“Educación emocional a través de los cuentos”, por Begoña Ibarrola

“La mayoría de personas que me escucháis probablemente recordaréis quién os contaba cuentos…”, así empezó Begoña Ibarrola su ponencia de nuestro Homenaje a la Educación con el título que encabeza este artículo: “La educación emocional a través de los cuentos”.

Begoña Ibarrola es psicóloga y escritora de más de 200 cuentos infantiles. Para nosotros ya es una más de la familia, y seguro que vosotros ya habéis tenido la oportunidad de ver algunas de las increíbles ponencias que ha dado en nuestros eventos.

En esta ocasión, Begoña nos habló sobre lo útiles que pueden ser los cuentos para educar en las emociones a nuestros hijos e hijas, para crear “un puente entre corazones”, como ella misma lo denomina.

Creadores de mundos

Gracias a la magia de los cuentos, nos contaba Begoña, “aprendemos a ser creadores de mundos, creadores de universos, que van más allá del que imaginó el autor/a de la obra”. Además, “a través de los cuentos podemos empezar a expresar emociones, darnos cuenta de lo que sienten los protagonistas y, mediante las conversaciones que se generan, podemos entender cómo el niño o niña ha entendido ese relato, qué ha puesto de su cosecha”.

Como nos indica la psicóloga, “la educación emocional nos sirve para dotar a los niños y niñas de herramientas para hacer frente a los problemas y dificultades de la vida”. Es decir, “la educación emocional se compone de una serie de habilidades y los cuentos son una herramienta perfecta para el desarrollo de estas habilidades”.

4 competencias que podemos trabajar a través de los cuentos

1. La primera competencia, como nos cuenta Begoña Ibarrola, es la competencia emocional: ser consciente de lo que siento y poder ponerle nombre. “Los niños mientras aprenden a hablar también pueden aprender vocabulario emocional. Entonces, a través de un cuento le podemos preguntar: ¿y cómo se sentía este personaje? ¿y qué cara puso? ¿qué cara pondrías tú si te pasara?“. Es decir, la conciencia emocional supone:

  • Ser consciente de nuestras propias emociones
  • Identificarlas correctamente y ponerles nombre
  • Comunicarlas de forma verbal y no verbal

2. La segunda es la regulación emocional. Begoña Ibarrola explica: “¿Podemos expresar todas las emociones? Sí. ¿Pero de cualquier forma? No, cuando podemos herir a otra persona, cuando esa expresión puede ser violenta”. Por lo tanto, en las estrategias de autocontrol que niños y adultos tenemos que aprender para aprender a expresar correctamente nuestras emociones, los cuentos también juegan un papel muy importante.

3. La tercera competencia, muy importante también, es la autonomía emocional. “Este es el campo de la autoestima, el campo de la automotivación, del esfuerzo, de la constancia… hay muchos cuentos que potencian la autoestima y siempre aparece alguien que les demuestra que son únicos en el mundo”, explica la psicóloga.

4. La cuarta competencia es la social: “Como humanos, somos seres sociales, dependientes. Necesitamos a los demás y convivimos con los demás, por lo tanto, en esta comunicación pueden surgir conflictos”, explica Begoña, quien añade: “Por eso es muy importante enseñarles a escuchar, a ser empáticos, a comunicarse asertivamente con los demás”.
Esto es muy importante, porque como bien explica Begoña, “los cuentos nos permiten ampliar el abanico de experiencias: nosotros llevamos una vida lineal, hemos nacido en un tiempo y vivimos en un entorno determinado. Pero cada vez que leemos un cuento, se incorporan a nuestro bagaje de experiencias las experiencias de los personas, así ensanchamos la capacidad de entender el mundo y entender a los demás.

Estas son algunas de las claves que nos dio Begoña Ibarrola en su ponencia, pero os aconsejamos que la veáis entera para que podáis empaparos de todos los conocimientos y consejos que nos trasladó la psicóloga. ¡Que la disfrutéis!

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Marina Borràs

Cuando era pequeña me sentaba a diez centímetros de la televisión para ver las noticias todas las mañanas antes de ir al cole. Cuando crecí un poco, se dieron cuenta de que la razón por la que me acercaba tanto al televisor era porque necesitaba gafas, aunque yo prefiero pensar que por aquel entonces ya había encontrado mi pasión: de mayor quería ser periodista. Y así fue. Estudié periodismo y comunicación política, y sigo formándome en los temas que me apasionan: educación, igualdad de género y nuevas tecnologías.

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