En la vida habrá momentos en los que las cosas no saldrán como nuestros hijos/as esperan que salgan y sentirán frustración. Y nosotros lo sabemos bien. Además, en los últimos meses tanto ellos como nosotros nos hemos sentido frustrados muchas veces al no poder salir de casa, no poder estar cerca de nuestros seres queridos y darles un abrazo, al sentirnos atrapados…
Con la nueva normalidad, también se avecinan cambios en nuestras vidas y modos de socializar que puede que conlleven también nuevos modos de sentirnos frustrados: las colas infinitas son un ejemplo de ello. Aun así, como hemos dicho, será amplio el abanico de temas y situaciones en las que nuestros hijos e hijas puedan sentirse frustrados, y lo mejor que podemos hacer es darles las herramientas necesarias para que puedan convivir con esta emoción e, incluso, sacarle provecho.
9 claves para ayudar a nuestros hijos a gestionar la frustración
El profesor, escritor y conferenciante Óscar González nos recomendaba en otro artículo 9 puntos a tener en cuenta para ayudar a nuestros hijos a gestionar la frustración:
1. El niño/a debe aprender que «NO» es una palabra más y que la va a escuchar muchas veces en su vida (por parte de muchas personas).
2. Debemos hacerle ver que todo es pasajero y que hay que tener paciencia poniendo el foco en el esfuerzo para superar cualquier obstáculo. Debemos enseñarle a aceptar los problemas como retos.
3. Debe aprender que no siempre se gana, no siempre puede ser el primero. Reforcemos su autoestima (ha de ser equilibrada).
4. Han de aprender que deben alejarse del victimismo y no recrearse en los problemas.
5. Debemos transmitirle que, a pesar de no ganar y no ser el primero, su esfuerzo le ayudará a crecer y mejorar. Ha de aprender a convivir con algunos fracasos ya que esto les permitirá aprender de la experiencia.
6. Debemos fomentar el sentido del humor y optimismo (como medio para relativizar los problemas). Eduquemos con nuestro ejemplo.
7. Es muy importante que aprenda a expresar sus emociones (todas son importantes).
8. Debe aprender que los demás no estamos ahí para «resolverle los problemas» que le presenta la vida pero es importante que aprenda a saber pedir ayuda cuando lo necesite.
9. Es importante que aprenda a «aplazar la recompensa». No puede obtener siempre una gratificación inmediata. Puedes leer un artículo sobre esto aquí.
La educación emocional como herramienta clave
Como siempre, la educación emocional es un aspecto fundamental que tenemos que desarrollar en nuestros hijos e hijas para enseñar a gestionar, de la mejor manera posible, todas las emociones que experimenten a lo largo de su vida. Es muy importante que, para empezar, legitimemos la emoción de nuestro hijo/a, en este caso la frustración, y empaticemos con lo que está sintiendo.
Respecto a esto, la psicóloga y autora de cuentos infantiles, Begoña Ibarrola, apunta que “no parece buena idea negar esas emociones, por lo que debemos tratar de acompañarlas desde la calma”. En este sentido, también es importante que tengamos en cuenta que en pleno estallido, será difícil razonar con nuestros hijos y que nos escuchen. Por eso, es fundamental que esperemos a que se calmen, les tratemos con empatía y, cuando hayan conseguido relajarse un poco, ya podremos ponernos a hablar.
Una vez ya sabemos que todas las emociones son legítimas y hemos ayudado a nuestro hijo/a a encontrar la calma, debemos ayudarles a que expresen cómo se sienten, a que verbalicen e intenten encontrar la razón que les ha hecho perder los nervios.
Y, por último, pero no menos importante, debemos enfocarnos en las soluciones, plantear a nuestro hijo: “Vale, ha pasado esto y te sientes así, ¿y qué opciones tienes ahora?”. Como señalaba Noelia López-Cheda en un artículo de nuestro blog: “Cuando nos anclamos y revivimos una y otra vez aquellas situaciones que no podemos cambiar, es inevitable sentirnos frustrados y por lo tanto, habría que aprender a tolerarlo. Sin embargo si vivimos la situación mirando qué opciones tenemos, qué es lo que YO puedo hacer, esa sensación desaparecerá”.