Desde que empezó todo esto me levanto activa, sin parar un momento: hijos, casa, listado de cosas pendientes desde hacía tiempo, llamar un par de veces al día, a mis padres, hermana, a mi suegra, mensajearme con amigos, e intento animar para que no se agobien y distraerlos…..
Y cuando me meto en la cama con mi pequeño Martín al lado, me invade una pena enorme, una preocupación real, no como cuando no puedes dormir y te vienen pensamientos malos a la cabeza de “y si pasase esto…o lo otro…”, no, esta preocupación es real, un miedo que se puede tocar, ya que está ahí mismo.
Gente que quieres, amigos y familia, que esto le puede pasar a cualquiera, y no puedes abrazarles fuerte para decirles que todo va a salir bien, que en poco tiempo vamos a estar como antes, y una ya duda hasta de eso….
¿Cuánto tiempo? ¿Es verdad que estaremos todos juntos como antes o alguien no va a poder estar? Sea quien sea ese alguien, seguro que no le he dado los besos que se merecía, esos abrazos que sientan tan bien, y así me quedo triste y con ganas de llorar… hasta que mañana vuelva a salir el sol y me levante cargada de energía para seguir adelante, otro día más…
Cuéntanos tu historia y así elaboraremos todos juntos un diario de confinamiento con niños en el que podamos compartir nuestro día a día. Escríbenos a: info@gestionandohijos.com.