Silvia Álava: “Ser resiliente no significa que no sientas emociones negativas, sino que has aprendido a manejar mejor dichas emociones”

Silvia Álava es psicóloga sanitaria, especializada en psicología educativa, y dirige el Área Infantil en el Centro de Psicología Álava Reyes. También ha escrito libros como “Queremos hijos felices” o “Queremos que crezcan felices”. Hemos hablado con ella para preguntarle qué podemos hacer para educar a nuestros hijos para que sean personas resilientes, cómo evitar la sobreprotección durante el confinamiento o cómo podemos impedir, en la medida de lo posible, que esta situación afecte de forma negativa a nuestros hijos.

Cuando todo esto acabe vamos a tener que hacer un esfuerzo por recuperarnos y volver a la normalidad, levantarnos otra vez y ayudar a nuestros hijos también. Esto se relaciona mucho con el concepto de resiliencia; ¿se puede educar en la resiliencia?  

El término resiliencia procede de la física de los materiales: es la capacidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido. Cuando nos referimos a los humanos, la resiliencia es la capacidad de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado de situación adverso.

No hablamos de resiliencia como una capacidad estática, sino como “procesos resilientes” que abarcan múltiples factores que se pueden entrenar, y que se puede enseñar a los hijos. Se trata de fomentar lo que se llama resiliencia proactiva. Para ello:

  • Evita ser sobreprotector con tus hijos. Los niños cuyos padres tienen un estilo educativo sobreprotector, además de desarrollar menos capacidades emocionales, generan menos procesos de resiliencia. Dárselo todo hecho, o evitar que se tengan que esforzar para conseguir sus objetivos, es un impedimento para el desarrollo de la resiliencia.
  • No busques culpables. La actitud de víctima es justo la contraria a la de ser resiliente. Se trata de ver qué es lo que cada uno de nosotros puede hacer para solventar o mejorar la situación. Se trata de poner el foco en nosotros, no en los demás.
  • Trabaja la responsabilidad. Que cada hijo sea autónomo y responsable de sus cosas ayudará a que sea más resiliente.
  • Enséñales a poner el foco en lo positivo de cada situación; por ejemplo, los buenos momentos que estamos viviendo juntos, estar más tiempo con papá y mamá…
  • Promueve su autoestima, que se sientan seguros y capaces de resolver las situaciones. No dejes de reconocer sus logros, pero, sobre todo, enséñales a que ellos mismos sean capaces de reconocerlos.
  • Trabaja la perseverancia. Es una de las fortalezas del carácter más relacionadas con la motivación de logro y una clave fundamental para conseguir los objetivos.
  • Sé realista y no te equivoques: las personas resilientes también sufren. Emociones como la tristeza, el enfado, la frustración… surgen de forma natural en situaciones como las que estamos viviendo en estos momentos y en los eventos traumáticos. Ser resiliente no significa que no sientas emociones negativas, sino que has aprendido a manejar mejor dichas emociones.

Un tema que nos preocupa mucho en estos momentos es cómo superar la muerte de un familiar o un ser querido, sobre todo teniendo en cuenta la imposibilidad de estar cerca y despedirnos en los últimos momentos de su vida. ¿Qué podemos hacer para llevar esto de la mejor manera posible y a la vez ayudar a nuestros hijos a gestionarlo?

Durante la crisis del coronavirus muchas personas están perdiendo seres queridos, familiares y amigos, con el agravante de no poder acompañarlos en su enfermedad, ni haber podido despedirse de ellos. Estas circunstancias dificultan el duelo y también afectan a los niños. Es importante que tengamos en cuenta también a los niños en esta situación, para que puedan participar en el duelo. Os recomendamos observar las siguientes recomendaciones:

Los niños se dan cuenta de que algo ocurre. No les mientas y dales la noticia lo antes posible. Para ello, debes transmitirles el mensaje adecuado a su edad. Explícales que el familiar ha muerto y que no podemos ir al entierro, ni al funeral, porque con la cuarentena no se puede salir de casa, dado que además de existir la posibilidad de infectarnos, se podrían infectar también el resto de los familiares. Que entiendan que el abuelo o la abuela o los tíos, también se podrían poner malitos… No es momento de ocultarles la realidad.

