Todo lo que aprendemos llega a nuestro cerebro a través de los sentidos y es procesado, almacenado y activado a través de una serie de eventos eléctricos y químicos. Hay áreas funcionales que protegen al cerebro de la sobrecarga de información focalizando la atención en la información sensorial critica para la supervivencia.
De acuerdo a cómo responda el ser humano a la información sensorial demostrará qué tipo de atención genera esa información. Los educadores deben utilizar estrategias compatibles con el cerebro como, por ejemplo: la novedad, la sorpresa, predicción, anticipación positiva, intereses individuales, etc.
Los registros de los estímulos sensoriales van a estar determinado de acuerdo a la influencia emocional que produzca la información
Para que una información se convierta en conocimiento tiene que cumplir con 3 elementos principales:
1. Sistema activador reticular ascendente: permite que la información llame la atención y entre en cerebro racional
2.amígdala cerebral: que es quien se encarga del procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales
3.dopamina: neurotransmisor que produce sensaciones placenteras.
Llega la información, produce un estímulo sensorial que activa el SARA (sistema de activación de la atención) que genera una emoción para ser reconocido y codificado en áreas y almacenado en la memoria a largo plazo
El objetivo de una enseñanza exitosa es controlar el fluido de la información que pasa a través del sistema de activación de la atención para que le información más útil se pueda convertir en conocimiento
El cerebro de los mapadres en la escolarización
El hecho de que un hijo comience una nueva etapa de su vida, significa que también comienza una nueva etapa en la vida de los padres. Estas situaciones suelen estar colmadas de sentimientos y emociones encontrados: algunos agradables y otros no tanto. Es frecuente que aparezcan sentimientos ambivalentes. “¿Y si me extraña?” “¿Cómo lo van a entender si no sabe hablar?”, “¿Lo van a cuidar bien?”, “¿Qué van a hacer si se pelea con los nenes?”, “¿Lo van a retar?”, “¿Y si la maestra es muy exigente?”, “¿Lo van a dejar ir solo al baño?”, “¿Y si se lastima?” Los padres deben poner toda su atención en vivir esta nueva etapa como un crecimiento, una situación positiva que llenará de aprendizajes a toda la familia. Quizás, también se trata de afrontar el crecimiento del niño y aceptar que ya el adulto no es “tan imprescindible”.
Los niños, aunque aún sean pequeños, ya están formando su personalidad con mucha información que recibieron de sus cuidadores: valores, pautas culturales, hábitos de higiene, etc. Es por esto que ellos quieren responder a las expectativas de los adultos, por lo tanto, este proceso se facilita cuando los adultos lo enfrentan de manera positiva y controlan adecuadamente sus propias emociones. No se debe olvidar que el cerebro humano cuenta con un sistema de copia o imitación es el responsable, entre otras cuestiones, del contagio emocional. Es decir padres ansiosos contagiaran ansiedad, mientras que padres entusiastas, entusiasmo en sus hijos.
El adulto y la seguridad que le despiertan los profesionales de la educación. Si los padres no tienen confianza en la institución educativa y en los maestros, quienes son los que se van a responsabilizar por la educación y el cuidado de sus hijos, se enciende una luz de alarma. Los adultos deben sentirse tranquilos, los agentes educativos de la institución que han elegido son personas experimentadas y, seguramente, les darán más que una mano cuando sea necesario.
Por eso hemos de:
- Explicar al niño que irá a un colegio. Es recomendable que lo vea antes del comienzo de curso y se familiarice con el lugar. Le ayudará a tranquilizarse.
- Las despedidas deben de ser cortas para no alargar el momento de angustia de separación con los padres. El adulto debe mostrarse tranquilo y seguro e informar al niño que luego volverá a por él.
- Cuando el adulto recoge al niño de la institución educativa, debe dedicarle toda su atención y brindarle mimos y abrazos. No mostrar en ningún momento sensación de culpa o abandono porque puede influir negativamente en el proceso de adaptación.
- Prestar atención pero no dramatizar. Es normal que algunos niños manipulen al adulto durante la adaptación diciendo que los compañeros le pegan o intentando ponerlo en contra del profesor para buscar la atención.
- Mantener rutinas saludables y horarios adecuados de sueño para mantenerlos atentos y seguros en su aprendizaje.
- El adulto debe proponerse que el niño duerma al menos 8 horas. Prepar un desayuno saludable para que su sistema nervioso tenga la energía necesaria para afrontar el día emocional e intelectualmente y, consecuentemente, rinda mejor. Es importante considerar los lácteos, frutas y cereales en cantidades adecuadas, percatandose de no sobre- alimentarlos.
- Anotar el horario de clases, los nombres de sus profesores y/o de los conductores del transporte escolar y cualquier otro dato que se estime necesario para tener a mano, reduciendo así el estrés de tener la mente preocupada.
- Fomentar al niño a organizar y preparar cada noche lo que va a necesitar al día siguiente, tanto la mochila como la ropa que se necesitará.
- Llevar al niño a control médico para chequear su vista, desarrollo óseo, talla, peso, etc. No olvidar, también visitar al dentista.
- Finalmente, recordar que cada inicio es una oportunidad. Una chance de hacer nuevas amistades, de aprender, de crecer… Todas ellas harán crecer en múltiples aspectos a toda la familia.