“En la mayoría de los centros el acoso escolar sigue siendo un tema tabú”, Carmen Cabestany.

 

  1. ¿Cuál es el objetivo de realizar una concentración en el Congreso de los Diputados?

Dar visibilidad a un problema muy grave que afecta, aproximadamente, a dos millones de niños: el acoso escolar. Y conseguir que los políticos de este país hagan algo coherente y efectivo para solucionar el problema.

  1. Habéis creado un decálogo muy completo, ¿significa eso que los centros están desprovistos de medios con los que actuar ante casos de acoso escolar? ¿Por qué creéis que hay esa falta de información y formación con respecto a este tema?

Los centros disponen de protocolos de intervención, pero no de herramientas preventivas, que son esenciales. Además, los protocolos de intervención son ineficaces porque casi siempre salen negativos: “no es acoso escolar”, repiten los centros como un mantra. En general, los centros escolares carecen de la información necesaria para actuar correctamente ante un caso de bullying. Eso se debe, principalmente, a que el profesorado no está formado: el acoso escolar no forma parte del currículum de Magisterio ni es un tema que se aborde en la Formación Permanente del Profesorado.

  1. ¿Cuáles son las acciones que se están realizando actualmente por parte del centro cuando se enteran de un caso así? ¿Qué es lo idóneo que deberían hacer?

En algunas ocasiones no se enteran; en otras, dicen no enterarse; en demasiadas, se enteran y no hacen nada porque “son cosas de niños…” o porque “tenemos demasiados alumnos para estar perdiendo el tiempo en averiguaciones…”; en muchas, toman medidas equivocadas y/o insuficientes.

En síntesis, lo que deberían hacer se resume en tres puntos:

  • Blindar a la víctima para que no vuelva a sufrir ni un solo episodio más de violencia.
  • Frenar al acosador y tomar con él las medidas pertinentes.
  • Posicionar a los testigos para que tomen conciencia de que su papel es determinante: o permiten o impiden el maltrato.

Naturalmente, la primera premisa es reconocer el problema y querer abordarlo bien para solucionarlo.

 

  1. El primer punto del decálogo me parece, sin duda, el más importante: “visibilizar el acoso escolar”. ¿Significa eso que todavía sigue siendo un tema tabú en los centros? Por otra parte, los familiares, ¿están concienciados sobre este tema o siguen pensando que son cosas de chiquillos?

Por desgracia, en la mayoría de los colegios sigue siendo un tema tabú. Ni siquiera quieren que se nombre; y mientras no se nombre y no quede recogido en los documentos básicos de un centro escolar -el PEC (Plan Educativo de Centro) y el PAT (Plan de Acción Tutorial)-, es difícil que se aborde en claustros, consejos escolares, tutorías, etc… y, por tanto, es casi imposible erradicarlo. Otras veces, el tema se encubre bajo eufemismos como “problemas de convivencia”, “conflictos”…

En cuanto a los familiares, depende del caso: los hay que no están informados de lo que es y de lo que supone para cualquier menor el acoso escolar; en otros casos, tienen más información y eso les permite actuar mejor y saber que pueden acudir a expertos para pedir ayuda. Urge que los padres reciban charlas informativas para enseñarles a detectar y actuar, en caso de que sus hijos sufran bullying.

  1. ¿Cuáles son las creencias erróneas que tienen los centros y las familias con respecto al acoso escolar?

En mi opinión, las familias van siendo cada vez más conscientes del problema y van actuando cada vez mejor. Sin embargo, en el caso de los centros escolares, todavía queda mucho por hacer. El error principal, común a ambos, es pensar que es un tema menor, ”cosas de niños”… Una creencia errónea en los centros, que causa un gran daño, es que el acoso escolar no existe o no supone, para el menor, ni sufrimiento excesivo ni secuelas importantes.

  1. ¿Qué papel tienen los padres dentro de todo este proceso de prevención y actuación contra el acoso?

Los padres tienen un papel fundamental porque son los máximos referentes para sus hijos y porque, como tutores legales que son, tienen el deber de protegerlos. Su comprensión y protección en estos casos es básica.

Es curioso que, cuando los menores reciben maltrato en sus casas, les puede ser retirada la custodia a los padres y, además, éstos pueden tener otras consecuencias legales. Pero… ¿qué pasa cuando el menor es maltratado en la escuela? ¿Quién se ocupa de que le sea “retirada la custodia” al centro y de que su inacción tenga consecuencias? Recordemos que los centros escolares tienen Responsabilidad Civil pues es a los centros docentes durante las horas lectivas a quienes corresponde vigilar a los menores para evitar cualesquiera actos lesivos para la víctima (LORPM, Ley Orgánica 5/2000, de 12 de enero). Y tienen también Responsabilidad Penal (artº 19 del C.P.)

 

  1. ¿Qué actitud y actuaciones deben tomar unos padres que se enteran de que su hijo es la persona que ha realizado acoso?

Si son unos padres conscientes que de verdad quieren lo mejor para su hijo, lo primero que han de hacer es no negar la realidad, porque si la niegan no le van a poder ayudar; por el contrario, le pueden hacer mucho daño. En efecto, un niño maltratador que no tiene consecuencias por sus actos puede ir repitiendo su conducta hasta convertirse en un adulto maltratador. Es imprescindible que su comportamiento tenga consecuencias y sea corregido. Hay que poner límites y no permitir que reincida. En estos casos, las prácticas restaurativas suelen ser muy efectivas.

En la mayoría de las ocasiones, el problema es que, cuando el colegio llama a la familia para informar sobre la conducta de su hijo, frecuentemente recibe como respuesta: “Mi hijo no ha hecho eso. ¿Dónde está la prueba?” Probablemente, lo que subyace es la no aceptación de la posibilidad de haber hecho algo mal como padres, de haber fallado en la educación de su vástago”

 

  1. ¿Cómo conseguir que los centros o familiares detecten a tiempo un caso de acoso escolar?

Con la regla de las 4 C (la última es específicamente para los profesores):

  • Cambios: Ahora pasan cosas que antes no pasaban: Bajada de notas, cambio en los ritmos del sueño (dificultad para dormir, insomnio) o de la comida (a veces caen en anorexia o bulimia) , pérdida o deterioro frecuente del material escolar, cambio de itinerario para ir al colegio, desinterés por salir o relacionarse, pérdida o cambio de amigos, señales en el cuerpo (moratones, arañazos…) o en la ropa (descosidos, falta de botones, extravío de prendas…), irritabilidad o mal humor en casa (protesta, no hay quien lo aguante…), llanto aparentemente injustificado…

 

  • Campanas: “Hacer campanas” es “hacer pellas”, “hacer novillos”, no querer ir al colegio; es decir, absentismo. El menor acosado presenta el síndrome del “domingo por la tarde” (dolor de cabeza o de estómago, náuseas…), que no es otra cosa que la somatización de la angustia y del miedo. La intensidad de estos síntomas suele ser proporcional a la intensidad y a la duración del maltrato; y se convierte en claro indicador de la gravedad del acoso escolar que está sufriendo.

 

  • Cuerpo: El cuerpo no miente. El niño se encoge, mira al suelo, quiere pasar desapercibido, se asusta fácilmente ante cualquier gesto, pierde la alegría y el brillo en los ojos… Puede presentar también autolesiones (cortes en piernas y brazos, que intentan ocultar con mangas largas).

 

  • Costumbres: Si llega el último a clase o sale el primero es para no coincidir con sus agresores. Si pide ir al lavabo fuera de la hora de patio es porque no ha querido coincidir con ellos en ese lugar donde los encierran, los mojan, les bajan los pantalones… Si no quiere salir a la pizarra es porque se siente vulnerable ante ellos (se mofan por su forma de expresarse, por la ropa que lleva…). Si se acerca frecuentemente al profesor, con cualquier excusa, es porque busca su protección. Entender el lenguaje escénico nos da pistas importantes para saber qué está sucediendo.

 

  1. ¿Cómo hay que trabajar con el grupo/aula cuando se ha detectado un caso así?

Lo mejor es no esperar a que se haya producido un caso de acoso. Hay que prevenir. ¿Cómo? Implementando un programa de prevención en el que todos los alumnos sean protagonistas. Para nosotros, una gran herramienta es el Programa TEI (Tutoría entre iguales).

Si ya se ha producido, hay que trabajar en varias direcciones:

– Ayudando, protegiendo y rehabilitando a la víctima

– Abordando la conducta del agresor para que no reincida. Pero es muy importante saber que ese abordaje no debe ser sólo punitivo porque, muchas veces, detrás de un agresor hay una víctima que requiere un trato y/o un tratamiento adecuado.

-Informando al grupo/clase sobre lo que supone el acoso escolar, haciendo actividades que fomenten la cohesión, la empatía, el compromiso, el paso del “yo” o el “tú” al “nosotros”

-Trabajando con seriedad la educación emocional en cada ocasión que así lo requiera.

 

  1. ¿Qué mensaje esperanzador le enviarías a la sociedad con respecto al acoso escolar?

Que el bullying tiene solución, pero es cosa de todos. Y no me refiero solamente a la comunidad educativa sino a todos los sectores sociales. Todos podemos y debemos hacer algo; y debemos ser conscientes de nuestra posición: o somos parte del problema o parte de la solución.

Desde NACE (No al acoso escolar), además, proponemos la implementación del “Decálogo contra el acoso escolar”, diez medidas muy pensadas para erradicar esta lacra.

 

  1. ¿Qué nociones básicas debe tener un profesor para ser capaz de enfrentarse a estas desagradables situaciones?

Como primera premisa, no debería ejercer como docente quien no tenga auténtica vocación y capacidad, no sólo en el campo intelectual o formativo sino también, y sobre todo, en el emocional. Por eso hay que revisar el sistema de acceso del profesorado a los centros educativos.

Dicho esto, es indispensable que en Magisterio se contemple el acoso escolar como un tema importante del currículum de los futuros maestros. Y también que se aborde en los cursos que se ofrecen al profesorado como Formación Permanente.

Pero no podemos quedarnos sólo en los profesores. Orientadores, directores, inspectores… y todos los servicios de apoyo a los centros educativos deben tener una formación adecuada para estar en situación de abordar debidamente los casos de acoso que se les presenten.

Y más aún. Los pediatras, psicólogos, psiquiatras… Los jueces y fiscales… Los periodistas que tengan que tratar el tema en los medios… Los policías…

TODOS PODEMOS Y DEBEMOS HACER ALGO PARA EVITAR EL SUFRIMIENTO DE UN MENOR.

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María Dotor

Tener solo unas líneas para presentarse no es fácil. Espero hacerlo bien 😉 Soy periodista y amante de la educación. Una de mis frases favoritas es: “La educación no cambia el mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo” de Paulo Freire. Por eso creo que es tan importante tomárnoslo en serio. Por eso, y porque educar es el más apasionante e importante de los viajes. ¿No crees?

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