Me llamo Victoria. Soy médico, tengo 37 años y 2 niños pequeños. Una de 3 años y el peque que va a cumplir 2 en este encierro.
Siento que estoy viviendo dos realidades paralelas, dos mundos, y yo en medio intentando que todo salga bien.
En casa intento todo el rato que ellos no lo noten. Que se lo pasen bien, que se rían y se cansen. Jugamos, pintamos, inventamos, nos disfrazamos y bailamos… lo que haga falta. Hemos hecho un horario que casi nunca cumplimos. Con colores. Bien grande. Tengo la casa llena de purpurina y de recortes de papel. Los sofás pintados de rotulador.
La gente habla de las series que quiere ver o de ordenar armarios, y yo llego a las 10 de la noche agotada. Y no me quejo porque estoy disfrutando de ellos como nunca. Nos pegamos unas siestas en el sofá apelotonados que se nos cae la baba. Y sé que cuando esto termine lo primero que voy a tener que hacer es tapizar media casa y pintar la pared.
Por otro lado tengo los grupos de WhatsApp, del hospital, de mis amigos de la carrera… llenos de estadísticas y artículos y noticias médicas sobre el bicho. Que a veces me paro y no leo más. Creo que no es necesaria tanta información, que estamos saturados, y que las malas noticias no construyen nada. Prefiero seguir en mi mundo, en el de mis niños. Sin dejar de mirar la realidad, pero intentando quedarme con lo necesario para estar mejor, para tener más fuerza para ellos.
Nos van a enseñar mucho nuestros niños. No sé a largo plazo qué consecuencias va a tener todo esto en nuestras vidas, pero sé que ellos nos van a enseñar mucho más de lo que podemos enseñarles nosotros. Y espero que cuando todo esto acabe nos acordemos de los buenos sentimientos que están saliendo gracias a vernos solos y encerrados.
Cuéntanos tu historia y así elaboraremos todos juntos un diario de confinamiento con niños en el que podamos compartir nuestro día a día. Escríbenos a: info@gestionandohijos.com.