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Las 9 dudas más comunes sobre el bilingüismo

Se estima que más de la mitad de la población mundial utiliza dos o más lenguas en su vida diaria, lo que demuestra que el bilingüismo no es un fenómeno raro y que se da en todos los países del mundo.

De hecho, en España, seis de las diecisiete comunidades autónomas tienen, junto con el castellano, otras lenguas cooficiales, y muchos de los habitantes de estas comunidades son bilingües en sus respectivos idiomas. Pero, ¿qué ocurre con las lenguas extranjeras? Según datos de Eurostat, nuestro país es uno de los países en la Unión Europea con un alto porcentaje de adultos que no saben hablar ninguna lengua extranjera. Para mejorar esta situación, el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) introdujo hace ya 25 años la enseñanza bilingüe en todos los tramos de la enseñanza obligatoria, además del segundo ciclo de educación infantil. El proyecto se denomina Programa Educativo Bilingüe (PEB) y se lleva a cabo en colaboración con el British Council School de Madrid, que lleva impartiendo educación bicultural y bilingüe en España desde el año 1940.

Debido a que la oferta de educación bilingüe está en aumento, hay cada vez más padres que se preguntan si este modelo de educación es una buena opción para sus hijos. Hace tiempo os preguntamos cuáles eran vuestras principales dudas. Hoy las resolvemos para que podáis decidir si este modelo es el adecuado para vuestros hijos con la ayuda de la Guía del Bilinguismo del British Council School, ‘Don’t worry, Mum and dad. I will speak english’ de las filólogas de la Universidad de Alcalá Marlen Van Weche y Ana Halbach

  1. ¿Es verdad que el bilingüismo tiene un efecto negativo en el progreso académico de un niño y puede situarle en desventaja respecto a los niños monolingües?

Hasta hace unos 50 años, la mayoría de los estudios sobre bilingüismo sugerían que el bilingüismo causaba confusión mental y que tenía un efecto negativo sobre el progreso académico de un niño o niña porque los niños monolingües conseguían mejores resultados en los tests de inteligencia que los bilingües. Más adelante se vio que estos resultados negativos se debían a un diseño equivocado de las investigaciones. Uno de estos errores era que los niños bilingües realizaban los test de inteligencia en la lengua que menos dominaban, poniéndolos en clara desventaja con respecto a los monolingües. A principios de los años 60 se realizó un estudio que tuvo mucha trascendencia porque comparaba niños monolingües con niños bilingües equilibrados (con una fluidez similar en ambas lenguas), y los resultados eran que estos últimos obtenían mejores resultados en pruebas de inteligencia verbal y no-verbal. Desde aquel estudio, un número creciente de investigaciones ha sugerido que los niños bilingües pueden tener ventajas con respecto a niños monolingües en algunos aspectos del desarrollo cognitivo como pueden ser la conciencia metalingüística, el control de la atención, el pensamiento divergente, o una mayor sensibilidad para la comunicación.

2. ¿Es verdad que mi hijo dominará peor la lengua que un niño monolingüe?

Cuando se compara a los niños bilingües con niños monolingües de la misma edad, los primeros, en ocasiones, conocen menos palabras en cada una de sus lenguas. Los niños bilingües suelen conocer algunas palabras solo en una de sus lenguas, otras únicamente en la otra lengua, mientras que conocerán la mayoría de las palabras en sus dos idiomas. Esto se debe a que las experiencias que tienen en cada uno de sus idiomas son diferentes. En el caso de un niño o una niña que habla español en casa y que asiste a un colegio bilingüe español-inglés, algunas palabras serán únicamente empleadas en el contexto familiar, otras solo en el contexto escolar, mientras que la gran mayoría de ellas serán necesarias en ambos contextos y, por consiguiente, en ambas lenguas. Ese niño o niña conocerá una palabra como oreja (‘ear’ en inglés) en sus dos lenguas, mientras que, inicialmente, aprenderá una palabra como puede ser sartén solamente en la lengua materna porque es la lengua en la que utiliza esta herramienta en la cocina. Por otro lado, aprenderá el vocabulario relacionado con las asignaturas impartidas en inglés al principio solo en dicha lengua. Sin embargo, la suma de todas las palabras que los niños bilingües conocen en sus dos lenguas suele ser mayor que las que conocen los niños monolingües.

3. ¿Las ventajas de que mi hijo sea bilingüe son solo profesionales?

