Empezar el día jugando al pilla-pilla

Cada mañana la misma rutina. El punzante saludo del despertador, una ducha rápida y a disfrazarse de abogado. Zapatos, pantalones, camisa y chaqueta planchadas e impolutas. Aspecto formal, impertérrito y serio. Como mi cara, tatuada con las batallas y preocupaciones del día a día.

Luego toca dejar al peque en el campamento de verano. Sus ojos tristes me gritan: “Papá no te vayas”. Como cura a su pena, le propongo jugar al pilla pilla. Hay trato. Sin ni siquiera ampliar la oferta,  Marco, Carlos, Martín y Lisardo también firman el acuerdo. El negocio ha tenido éxito.

Siguiendo el olor de sus risas trato de alcanzarlos. Y mientras corro se me van cayendo el trabajo, los hospitales, la hipoteca… y las vestiduras: el traje de adulto.

Me quedo desnudo, como un niño. Desnudo; sin complejos, ni formalidades. Sin apariencias, ni artificios. Desnudo; sin los “qué dirán”. Como única piel: la curiosidad, la alegría y la vitalidad.

Mientras juego, algún padre me mira con extrañeza, dibujando la distancia, no vaya a ser que esa suerte de bendita locura sea contagiosa.

Y los peques no paran de correr, impidiendo que ningún miedo les dé alcance.

Ya están inmersos en su mundo, ajenos a mi presencia. Quiero decirle adiós a mi hijo, pero es inútil, ni se da cuenta. Toca ir a trabajar, pero antes me tengo que recomponer. Aún jadeo, la edad no perdona. Y me he despeinado. Vaya, la camisa se ha arrugado. Como mi cara; de sonreír, de felicidad.

 

Pablo Romero es abogado, padre y a veces colabora con Gestionando Hijos con magníficos artículos como el de hoy. Si quieres leer más artículos escritos por Pablo o saber más sobre él, no dudes en pasarte por su blog: miabogadodeconfianza.es.

 

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Pablo Romero

Vivir para trabajar o trabajar para vivir. Soy abogado y me apasiona mi profesión. Me encanta por el trato cercano que puedo tener con la gente, ayudándoles en diferentes facetas: civil, penal, laboral o familia. Encontrando soluciones a sus problemas. Y todo esto desde la más absoluta sencillez, huyendo de las falsas apariencias. Pero mi trabajo solo tiene sentido si me permite disfrutar de mi familia. Exprimir cada segundo que paso junto a mi mujer y mis hijos. Porque no hay nada más bonito que ser esposo y padre. Vivir la vida. Trabajar para vivir. Me puedes seguir en mi blog de Facebook “mi abogado de confianza” o en la web www.miabogadodeconfianza.es. No tiene dudas, quiere que sus hijos también tengan papitis.

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