  • Deja espacio para que ellos asimilen la noticia. Puede que en ese momento no lo entiendan o no sean capaces de asimilarlo. Pero en algún momento preguntarán y debes estar preparado para responder a sus preguntas.
  • Explícales que, en esta situación, por el Covid-19, no podemos ir a ver al familiar al hospital cuando está malito, ni tampoco, en caso de fallecimiento, ir al funeral, ni al entierro.
  • Cuando son pequeños necesitan buscar un culpable porque no entienden por qué no han podido ir a verlo. Alguien que “haga de malo” o una autoridad superior. Se les puede explicar que no podemos ir a despedirnos porque está prohibido, que no es por nuestra propia decisión.
  • Utiliza el contacto físico (siempre y cuando no estés infectado o con síntomas de Covid-19), y dales la mano según se lo explicas, o acarícialos. Un abrazo en estos momentos puede decir más que mil palabras.
  • Favorece que puedan despedirse, mediante una carta o un dibujo.
  • Fabrica una caja de los recuerdos, donde podamos guardar algún objeto de nuestro familiar, fotografías…, que permita que los niños puedan acceder a ello siempre que quieran.

Estando todo el día con nuestros hijos e hijas y habiéndoles privado de la independencia de la que gozaban anteriormente, ¿cómo podemos evitar caer en la sobreprotección? Sobre todo, teniendo en cuenta que estamos viviendo una situación en la que nos preocupan mucho las consecuencias que se puedan derivar…

La situación de confinamiento es un momento clave para trabajar la autonomía y la responsabilidad de los niños, que, además, es justo lo contrario de la sobreprotección.

  • Se trata de trabajar la idea del equipo. En casa vivimos varias personas y todos somos miembros de una familia que funciona como un equipo, y por tanto, habrá que resolver las cosas en equipo. Eso significa: fuera los conceptos de “hay que ayudar a mamá”. No, todos vivimos en esta casa, las cosas se hacen entre todos y vamos a distribuir las tareas en función de la edad y de las posibilidades de cada miembro de la familia.
  • Además, durante el confinamiento tenemos tiempo; es el momento ideal para que los niños se hagan mucho más autónomos. Que hagan ellos sus cosas, aunque tarden más que los adultos.
  • Educa en responsabilidad. Que cada miembro de la familia se haga responsable de sus cosas. En el caso de los niños, de sus deberes, de hacer las tareas escolares, del estudio… Es un momento fantástico para que puedan hacerlo. Se trata de darles más libertad y más espacio para que sean ellos quienes actúen y asuman las consecuencias de hacerlo.
  • Se trata de educar para conseguir que nuestros hijos sean más seguros, más autónomos, más responsables, que entiendan la situación que estamos viviendo, tanto su complejidad como los peligros que conlleva, sin pretender asustarlos o meterles miedo.
  • Fomentar la higiene y el cuidado, para evitar posibles futuros contagios. Los niños asustados no tienen recursos para afrontar las situaciones peligrosas. Los niños informados y educados en responsabilidad, sí.

Hablando de consecuencias, ¿cuáles son los efectos adversos que podemos tener, tanto nosotros como nuestros hijos, tras pasar por una situación como la actual? ¿Podemos hacer algo para intentar evitarlos?

Nunca habíamos vivido una situación como la actual, así que a fecha de hoy no existe evidencia científica de cómo puede afectar a los niños esta situación. Sin embargo, podemos llevar a cabo las siguientes acciones para evitar, en la medida de lo posible, los efectos negativos del confinamiento.

Cinco acciones que nos pueden ayudar a evitar las consecuencias negativas del confinamiento:

  1. Explica bien a tu hijo lo que está ocurriendo. Los niños son muy buenos detectado que algo ocurre y captan mucha información. Sin embargo, no tienen la experiencia necesaria para interpretar la realidad. Necesitan que sus progenitores decodifiquen el mensaje. Es decir, que se lo expliquen en unos términos adecuados a su edad y a su propio desarrollo.
  2. Requieren que sus necesidades tanto fisiológicas como emocionales estén cubiertas. No pongamos sólo el foco en que estén hechos los deberes; debemos dejar un espacio para que puedan expresar sus emociones, para que exterioricen cómo se sienten en esta situación.
  3. Valida sus emociones, es normal tener miedo, y los padres deben saber cómo gestionarlo. No tenemos que quitarle importancia, pero sí tranquilizarlos y proporcionarles seguridad.
  4. Mantén horarios y rutinas, eso les hará sentirse seguros.
  5. Cuida cómo estás tú. Los niños necesitan que sus padres muestren seguridad y que manejen la situación desde la calma y la serenidad.
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Marina Borràs

Cuando era pequeña me sentaba a diez centímetros de la televisión para ver las noticias todas las mañanas antes de ir al cole. Cuando crecí un poco, se dieron cuenta de que la razón por la que me acercaba tanto al televisor era porque necesitaba gafas, aunque yo prefiero pensar que por aquel entonces ya había encontrado mi pasión: de mayor quería ser periodista. Y así fue. Estudié periodismo y comunicación política, y sigo formándome en los temas que me apasionan: educación, igualdad de género y nuevas tecnologías.

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