Efectivamente, ser bilingüe puede marcar la diferencia a la hora de optar por un puesto de trabajo. En las ofertas de empleo se suele dar preferencia a los candidatos bilingües. Según un estudio de Randstad publicado en 2013, saber inglés en España aumenta la posibilidad de encontrar trabajo en un 44%. Otro estudio de Adecco del mismo año, indica que en el 31,28% de todas las ofertas de trabajo en España, se pide conocimientos de otro idioma. Además, el inglés es la lengua más valorada con un 61,3%, seguido por el francés con un 11,3 % y el alemán con el 10,7 %. Sin embargo, ser bilingüe conlleva un considerable número de posibles ventajas personales, sociales, económicas e, incluso, cognitivas. Debido a la globalización, saber idiomas abre un mundo de posibilidades que no existe para personas monolingües. Un conocimiento avanzado de otra lengua no solo ofrece la oportunidad de estudiar o trabajar en el país donde se habla dicha lengua, sino también de entender mejor a las personas y la cultura que si simplemente se viaja a él. Mientras que una persona monolingüe solo puede comunicarse con aquellos que hablan su misma lengua, el bilingüe no tiene esa barrera y puede entablar relaciones más significativas con personas de otros países o culturas.

4. ¿El aprendizaje de la segunda lengua debe iniciarse a edades tempranas, de otra forma no sería recomendable?

Son muchos los estudios que se han realizado para descubrir si hay un periodo crítico o sensible para la adquisición de una segunda lengua. Generalmente, se piensa que solo se puede obtener un nivel de competencia similar a la de un adulto en una segunda lengua o lengua extranjera si se empieza a aprenderla siendo muy pequeño. Muchos estudios confirman esto, pero también hay otros que dicen que la adquisición de una competencia similar a la de un nativo a un mayor edad (después de los 12 años) no es un fenómeno excepcional.

Lo que si es cierto es que existen factores que benefician una adquisición temprana. Una de ellas sería la disminución gradual de las capacidades cognitivas según uno se va haciendo mayor. Por otra parte, los niños suelen aprender los idiomas en un ambiente más relajado, mediante juegos y con un menor nivel de exigencia. Esto significa que, muchas veces, no les importa hablar en público, aunque no estén seguros de lo que tienen que decir. Además. un aprendizaje temprano favorece poder establecer conexiones entre los idiomas, lo cual, a su vez, puede favorecer el desarrollo de la conciencia lingüística y de la lectoescritura. Además, los niños tienen el beneficio de poder combinar el aprendizaje más intuitivo cuando son pequeños con el hacerlo más analíticamente cuando crecen, lo cual puede favorecer una mejor asimilación de la nueva lengua. Sin embargo, cada edad tiene sus propias ventajas y aprender una segunda lengua cuando ya se es algo más mayor puede aportar beneficios también. Por ejemplo, mientras un niño o una niña tiene que aprender conceptos nuevos en las dos lenguas, para un adolescente o persona más mayor es posible emplear conocimientos ya adquiridos en la primera lengua. Los niños tienen que aprender a decir la hora tanto en la primera como en la segunda lengua, pero una persona más mayor ya conoce el concepto de la hora y lo transfiere a la segunda lengua. También tienen más experiencia en cómo explicar, describir, definir o exponer sus ideas o conceptos y esto les puede ayudar a la hora de comunicarse en la lengua que están aprendiendo. Además, dominan más técnicas y estrategias para tomar apuntes, subrayar lo importante, buscar material de referencia o hacer comparaciones. Son también más conscientes de los motivos por los cuales quieren aprender la lengua y, por lo tanto, puede que sean más capaces de alcanzar sus objetivos. ¿Es entonces mejor comenzar con el aprendizaje de una nueva lengua cuando se es más joven? Cuando la adquisición ocurre en circunstancias favorables es aconsejable por las muchas ventajas que tiene. Además, un niño o una niña no solo puede beneficiarse de las ventajas de un aprendizaje temprano, sino que, cuando crece, puede igualmente aprovechar las otras.

5. ¿Debería preocuparme que mi hijo mezcle palabras de las dos lenguas en una misma frase?

En absoluto, es algo totalmente normal. ¿Por qué lo hacen? Hay dos teorías distintas. La primera sostiene que el niño inicialmente no discrimina entre los dos sistemas lingüísticas pero que su diferenciación comienza alrededor de los tres años, mientras que la otra dice que los niños distinguen entre sus lenguas desde muy temprana edad. En la actualidad los investigadores generalmente suscriben la segunda teoría, y se han aportado dos explicaciones distintas de la mezcla de lenguas en niños que todavía están adquiriendo la segunda lengua. La primera es que mezclan porque otros bilingües en su entorno lo hacen también frecuentemente cuando hablan con ellos o porque son tolerantes cuando los niños lo hacen. Según van creciendo y adquiriendo más palabras equivalentes en ambas lenguas y progresando en ellas en general, el fenómeno de mezclar las dos lenguas disminuye. Es aconsejable no criticarles por estas mezclas ya que esto les puede inhibir o causar ansiedad respecto al uso de sus dos lenguas. Cuando el niño o la niña mezcla los idiomas, un padre puede continuar la conversación, pedir una aclaración o decir que no le entiende.

6. ¿Es normal que mi hijo no quiera hablar una de las dos lenguas?

La negativa o la reticencia para usar una de las lenguas enalgún momento es común en niños bilingües y debe de ser diferenciadadel periodo no verbal que atraviesan cuando comienza su educación bilingüe en el colegio. Cuando un niño o una niñase encuentra en una situación en la cual no puede emplear sulengua materna, como por ejemplo en el colegio bilingüe, puedeno decir nada durante algún tiempo. Este periodo puede durar muy poco, o varios meses. Mientras no habla, intenta comunicarse mediante formas no verbales. Puede llorar para atraer la atención, señalar el objeto que quiere o mostrarlo si quiere saber su nombre. Después del periodo no verbal, poco a poco, se atreverá a usar la lengua. Parece lógico que los padres queramos saber cómo está progresando nuestro hijo o hija y, por eso, le pidamos que nos hable en su nuevo idioma. Probablemente, el niño sea reticente a ello y aún más si debe hacerlo delante de otras personas. A los niños normalmente no les gusta ser objeto de exhibición. Los padres no deberían forzarles.

Para la mayoría de los niños que adquieren dos idiomas en casa también habrá momentos en los cuales se negarán a usar una de sus lenguas o, incluso, rechazarán alguna de ellas. Suzanne Barron Hauwaert, autora e investigadora y madre de tres hijos bilingües, explica que los niños pueden emplear estas estrategias por varios motivos. Uno de ellos puede ser la falta de vocabulario y los padres pueden ayudarles dándole más input en ese idioma. Otra razón puede ser que simplemente sea un signo

de rebeldía. Como otros niños de su edad pueden tener berrinches y gritar si no consiguen lo que quieren, pero en el caso del niño o la niña bilingüe hay otra arma que puede usar y esta es la de negarse a usar una lengua. También se pueden sentir avergonzados cuando uno de los padres emplea una lengua delante de personas que usan otra lengua y evitar usarla ellos mismos cuando haya otras personas presentes, como puede ser el caso de sus amigos. Cuando un niño se niega a hablar una de las lenguas, los padres no deberían cambiar su propio comportamiento lingüístico y seguir hablando como han hecho hasta ese momento. Pueden pretender no entender lo que dice y así ‘forzarle’ a emplear la lengua. Sin embargo, se necesita hacer hábilmente y con tacto sin dar la sensación de que se está imponiendo la otra lengua o sin que se interrumpa la comunicación. Se puede tardar más en contestar cuando pide algo en la lengua no deseada, y hacerlo con mayor rapidez cuando lo hace en la “correcta”. Otra opción es reformular aquello que dice o hacerle preguntas para confirmar

lo que ha dicho. Sin embargo, es más aconsejable influir en el lenguaje de los niños mediante la creación de más oportunidades para usar la lengua. Quizás se puedan adquirir nuevos libros y leerlos con ellos, ver videos o escuchar y cantar canciones

diferentes, o, si existe la posibilidad, aumentar el contacto con personas monolingües de esa lengua. Si solo contestan con ‘sí’ o ‘no’, se puede estimularles con preguntas más abiertas. Por ejemplo, en vez de preguntar si quieren un bocadillo, preguntar si quieren una fruta o un bocadillo y luego qué tipo de fruta o qué es lo que quieren en el bocadillo, estimulando así que hablen más.

7. ¿Mi hijo podría dejar de ser bilingüe si no practica las dos lenguas?

