El valor de tu palabra

Raquel de Diego nos habla en este post de la importancia de las palabras en la educación de nuestros hijos y del poder que estas palabras tienen para crear vínculos, contemplar de una manera determinada el mundo e, incluso, aprender a querer.

¿Cuáles son para ti las palabras en mayúscula de la vida? ¿Qué experiencias tienes de ellas? ¿Cómo se las quieres transmitir a tus hijos?

¿Alguna vez te has parado a pensar en el poder de las palabras para conformar tus creencias, tu modo de ver el mundo y de educar? ¿Te has preguntado qué significado das a las palabras con tus actos y cómo esto ayuda a construir el vínculo con tus hijos? ¿Sabes cuáles son las palabras más importantes para ti? Raquel de Diego, responsable de Concilia Fam, te invita a hacerlo.

Entre todas las cualidades que definen al ser humano como “ser evolucionado” destaca la capacidad de comunicarse a través de la palabra.

La palabra, y sus múltiples dimensiones, puede hacernos destacar entre el reino animal como seres capaces de entrar en sintonía con otras personas.

Pero hay mucho más en esa comunicación. ¿Qué hay detrás de las palabras?

Aún recuerdo la época en la que mi hijo iba a la Escuela Infantil. Primeras experiencias como persona independiente por unas horas, sin la presencia de la familia.

Recuerdo nuestro recorrido. Todo era alegría por el camino. A medida que nos íbamos acercando a la clase, él se iba poniendo más nervioso, callaba. Avanzaba con sus pasitos lentos y pequeños, distrayéndose con todo lo posible a su paso para retrasar el momento de la despedida. Yo siempre me despedía con el mismo mensaje: “¡Pásalo bien! Luego vengo”. Y con una sonrisa teñida de pereza se metía en el aula.

Un día, al recogerle, su profesora me contó una anécdota que le había emocionado. Y es que esa mañana un niño había estado llorando durante todo el tiempo del juego en el patio. Hasta que mi hijo se le acercó, y le dijo eso mismo que yo le repetía: “No llores, tu mamá luego viene”.

Quizás la empatía, o puede que escuchar algo inesperado de otro niño y no de la profe (de quien sí sería lo esperado). El caso es que ese niño dejó de llorar.

Así es la palabra como llave de la confianza. Basta con empatizar con la persona que tienes delante, y abrir el recurso de la palabra que le da sentido a la experiencia que conoce, y desea.

Si, por ejemplo, en la palabra “amor” generamos experiencias positivas, el amor será maravilloso. De lo contrario, el cuerpo se contrae y “amor” supondrá inseguridad, miedo, rechazo…

Así como vamos creciendo, vamos acompañando palabras con valores, con juicios y creencias.

¿Quieres que tus hijos vibren en positivo cuando les hablas de “confianza”? Entonces te propongo dar valor significativo y sincero a las palabras. Ofréceles en vuestra relación experiencias que lo simbolicen como quieres que sea vuestra confianza.

Y aún hay más: ¿cuáles son para ti las palabras en mayúscula de la vida?, ¿qué experiencias tienes de ellas?, ¿cómo se las quieres transmitir?

¡Feliz experiencia!


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Raquel De Diego

Soy Trabajadora Social, Coach especialista en coaching para familias y parejas (www.conciliafam.com), y formadora de educación emocional y procesos de cambio. Con una experiencia de más de 10 años trabajando con familias desde el ámbito de la intervención social y el coaching sistémico, llego al convencimiento de que cada uno de nosotros lleva a, al menos, parte de su familia consigo. Somos parte de nuestros padres y hermanos, tíos, abuelos…Y eso hace que nuestros hijos lleven parte de nosotros con ellos. En la infancia afloran los deseos y sueños que de adultos desarrollaremos.

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