Deja que tus hijos se ensucien: 7 razones por las que debes dejar que tus hijos se manchen

¿Crees que es malo que los niños se ensucien en el barro o se manchen cuando comen? Estos motivos te harán cambiar de idea

Las manchas y la suciedad, aunque parezca contradictorio, pueden ser las aliadas de nuestros hijos. Correr por los charcos, hacer castillos de barro, manchar la ropa mientras comen… A nuestros hijos e hijas les encanta ensuciarse mientras hacen estas actividades.

Nosotros como padres y madres debemos desde pequeños enseñarles una serie de medidas de higiene, como lavarse las manos, los dientes, etc. Pero a su vez, debemos respetar que se manchen y que se ensucien, ya que es un proceso natural que les va a permitir desarrollarse y además, es beneficioso para su salud y su bienestar.

Motivos por los debemos dejar que se ensucien

Si crees que no es bueno que los niños se ensucien y se manchen, estas 7 razones te van a hacer cambiar de opinión.

Mejora el sistema inmune

Chapotear en los charcos o mancharse con el barro, lejos de perjudicarles por la cantidad de bacterias que puede haber en el agua estancada, les beneficia de gran manera. La Doctora inmunóloga Mary Ruebush, autora de The Dirt On Dirt: How Getting Dirty Outdoors Benefits Kid, señala que salir a la naturaleza y ensuciarse va a generarles, primero, serotonina, es decir se van a encontrar más alegres y, segundo, va a ir preparando y mejorando el sistema inmune de los niños por los microbios con los que interactúan. Es más, el Doctor Joel V. Weinstock, director de gastroenterología y hepatología del Tufts Medical Center en Boston señala que “los niños criados en un entorno ultralimpio no están expuestos a organismos que les ayuden a desarrollarse”.

Relación más sana con la comida

La comida en las edades tempranas (y no tan tempranas) puede ser un gran quebradero de cabeza: la rechazan, la tiran, se niegan a comerla… Si dejamos que desde pequeño vaya comiendo solo y ensuciándose, va a ir generando una relación con la comida mucho más sana para evitar así en el futuro problemas mayores.

Desarrollo de su creatividad

Cuando los niños se pintan la cara o nos pintan a nosotros, sus habilidades florecen y su capacidad para imaginar y desarrollar su mundo interior aumenta. Por eso, permitamos que se pinten la cara con ceras, con barro o con los restos de comida.

Incremento de la capacidad psicomotriz

Las doctoras Karla P. Shelnutt y Anghela Z. Paredes señalan en esta publicación del Instituto de Alimentos y Ciencias Agrícolas de la Universidad de la Florida que dejar que los niños se ensucien mientras comen, permite su desarrollo motor, es decir, su coordinación, la mejora del control de su cuerpo y lo que puede hacer con él.

Mejora del vínculo con los padres

“¡Es que tiras todo! ¡No te metas en ese charco que te vas a manchar entera! ¡No hagas eso! ¡Te vas a manchar, deja eso!”. Nuestros hijos con estas frases asocian que mancharse o ensuciarse es algo por lo que deben sentirse culpables y por lo que se les debe aplicar alguna consecuencia. Si aceptamos desde un primer momento que ensuciarse es un proceso natural, que los niños y niñas irán controlando poco a poco su capacidad psicomotriz, y si evitamos usar un lenguaje recriminatorio, nuestros hijos tendrán más confianza en nosotros y nuestro vínculo desde que son pequeños será bueno.

Ser más consciente de su entorno natural

La curiosidad es una habilidad que desarrollan nuestros hijos desde que son pequeños. Los entornos naturales son perfectos para que se metan en charcos, se rocíen en la hierba o noten la tierra mojada, actividades que les va a ayudar a desarrollar la curiosidad por el mundo que les rodea.

Proceso de autonomía

Los niños y niñas quieren demostrar que pueden hacer las cosas por sí solos. Dejarles libres (siempre supervisándoles), sin regañarles por ensuciarse o por hacer algo incorrecto, va incrementar su autonomía así como su autoestima.

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Alicia Mendoza

En el camino a convertirme en periodista y comunicadora audiovisual descubrí que hay varios valores que quiero que acompañen siempre a mis palabras: el compromiso, la verdad y la igualdad. Valores que también aplico a mi día a día para contribuir a una sociedad cada vez más justa. La educación, los feminismos, los cuidados y los vínculos emocionales conforman los pilares sobre los que me formo cada día.

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