Seguramente si os preguntamos cuál es el modelo de relación afectivo-amorosa que queréis que tengan vuestros hijos e hijas cuando crezcan lo tendréis clarísimo: todas las madres y padres deseamos que en un futuro nuestros hijos sean capaces de crear relaciones (en este caso nos referimos a relaciones de pareja, pero podemos extrapolarlo a todos los tipos de relación) sanas, que les aporten cosas positivas, que les hagan crecer como personas, que se sientan queridos y también sepan cómo querer bien…
Hasta aquí es probable que todos estemos de acuerdo. Pero… ¿es eso lo que vivimos nosotros? ¿Cómo es nuestra relación de pareja? Puede que no nos hayamos parado a reflexionar demasiado sobre esto, pero como siempre recordamos: en la educación de nuestros hijos e hijas, el ejemplo que les damos, lo que ellos ven que hacemos nosotros, es lo que ellos aprenden.
Sobre esto nos habló la psicóloga especializada en dependencia emocional, autoestima y relaciones, Silvia Congost, en la ponencia que dio en nuestro Homenaje a la Educación: Cómo educar desde la relación de pareja. Veamos las principales claves que nos dio Silvia en esta maravillosa ponencia.
La relación de pareja de los padres y la educación de los hijos no son entidades separadas
Silvia Congost indicó que, si tenemos en cuenta que nuestra relación de pareja (sea la que sea) y la educación de nuestros hijos no son entidades separadas, empezaremos a hacernos preguntas -necesarias- que nos ayudarían a analizar nuestra relación con nuestros hijos y con nuestra pareja. Además, como indica Silvia, también veríamos que hay tres modelos de relación de pareja:
- La relación sana: basada en el amor, en la que se tienen los mismos valores, se camina en una misma dirección, cuando se comunica desde la empatía y la compasión.
- La relación tóxica, pero que podría ser sana: se trata de relaciones que tienen una buena base, hay valores en común, proyectos que podrían llevar a cabo… pero por algún motivo que no se sabe gestionar, no se puede fluir. Sin embargo, si se trabaja en ello se buscará la forma de desatascar esa situación.
- La relación que no funciona y que no va a funcionar: como nos indicó Silvia, este tipo de relaciones son, lamentablemente, las que más abundan. Pero el principal peligro es el de confundirlas con el segundo grupo, es decir, estar empeñados en que algún día sí que funcionará, “que si luchamos, nos sacrificamos y seguimos sufriendo… algún día lo vamos a conseguir”, aclara Silvia Congost. “Es cuando quedamos atrapados en la dependencia emocional, cuando preferimos estar mal acompañados que sin esa persona”.
Tener hijos = seguir juntos
Respecto a este último tipo de relaciones, Silvia Congost afirmó que “muchas veces tenemos la creencia de que tener un hijo comporta la obligatoriedad de seguir juntos. Pero deberíamos saber que cuando la relación de pareja es tóxica, seguir juntos es lo mejor para nuestros hijos”.
“Los padres que no se soportan, que ya no se admiran, que les molesta incluso la presencia del otro, que no se gustan, que viven en un esfuerzo constante por seguir juntos, como una lucha, que piensan: es que cuando cambie esto o cuando consiga dejar de hacer lo otro… entonces estaremos bien, y no se dan cuenta de que el problema es que no aceptan a su pareja cómo es y, probablemente, ya la eligieron siendo así”, explica la psicóloga.
El ejemplo que ellos aprenden
“Los niños y niñas aprenden que el amor es aquello que ven en casa: da igual si son golpes, gritos, faltas de respeto, dejar de hablarse, discutir… aprenderán que el amor es eso. ¿Y sabéis qué ocurre? Que eso, con muchas posibilidades es lo que van a reproducir después en sus relaciones”, confirmó Silvia Congost.
Este es un tema complicado, sobre el que tenemos que pararnos detenidamente a reflexionar o incluso pedir ayuda profesional si lo necesitamos. Estas son algunas claves de la ponencia de Silvia Congost, pero si queréis ver todos los consejos y reflexiones que nos transmitió, aquí os la dejamos entera: