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El parque, ese territorio salvaje que los atrae como un imán

Admítelo: el parque va a ser el centro de tu vida social mientras tus hijos sean pequeños. . ¿Cómo convertir estos rings llenos de arena donde hay peleas por un cubo en un aliado? Te damos algunas pistas, con mucho humor.

El parque, ese territorio salvaje que los atrae como un imán

Con respecto a esto de los parques, hay dos clases de padres, sin medias tintas: los que los odian y los que los adoran. De la primera clase es Cecilia Jan, del blog de El País De mamás & de papás. Cecilia llama al parque “el infierno” en su divertido libro Cosas que nadie te contó antes de tener hijos. ¿Por qué? “Es como una condena que tendrá hipotecadas tus tardes al menos los primeros seis años y un día de vida de cada hijo”. Pero hay otros padres, como nos dice Sara Escudero en el vídeo de la serie DKV “Irse de Madre”, que ven en el parque el modo de conseguir “cansarlo y extasiarlo”, aunque persiguiendo ese noble objetivo (y persiguiendo a ese niño por todo el parque) los que acaban exhaustos son, claro, los padres.

Esto de acabar agotados en el parque (tanto que, efectivamente, nuestros hijos parecen nuestros personal trainers) tiene que ver con el objetivo principal que, nos dice Sara, tenemos los padres y madres en el parque: “mantener a ese niño a salvo, porque parece que va buscando el peligro”. Muy de acuerdo está Cecilia Jan, que en su libro nos dice que “tienes dos misiones: impedir que se mate e impedir que mate a otros niños” y minimisiones del tipo “enseñarle a compartir, a pedir perdón, a no llorar cuando quiere algo y mostrar a los demás padres que te mereces un sitio en el ecosistema parque”. Porque, sí, asúmelo, el parque va a ser el centro de tu vida social mientras tus hijos sean pequeños. ¿Te acuerdas de esa frase que dijimos en nuestra juventud de “nos vemos en los bares”? Pues cambia solo dos letras de esa frase y así serán tus tardes mientras tus hijos sean pequeños: “nos vemos en los parques”. Y claro, olvídate de mantener conversaciones fluidas con tus nuevos amigos del parque (los otros padres y madres), porque los conflictos, las caídas y las llamadas de atención de los niños te hacen tener una conversación por capítulos.

El padre que merece el cargo de presidente del club de fans de los parques infantiles es, sin duda, el periodista Carles Capdevila, que sostiene que “es lo más parecido a la naturaleza que tenemos en casa” y es la zona ideal para “desarrollar la astucia, la velocidad, la capacidad de negociación, la fuerza, la capacidad de colaboración…”.

Cualquiera que haya estado en un parque infantil una tarde sabe que una de las frases más pronunciadas por los adultos en ese microcosmos es “hay que compartir, compartir está bien”, como nos dice Carles Capdevila. Pero Carles denuncia que “los padres no somos modelos de compartir. No han visto nunca a un adulto compartiendo. Probad: os coméis el donuts del de al lado y si protesta decid ‘hay que compartir’, a ver si os funciona”.

Para este periodista, la zona de arena del parque es como un ring “con las vallas y diez tíos armados con un pala. Y hay padres de hoy en día capaces de decirle a su hijo, antes de dejarlo en esa zona: “Sobre todo no te manches y no te pelees”. Este es un mensaje raro porque el niño dice: “Pues vamos a casa, mamá. ¿A qué hemos venido aquí”.

No caigáis en esa trampa, el “arresto domiciliario” (como lo llama Cecilia Jan) es aún peor que el parque. ¿O quieres ver a tu hijo cual Spiderman subiéndose por las paredes de tu casa?

Aquí te brindamos unas claves para disfrutar del parque con una sonrisa y convertirlo en tu aliado para educar:

1.- Sácalos al parque, por tu bien y el suyo. Si no se desfogan, los niños pueden ser unos gremlins insoportables. Y además, como señala un estudio de Skip, jugar al aire libre es una necesidad de nuestros hijos.

2.- Aprovecha para sentarte. Si el niño ya puede caminar y explorar el parque por sí mismo, aprovecha para decir en ese momento la típica frase de madre: “Es la primera vez que me siento en todo el día”. Tu cuerpo y la autonomía de tu hijo te agradecerán que no quieras hacer de guardaespaldas.

3.- Deja que resuelva sus conflictos. Si la sangre no llega al río y si el conflicto es razonable, muchas veces nuestros hijos son capaces de resolverlo sin nuestra intervención. Y si intervienes, que sea para hacerles pensar en soluciones. No se la des ya dada, aunque tu idea sea mucho más genial y se te ocurra mucho más rápido.

4.- Haz amigos. Sí, como ya hemos dicho, el parque va a ser mucho tiempo tu centro social. Y como “compartir es vivir”, mejor que compartas esta experiencia haciendo amigos en el parque o yendo con amigos (y sus hijos) al parque. Porque así no te pasarás las tardes aburrido o aburrida o, peor, persiguiendo a tus hijos ya autónomos y metiéndote en todo porque no tienes nada mejor que hacer.

¿Qué te parece? ¡Venga, nos vemos en los parques!

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