Con una adecuada cantidad y calidad de exposición, motivación y continuidad en el proceso, un niño o una niña puede ser bilingüe sin mayores dificultades en poco tiempo. Sin embargo, la posibilidad de que revierta al monolingüismo también existe. Las lenguas se desarrollan de acuerdo con las necesidades de uso que existen para ellas. Si esa necesidad deja de existir, las personas no las emplearán y por lo tanto existe la posibilidad de que olviden el idioma. Si un niño o una niña necesita emplear la lengua, bien en casa o en el colegio, en la comunicación con familiares, amigos o, simplemente, para ver la televisión o leer libros, será más fácil mantener esa lengua. Sin embargo, cuando la necesidad desaparece es bastante probable que poco a poco se pierda la lengua misma. Lo bueno y positivo es que, cuando por algún motivo la necesidad de usarla se presenta de nuevo, esa lengua puede ser recuperada bastante rápidamente también, siempre que las circunstancias para ello sean favorables.

8. ¿Qué lengua deberíamos hablar en casa?

Los padres pueden tener distintos motivos por los cuales se hacen la pregunta de qué idioma o idiomas se deberían emplear en casa. Algunos padres tienen lenguas maternas distintas y a cada uno le gustaría hablar en su propio idioma con su hijo o hija. Puede ser que tengan familiares en el extranjero que solo hablan una de las lenguas y quieran favorecer la comunicación entre el niño y la familia. Otros padres, quizás, ya hayan tomado la decisión de llevar al niño en el futuro a un colegio bilingüe y quieran prepararle para su escolarización. También hay padres que ya tienen un hijo o hija en un colegio bilingüe y quieren

saber si es necesario o aconsejable ayudarle con la segunda lengua, hablándola en casa. Por último, existe la posibilidad de que los padres se estén planteando introducir a su hijo o hija a

un tercer idioma en casa. Hay mucha información disponible sobre el uso de más de una lengua en el ambiente familiar, pero no existe una solución única. Cada familia posee su propia combinación de circunstancias y lo que puede servir a una familia, puede no ser la solución

adecuada para otra. Es importante señalar que para que los niños se hagan bilingües, necesitan estar expuestos a la lengua y emplearla. Esto quiere decir que necesitan tener un contacto sustancial con la lengua. En el caso de una familia española monolingüe, evidentemente, no hace falta decidir sobre la lengua que se va a emplear en casa. Sin embargo, hay padres monolingües que se plantean la posibilidad de hablar a sus hijos en la lengua extranjera desde pequeños. En principio no habría nada que objetar a esta estrategia, pero conviene que los padres sean conscientes de que es importante que su nivel de lengua extranjera sea muy bueno, ya que la calidad y variedad en el input que reciben los niños es muy importante.

9. Si los padres no dominamos la lengua extranjera, no podremos ayudar a nuestros hijos con las tareas escolares. ¿Esto pondrá en desventaja a nuestro hijo?

En ciertos momentos los niños pueden necesitar ayuda con sus deberes. Dependiendo de la competencia que tengan los padres en la segunda lengua del colegio, podrán ayudarle en ese idioma o no. Los padres que no conocen la lengua a menudo creen que por eso no van a poder ayudar a sus hijos. Sin embargo, pueden darle igualmente apoyo en la asignatura utilizando la lengua materna. Hacerlo de esta forma incluso facilitará la transferencia de vocabulario y conceptos de una lengua a la otra. Pueden pedir a su hijo o hija que explique los nuevos conceptos en su lengua materna, ayudándole con el vocabulario cuando sea necesario. Los alumnos en los cursos superiores no suelen tener problemas en explicar la materia en

la lengua materna y si hay alguna palabra que causa problemas, la buscan en el diccionario. Con los niños más pequeños, los padres pueden ver los libros de texto o el material escolar de la asignatura antes de comenzar a ayudarles. Así ya se hacen una idea de la materia de que se trata y pueden anticipar el vocabulario que necesitarán. Comprar algún libro de texto similar en lengua materna también puede ser una solución ya que allí se encuentra el vocabulario específico que se puede necesitar. Tener diccionarios a mano puede ser útil para buscar palabras que no se conocen en una de las lenguas. Mezclar las lenguas no debe causar problemas cuando, en algún momento, ninguno de los dos encuentra la palabra exacta en la otra lengua. A la hora de ayudar con los deberes es más importante la comprensión de la materia o los conceptos que el lenguaje. Cuando sea posible, se parafrasea en la lengua materna para que, poco a poco, el niño vaya aprendiendo cómo expresar las ideas en esta lengua.

Si necesitas profundizar en esta información, no dudes en descargarte la ‘Guía del Bilingüismo ‘Dont worry, Mum and dad. I will speak english’ que han elaborado las filólogas de la Universidad de Alcalá Marlen Van Weche y Ana Halbach en colaboración con el Bristish Council School.

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María Dotor

María Dotor

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