luis Hidalgo Pérez (director técnico del colegio Gredos San Diego Las Suertes) a la experta en Educación Emocional y creadora del Método La Granja Ability training center©, Cristina Gutiérrez Lestón, no es sencilla. Seguro que cada uno de nosotros tendría una respuesta diferente. Incluso, estaríamos horas debatiendo acerca de ella. La experta, en cambio, lo tuvo claro: “el gran reto es volver a ser humanos”.
En esta cuarta entrega de cuestiones relacionadas con la Educación Emocional en el aula, la experta nos invita a reflexionar sobre el papel de los docentes y la comunidad educativa al completo en la actualidad, posiblemente más importantes que nunca tras el impacto de la COVID-19.
La importancia de gestionar nuestras emociones
El primer reto, según Gutiérrez, es “recuperar la calma y el bienestar emocional”, lo cual no es nada fácil debido a la incertidumbre que nos llegó con la pandemia del coronavirus y que todavía parece perseguirnos hoy en día con la guerra, las crisis, el aumento del bullying y las enfermedades mentales, entre otras cosas. Debido a la complejidad del escenario, “es vital poder regular y entender todo lo que sentimos”, aconseja la especialista.
“Recordemos que ante la incerteza aparece la emoción del miedo o cualquiera de sus dimensiones: desconfianza, susceptibilidad, intranquilidad…y estas emociones nos paralizan, además de reducir nuestra capacidad cognitiva y de aprendizaje. Es decir, que tardamos más en memorizar y resolver problemas matemáticos”, exhibe Gutiérrez.
Además, la rabia también surgió de manera más intensa a raíz de la COVID-19, ya que “es la emoción que sentimos los seres humanos cuando queremos luchar contra aquello que es injusto”, explica la experta. En muy poco tiempo, la humanidad tomó conciencia de su fragilidad, descubriendo que no solo hay personas débiles, sino que todos los seres humanos somos débiles y somos una especie en peligro. Todo ello provocó un aumento de la agresividad y la violencia.
Si, además, añadimos la tristeza, que también se manifestó a raíz de la pandemia y todas sus consecuencias, con todo lo que esto conlleva: desmotivación, desilusión, desesperanza, depresión… “se nos presenta una situación de tsunami emocional que es difícil de sostener en el aula y en cualquier lugar donde haya un grupo de personas”, comenta Gutiérrez.
La empatía puede cambiar el mundo
A día de hoy, es muy fácil que la sociedad ahora se sienta mal, porque las emociones son contagiosas y sobre todo las negativas. “Cuando me siento bien, trato bien; cuando me siento mal, trato mal. Cuando estamos mal no hay empatía y nos cuesta mucho sentir el dolor que está sintiendo el otro. Como animales sociales que somos, y para sobrevivir como especie, necesitamos ser un equipo que lucha contra las dificultades“, puntualiza esta experta.
Sin empatía será muy difícil que volvamos a ser humanos, porque esta es la base de las acciones humanas. En el fondo, “todos somos al final una cosa: humanos tratando de ayudar, servir, cuidar y educar a otros humanos”, dice Gutiérrez. Este gran reto de la humanidad es muy difícil, pero a la vez muy fácil. Ahora ya no se trata tanto de aprender ‘lo de fuera’ sino de aprender ‘lo de dentro’, aquello que pasa bajo la piel.
Claves para humanizar las aulas
La experta nos cuenta que humanizar las aulas “significa permitir que los alumnos entren en ella y también los docentes, con sus emociones y no teniendo que dejarlas en la puerta”. Pero, ¿cómo?
Cristina Gutiérrez nos sugiere que podemos hacer una ronda de preguntas por la mañana, preguntando del 1 al 10 cómo nos sentimos. Con esto, conseguiremos, por un lado, que el niño piense que nos importa cómo se siente y, por otro lado, podremos ver cómo nos sentimos los unos y los otros, y si hay alguien que se siente siempre en un 4 o un 5 podemos ayudarle. Lo ideal es que “lo haga todo el colegio, todas las clases, para tener una estadística de cómo está el nivel de autoestima de la escuela en general”, concluye la especialista.
Puedes ver en este vídeo la pregunta de José Luis Hidalgo Pérez, director técnico del colegio Gredos San Diego Las Suertes, y la respuesta de Cristina Gutiérrez Lestón, directora de La Granja.