Carta a una madre
Querida mamá.
Sé que todavía no sé escribir muy bien, pero quiero decirte a mi manera algo que siento aquí dentro, como una molestia en el estómago, casi como aquel día que me sentaron tan mal las verduras y me puse tan malita.
Todos los días me dices un montón de cosas que no tengo que hacer de cierta manera: “Ya te he dicho que así no se hace la cama”, “no dejes ahí la mochila”, “no agarres así el boli”, “no te subas ahí que te caes”…, y un montón de cosas más. Y en el fondo sé que me las dices para enseñarme cómo se hacen, solo por mi bien, pero en realidad, lo único que oigo es que hago un montón de cosas mal. Solo oigo que no haga las cosas como las hago.
Pero yo te pido mamá que, aunque no haga un montón de cosas bien, o de la manera que tú quieres que las haga, tengas en cuenta que soy una niña de 7 años y que las hago lo mejor que sé. A veces te oigo hablar cuando vienes enfadada del trabajo porque tu jefe te habla mal porque no has hecho algo como él quería, y dices que como lo haces tú está mejor hecho. Por favor mamá, no me hagas tú lo mismo, porque con todo esto que te cuento, después de estos 7 primeros años de mi vida, lo único que pienso es que no valgo nada y que todo lo hago mal. Además, de esta forma, cuando ahora tengo que proponer algo en el cole, o a mis amigos, tengo miedo de que también esté mal hecho, o de que lo que digo no valga para nada, o que no les guste.
Por favor mamá, a partir de ahora, mejor dime cómo debo de hacer las cosas en lugar de cómo no debo hacerlas. Y ya que sabes cuántos años tengo, lo que sé hacer y lo que no, y que casi todo lo que sé me lo has enseñado tú, reconoce lo que ya hago bien, aunque pueda mejorarlo, y dime cómo hacerlo mejor, pero con cariño. Porque necesito saber cada día y cada momento que me quieres. Que me quieres siempre, no solo cuando hago algo como a ti te gusta.
Aunque tú no lo sepas, yo quiero ser la mejor versión de mí misma, no la mejor versión de ti misma.
Te quiero mucho, mamá.
Tu hija Carla.